Capítulo 1

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"Martha..." 

La voz de Camila sonaba débil, era un simple hilo que apenas podía ser descifrable para los oídos del ama de llaves de la mansión Cabello. Ella nunca había visto a la señorita Camila tan mal. Estaba hecha un completo desastre, si no supiera a la perfección que era ella a quien tenía enfrente probablemente jamás lo habría creído. 

"¿Sí? ¿Señorita Camila?" Respondió la mujer con respeto hacia la joven muchacha que tenía enfrente y cuyo aspecto no distaba mucho del de un cadáver. 

"Lauren... ¿Se ha marchado ya?" Preguntó con dificultad, la garganta le escocía y no sabía si era por el llanto o por el matutino vómito que la había asaltado aquel día. 

"Si señorita. Se ha ido hace poco." Se limitó a contestar pues no quería meter la pata preguntando algo imprudente. Ella sabía muy bien lo que había entre las dos muchachas. Las había visto varias veces meterse a escondidas a diferentes habitaciones de la mansión, y sólo digamos que ninguna de las dos manejaba a la perfección el arte de tender una cama en comparación a la habilidad que tenían para revolver las sábanas. Sin embargo, Martha supuso que no era el momento para preguntar absolutamente nada, a pesar de su preocupación por  'la niña Camila' (como en secreto la llamaba) conociéndola como la conocía y por su temperamento, la joven no tomaría bien que se inmiscuyeran en sus asuntos. "¿Necesita algo más?" 

"No. Retírate ya por favor." Ordenó Camila, aunque en su tono de voz no había una sola pizca de autoridad o altivez. De hecho, casi parecía un ruego. Un ruego que Martha atendió con prontitud, marchándose en silencio y cerrando la puerta con delicadeza, como si el más mínimo ruido fuera a provocar un gran estruendo. Se marchó de la habitación de Camila como si fuese un mausoleo. 

Y como un ser sin vida, Camila se dejó caer en la cama, con movimientos lentos se removió entre las sábanas que tenían semanas sin ser cambiadas, y en una acción desesperada, abrazó una de sus almohadas, buscando en ella el aroma de Lauren. La chica a la que amaba y que había perdido para siempre. 

¿Cómo iba a hacer para vivir sin ella? 

¿Cómo iba a hacer para continuar si el único motivo que tenía para hacerlo se había marchado? 

¿Cómo iba a hacer para soportar las ganas de intentar acabar con su vida una vez más?

Pero ella sabía que no podía hacer eso. No podía renegar del sacrificio que Lauren había hecho por ella. La había salvado, estuvo a nada de dar su vida por ella. ¿Cómo rechazar un acto de amor tan puro y significativo? 

No. Camila tendría que aprender a seguir  con su vida de ahora en adelante. Lo haría por Lauren, aunque no pudiera compartirlo con ella. 

Sin embargo, por el momento y sin saber hasta cuando, permanecería ahí, hecha un ovillo en su cama, buscando con desespero y con cada uno de sus sentidos, algún vestigio de que su ángel estuvo ahí con ella, y que la hizo feliz, más que ninguna otra persona en la Tierra. 

[...] 

"No cabe duda que no sirves para nada, Camila." Dijo Austin, con los brazos cruzados y negando  con la cabeza. 

Él acababa de volver de su viaje de celebración. Su ausencia había durado casi los dos últimos meses del semestre, pero aún así no tuvo el más mínimo problema para reingresar a la universidad. Por supuesto, su tío lo había ayudado. Mientras que Camila había tenido que asistir a clases y soportar todos los comentarios de los estudiantes del campus que de zorra no la bajaban. 

Todo el mundo la odiaba, desde que había humillado a Lauren en el comedor de la universidad, entre todos los alumnos, la popularidad que tenía se le había vuelto en su contra. No faltaban los insultos en el pasillo o las cartas de odio en su casillero. ¿Cómo había podido hacerle tanto daño a Lauren? 

Believe Me - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora