Capítulo 43

17.2K 671 380
                                    





La temblorosa mano de Camila intentaba conseguir introducir la llave de su casa en la cerradura de la puerta. No temblaba de frío, eso era definitivo. El calor que el cuerpo de Lauren emanaba justo detrás de ella en conjunto con la respiración y los besos de la ingeniera chocando suavemente contra la piel de su nuca la tenían nerviosa. 

Pero era el tipo bueno de nervios. Esos que te dan ante la expectativa de estar a punto de obtener algo deseado. Y Camila deseaba a Lauren, más que nunca.

Lauren, algo divertida por la actitud de Camila, se aventuró a poner su mano sobre la de la doctora guiándola para que consiguiera su objetivo con prontitud. Camila prácticamente sintió la sonrisa de la ingeniera sobre su cuello. 

"No prendas las luces." Dijo la ojiverde una vez que la puerta se halló abierta y Camila consiguió dar un par de pasos al interior de la casa. A la morena le parecía que la luz de la luna que se colaba por las ventanas de la casa era más que suficiente. 

Cerró la puerta detrás de sí y observó a Camila caminar en la suave oscuridad. Ese vestido rojo le quedaba espectacular, resaltaba sus curvas y enmarcaba su cuerpo de una forma soberbia. La sensualidad que desprendía era algo difícil de ignorar, imposible en el caso de Lauren. 

Camila siempre había tenido esa gracia. Desde que Lauren la conoció se movía como la reina del lugar que pisaba y su arrogancia era tan irritante como seductora, aún con todos los problemas que existieron entre ellas dos cuando eran más jóvenes, la ingeniera no había podido evitar sentirse irremediablemente atraída por Camila y desde que la había tomado por primera vez se hizo adicta a su cuerpo de una forma intensa y natural, como un ave al deseo de volar. 

Y así también, aunque intentaba controlarlo, se sentía celosa... Muchas veces no decía nada, pero no era tonta, se daba cuenta cuando alguien miraba a su Camila con deseo, cuando otros y otras la acariciaban con segundas intenciones, esperando obtener un trozo de ella. Pero Camila era suya, el anillo que había vuelto a estar en su dedo era la prueba, la advertencia de que nadie más debía acercarse, porque le pertenecía. 

Sus posesivos pensamientos se vieron interrumpidos cuando vio a Camila estirar la mano hacia ella, silenciosamente la estaba llamando y Lauren no tardó en responder entrelazando sus dedos con los de su esposa. Camila la guió escaleras arriba, dirigiéndola a su habitación. 

La ingeniera no pudo evitar fijar su mirada en el constante balanceo de las caderas de Camila conforme subían las escaleras. El vestido estaba tan ajustado que Lauren intuía que si colocaba la palma de su manos sobre el culo de su esposa podría sentirlo como si no llevara nada puesto, pero se abstuvo de esa acción, pues ya faltaba poco para poder llegar a su recámara. 

La puerta -gracias al cielo- estaba abierta y ninguna de las dos se molestó en cerrarla porque les pareció una pérdida de tiempo. Camila no tardó mucho en llegar al centro de la habitación y mientras se relamía los labios como con la voracidad de un felino hambriento dio la vuelta para encarar a Lauren, encontrando en sus ojos verdes una mirada cargada de amor y deseo encendido. 

"Desnúdate." Ordenó Lauren. Su voz aterciopelada y ronca envió vibraciones directamente a la entrepierna de Camila. Increíble lo que se podía lograr con solo una palabra. Pero aún así la castaña no estaba dispuesta a obedecer, no tan pronto al menos.

"¿Quieres que haga tu trabajo, Jauregui?" Le preguntó con una media sonrisa para luego cepillarse el cabello con la mano y acomodarlo como la propia Lauren solía hacerlo. "Tú eres quien me quiere sin ropa, tú ven a quitármela." 

Como un insecto hacia la luz, Lauren se acercó a Camila sin esperar más, sus manos había tomado vida propia y se habían levantado un poco, a la altura de a cintura de la castaña que simplemente esperaba mientras observaba cada movimiento de Lauren y disfrutaba de su mirada depredadora. 

Believe Me - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora