Capítulo 23

8.3K 527 276
                                    


"No. Camila... No se si debería decirte esto pero, Lauren no viene a sus sesiones desde hace meses."

Lo dicho por la doctora Williams le cayó a Camila como un balde de agua fría.

"¿Cómo?" Fue lo único que pudo articular la castaña. Estaba demasiado conmocionada con la nueva información.

"¿Ella no te lo dijo?" Preguntó la rubia con el ceño fruncido. Camila se quedó en silencio, los labios entre abiertos, la lengua seca, su cerebro tratando de procesar la confesión. "Hagamos una cosa Camila..." Empezó a decir la psicóloga con tranquilidad al ver el estado de shock en el que se encontraba la castaña. "Siéntate aquí, mientras termino la sesión con mi paciente y luego vamos por un café y platicamos. ¿Está bien?" Habló mientras la guiaba a un sillón dentro de la sala de espera.

Camila no dijo nada, sólo se pasó la mano por el cabello para luego comenzar a rascarse las muñecas. Los recuerdos de todas las actitudes sospechosas de Lauren volviendo a aparecer una y otra vez en su mente.

Lizzy tomó el silencio y la mirada perdida de Camila como un sí y posteriormente se dirigió a su consultario para finalizar la sesión que estaba teniendo con su último oaciente del día.

Quince minutos después, estaba yendo en dirección a la sala de espera una vez más, rogando en silencio que Camila no se hubiera marchado. Se alegró al constatar que la castaña seguía ahí, sentafa en el mismo sitio y casi en la misma posición.

"Camila" La llamó con suavidad, tratando de no sacarla de forma demasiado repentina de sus pensamientos.

Cuando la ginecóloga levantó la vista, Elizabeth pudo detallar perfectamente las lágrimas estancadas en sus ojos y su corazón se estrujo. En todos los años de conocer a Camila le había tomado aprecio y sabiendo lo mucho que la pobre mujer había sufrido, le parecía horrible verla llorar otra vez.

Lizzy le ofreció su mano a Camila y luego caminaron hacia la salida del edificio. Anduvieron un par de minutos por la calle hasta llegar a una cafetería. Tomaron asiento en la primera mesa vacía que encontraron y un mesero se acercó rápidamente a tomar su orden.

"Un café americano para mí, y para ella una taza de chocolate." Dijo la psicóloga.

"Yo no quiero nada." Habló Camila por primera vez. Lizzy le dedicó una sonrisa amable, con los labios apretados sin mostrar los dientes.

"Te hará bien, confía en mi." Dijo la mujer y le repitió una vez más su orden al mesero, quien se marchó para traer el café y el chocolate.

Camila devolvió su vista a los orbes azules de la psicóloga. Tenía muchas dudas y esperaba que ella pudiera resolverlas.

"Explícame." Pidió Camila y Lizzy suspiró.

"Hace varias semanas que Lauren no ha vuelto a ir a sus sesiones." Comenzó a decir la rubia. "La última vez que la vi me agradeció por la ayuda con respecto a la pérdida de su hijo y me dijo que se sentía bien al respecto y no me necesitaba más. Abandonó el tratamiento."

"¿No te dijo nada más?" Preguntó la castaña. "Se suponía que tomaríamos las sesiones juntas en algún punto."

"Lauren es bastante cerrada respecto a la mayor parte de su vida, tiene demasiadas fibras sensibles que no quiso profundizar en nuestras sesiones." Siguió diciendo la psicóloga. "Ella colocó muros sobre casi cada ámbito de su vida y solo dejó abierta la parte referente al dolor de haber perdido a su bebé. Sólo me dejó tratar ese fragmento de su vida." Hizo una pausa y luego siguió. "Había mostrado mejoría y yo confiaba en que podría conseguir hacer un análisis más profundo de ella, pero de repente ya no quiso volver." Se encogió de hombros.

Believe Me - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora