Believe Me - Camren

Capítulo 8

Una lágrima resbalaba suavemente por la mejilla de Camila. Le había resultado imposible limpiarla porque en ese momento su cuerpo, su mente, y su corazón estaban experimentado demasiadas cosas a la vez, pero entre todo ese cúmulo de sentimientos había uno que resaltaba; alegría.

Lauren estaba justo detrás de ella, sus brazos rodeando su cintura mientras sus manos le acariciaban el vientre con el cariño más puro que podía ser entregado, y mientras recibía un beso en su hombro desnudo -gracias al corte de su blusa- Camila cerraba la vitrina de la sala, donde había fotos de algunos de los más bellos momentos con su familia. Había fotos de cuando estaba embarazada con Lawrence en su vientre, un Alejandro feliz y regordete abrazándola con afecto colocando sólo un brazo sobre los hombros de su hija. Habían también fotos más viejas, entre ellas un par de selfies que se había tomado con Lauren cuando tuvieron su fatídico y fugaz noviazgo diez años atrás. Parecía que la piel y el cuerpo de Lauren no se habían dado cuenta de que el tiempo transcurría pues la ahora ingeniera lucía tan bien como en aquellas imágenes.

Sonrió al ver en seguida distintas fotos del día de su boda con la ojiverde, excepto aquella donde estaba a punto de caer de los brazos de su amada, en la que posaban junto a Taylor, Lolo y Chris, pues esa foto en particular era su favorita y la mantenía en su habitación. Más se permitió soltar una suave carcajada cuando sus ojos viajaron hacia otra imagen, esta vez una en la que toda la familia posaba para la fiesta de Halloween que habría en la mansión de su padre, organizada por Alexa y Keana en la que ella fue vestida de la princesa Jazmín sólo para darse del gusto de imitar el disfraz de Lauren cuando era apenas una niña. Tan parecida a su hija, Sofía, que por supuesto también tenía su protagonismo en aquella vitrina llena de fotos familiares, a la cual ahora se estaba sumando una ecografía, la primera de su tercer hijo con Lauren.

No hacía mucho acababan de llegar a casa luego de ir al hospital a hacerse el chequeo. Todo estaba perfecto con su embarazo y el apenas perceptible "bebé" fue inmortalizado con aquellos aparatos para el gusto de Camila y de Lauren. Ahora, Camila había cedido a la petición de su mujer, terminando por dejar el trabajo al menos hasta que su hijo o hija hubiera nacido. Era momento de que la consintieran, trabajo habría después de cualquier modo, pero por ahora quería disfrutar cada segundo de su embarazo y ¿Qué mejor que hacerlo con Lauren a su lado?

La lágrima se secó gracias al tierno tacto del pulgar de Lauren en su mejilla, con cuidado la tomó del mentón para hacer que la castaña la mirase, cuando lo consiguió, la ojiverde le dedicó una de sus mejores sonrisas, esas en las que sus ojos se convertían en apenas un par de líneas oscuras debido a que sus mejillas se levantaban hasta hacerlos desaparecer. Camila no contuvo el deseo de besarle la sonrisa, de adorar con sus labios esa luna menguante que se hallaba iluminando el rostro de su amada, esa que la derretía hasta la médula desde hacía tantos años.

"Soy muy feliz Lauren" declaró la castaña cuando separó sus labios de los de su esposa, que se había permitido acariciarle la cintura mientras le correspondía le beso. "Tú me haces feliz."

La morena le dejó un beso en la frente y después, sin responder absolutamente nada, pasó su brazo por detrás de las rodillas de Camila para en un acertado y delicado movimiento, cargarla y caminar con ella en brazos hasta su habitación. 

Cuando consiguió abrir la puerta, caminó por el cuarto hasta llegar a su cama, y con la suavidad de una pluma, la espalda de Camila quedó recostada completamente sobre el colchón que había sido partícipe de tantos encuentros entre la doctora y la ingeniera. Ella no se movió, se quedó acostada mirando el techo, completamente relajada y con una sonrisa en su rostro, mientras sentía cómo las rodillas de Lauren iban avanzando poco a poco hasta que pudo ver los ojos de su mujer justo frente a ella.