Capítulo 4

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"Entonces podemos decir que la vida mejora con el tiempo." 

Camila sonrió al escuchar aquellas palabras por parte de su colega y amiga, Ariana, quien de forma cariñosa le acariciaba la mano por encima de la mesa de la cafetería donde se encontraban tomando un refrigerio en medio de un descanso de su jornada de consultas. 

"Sí. No puedo estar más feliz. Mi vida es perfecta Ari, mis hijos son perfectos." Dijo la castaña haciendo una pausa con sus ojos brillando de emoción y sonrió todavía más al pensar en su esposa, al tiempo que se relajaba en la silla, casi derritiéndose por completo cuando dibujó la imagen de Lauren en su mente. "Lauren es perfecta." Ariana le devolvió el gesto mientras separaba su mano de la de la ginecóloga para poder darle un trago a su jugo de manzana. "Ella fue quien me despertó, quien inspiró todos y cada uno de mis pasos para poder llegar hasta aquí." 

"Mila" La llamó Ariana dedicándole una mirada llena de cariño pero a la vez de seriedad "Todo lo que has logrado, es por ti. Tú lo has conseguido, lo hiciste en su ausencia. No te quites el mérito y se lo des todo a ella." 

"Lo que pasa es que tú no me conociste antes Ariana." Le respondió Camila todavía sonriendo. Ahora si podía hacerlo, podía echar un vistazo al pasado sin sentir dolor porque ya lo había superado, estaba mucho más allá de el. "Yo era un verdadero desastre antes de conocer a Lauren, era una persona de la que definitivamente no estoy orgullosa, pero ella me cambió... Sólo por creer en mí." 

"Bueno, yo creo en ti ahora. Estoy muy orgullosa de ti, wifey. ¡Mira lo que has logrado con el hospital! Es asombroso." 

"Gracias Ari, lo sé. Es increíble ¿No?" Habló con emoción dando una mirada a su alrededor, enfocando su visión en el ventanal de la cafetería, desde donde podía observar las grandes construcciones que formaban el Hospital Angels. "Gracias por apoyarme en todo esto, tú eres parte de este hospital, tú y cada uno de los que trabajan aquí, hacen un equipo extraordinario." 

"Hacemos." Corrigió Ariana y levantó su envase de jugo para chocarlo con el de Camila como si se tratara de un brindis.

Ambas continuaron comiendo mientras platicaban de una y mil cosas, al menos fue así hasta que tuvieron que volver a sus respectivas labores. No siempre coincidían para almorzar, pero si se miraban en los pasillos de vez en cuando, se saludaban y charlaban un poco. Por lo tanto, a Camila le había parecido muy bueno haber podido tener aquel almuerzo con su colega. 

Además, le había ayudado a sentirse todavía más segura de lo que quería hacer. 

Últimamente su mente no había dejado de traerle recuerdos del pasado, y ese remolino de memorias terminaba llevándola siempre a la misma conclusión. Era feliz. 

Cualquier cosa que hubiera pasado ya había quedado atrás, ya nada de entonces podía hacerle daño. Tenía una familia maravillosa, una casa hermosa, un trabajo que disfrutaba por completo. Pero había algo más... Un deseo de su corazón que ahora sentía que ya era momento de cumplir. 

"¿Hablarás con Laurenzo esta noche?"  

Camila rió bajito cuando leyó el mensaje de Dinah mientras esperaba a que su siguiente paciente entrara al consultorio.

"Esta tarde." corrigió y luego envió un mensaje más. "Me avisó que hoy llegará temprano a casa. Incluso va a pasar por los niños a la escuela, en lugar de dejar que regresen en el autobús."

"Vaya, eso es bueno. Significa que tendrás mucho tiempo para hablar con ella, incluso pueden deshacerse de los niños y 'celebrar' juntas." Camila pudo imaginar perfectamente el movimiento de las cejas de su amiga.

Believe Me - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora