Capítulo 41

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Las semanas pasaban rápidamente y todo iba viento en popa. 

Las citas eran constantes, tanto a solas como acompañadas. A veces salían con los niños, otras se reunían con amigos como era su antigua costumbre. Todas las chicas y Troy, les dieron ánimo y las felicitaron por su decisión de retomar su relación. Como siempre, Ally lloró y Dinah hizo un escándalo de pura alegría. 

Navidad finalmente había llegado y días antes habían decidido que lo pasarían en familia en la mansión ya que Keana y Alexa habían regresado de su luna de miel para que así Alejandro y Dianne no pasaran aquella fecha solos. Además, de que era el lugar más amplio para que todos convivieran juntos. 

Lauren y Christopher se dirigían hacia el lugar indicado en la camioneta roja que Camila le había regalado hacía tanto tiempo atrás. Se veían muy bien, no exageradamente elegantes pero si muy bien arreglados para la ocasión. 

Mientras Christopher conducía Lauren miraba por la ventana recordando los recientes hermosos momentos vividos con Camila, al tiempo que una sonrisa iba dibujándose en su rostro. 

FLASHBACK

Lauren se hallaba nerviosa en casa, verificando que cada detalle de su vestimenta  estuviera correcto. Camila había sido muy misteriosa con aquella cita, incluso le compró un divino y elegante vestido blanco que apareció -sorpresivamente en la puerta de su casa- para dicho encuentro y envió por ella una limusina de color negro que efectivamente terminó por llamar mucho la atención de los viejos vecinos de la familia Jauregui, que si bien, ahora sabían que Lauren era una mujer de dinero, jamás habían visto una limusina entrar en aquel barrio.

El chofer era un hombre desconocido pero sumamente amable y servicial. Lo más seguro era que Camila hubiera rentado el vehículo, pues sabía que a pesar de toda su fortuna Camila ya no era una mujer de gastar en cosas tan banales. Precisamente por eso, Lauren concluyó que esa noche sería realmente especial y lo confirmó rato después, cuando finalmente llegaron al lugar indicado. 

Era un lugar pequeño pero no por eso dejaba de ser ciertamente impresionante y hermoso. Un gran salón el ultimo piso de un lujoso hotel, ambientado en los años veinte. La gente que andaba ahí parecía salida de El gran Gatsby, nada desentonaba con la estética del sitio y por suerte y muy buena elección de Camila ella tampoco, pues su vestido se ajustaba perfectamente a todo aquel lugar. Sus curvas resaltaban en la tela blanca llena de piedras adornando la parte de enfrente y esa divina caída del vestido, con movimiento y varias capas de tela traslúcida que le daban a los movimientos de Lauren la fluidez y apariencia de un ángel. 

Lauren miraba en todas direcciones tratando de localizar a su novia pero entre todas las elegantes mesas era difícil encontrarla. No obstante, el chofer de la limusina que ahora sabía, se llamaba Nathaniel, se acercó a la señorita de la entrada y le dijo algo en secreto. Entonces la mujer se dirigió a Lauren.

"Muy buenas noches señorita Jauregui... Sígame por favor, su mesa está por aquí." 

Lauren murmuró un silencioso 'gracias' hacia Nathaniel quien respetuosamente se inclinó un poco hacia el frente y se retiró de nuevo en dirección hacia el elevador para regresar al estacionamiento. 

La ingeniera, sin embargo, sorprendida por todo aquel lujo y ese memorable salto en el tiempo, se dedicó a seguir a la recepcionista. Pasando por toda la orilla del lugar llegaron hasta unas escaleras aterciopeladas -al igual que las paredes- ubicadas al otro extremo del salón. Subieron por los pequeños y alargados escalones, nada difíciles de subir, provocando que Lauren sintiera como si estuviera flotando en aquellos tacones y que su corazón se acelerara aún más ante la expectativa. 

Believe Me - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora