Capítulo 11

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Lauren jamás iba a poder arrancarse de la mente el llanto desgarrador de Camila cuando le informó acerca de la muerte de su bebé.

Había sido tan fuerte, tan devastador que a la castaña casi le da un ataque y tuvieron que sedarla para que se calmara, todo esto mientras Lauren observaba sin saber qué hacer, desesperada por aliviar el dolor de su amada Camila, y el suyo propio, pero sabía que eso sería imposible. Nada puede mitigar el sufrimiento de una pérdida como esa.

La ingeniera deseaba poder viajar en el tiempo sólo lo suficiente para evitar que aquello pasara, para no discutir con su esposa, para hacerla sentir segura y amada en lugar de haberle gritado y maltratado como lo hizo. Lauren se odiaba a si misma por aquello.

Ahora, días después de la pérdida, se encontraban ellas dos a solas en su casa. Los niños habían quedado a cargo de su abuelo en la mansión Cabello, pues Lauren consideró que no era adecuado para ellos ver como sus dos madres estaban hechas trizas por el dolor. No obstante, sabía que no podía ser así para siempre y que en algún momento tenían que regresar, ser la familia que habían sido juntos durante tantos preciosos años. Al menos eso esperaba la ojiverde, pero tomando en cuenta que su mujer apenas y había cruzado palabra con ella -o con cualquier otra persona- la única verdad era que el futuro era muy incierto para aquel matrimonio.

Camila se encontraba hecha un ovillo en su habitación, trataba de conciliar el sueño pero no lo conseguía. Era difícil sin Lauren a su lado, esta última sólo se quedaba con ella hasta que se quedaba dormida pero luego de eso se marchaba de la habitación y no regresaba hasta temprano por la mañana a llevarle algo para desayunar. Ella creía que Camila no se daba cuenta de eso, pero a la castaña le resultaba evidente su ausencia, pues para ella el calor que emanaba su cuerpo era algo necesario para sentirse segura.

Conocía a su esposa y sabía por qué esta se estaba comportando de esa manera. La culpa debía estar comiéndosela por dentro, pero aun así la necesitaba y no se sentía capaz de hacérselo saber, no se sentía capaz todavía de abordar el tema de su bebé, ni con ella ni con nadie.

No había entablado conversación alguna con su padre, ni con su tía, su prima o sus amigas. Incluso había rechazado hablar con Lauren, lo cual sumaba un peso más al hoyo de culpabilidad en el que la ojiverde estaba atrapada. Pero Camila no podía hacer nada por ella, no cuando ella misma estaba lidiando por su cuenta con su dolor y su pérdida.

Sentir su vientre vacío era lo peor que había vivido jamás y aunque sabía que Lauren estaba sufriendo igual que ella puesto que el bebé era su hijo también, Camila no estaba segura de que pudiera entender la manera en la que ella se sentía lo cual provocaba que su comunicación fuera aún más difícil de reparar.

"Camz..." Escuchó a Lauren decir con suavidad desde el marco de la puerta de su habitación, probablemente para evitar despertar a su esposa en caso de que estuviera durmiendo. Camila se secó las lágrimas que habían humedecido sus mejillas y luego se giró lentamente sobre la cama para poder darle la cara a Lauren. "¿Te desperté?" Preguntó la ojiverde en el mismo tono. Camila negó suavemente con la cabeza pero siguió guardando silencio. "Te preparé fusilli" Informó la ojiverde y por primera vez la castaña reparó en el plato que se encontraba ente las manos de Lauren. "¿Tienes hambre?"

"No." Contestó y volvió a encogerse en las sábanas abrazándose a sí misma, aunque esta vez no le dio la espalda a Lauren.

"Bien, voy a dejarlo aquí de todas formas" Agregó esbozando una diminuta sonrisa apenas perceptible en sus labios, mientras colocaba la comida sobre un mueble a lado de la cama y lo cubría con una tapadera. "Si cuando te dé hambre está frío sólo háblame y lo calentaré para ti. ¿De acuerdo?" Camila se limitó a asentir y la sonrisa de Lauren terminó por desvanecerse dejando ver lo destruida que estaba por dentro.

Believe Me - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora