Era uno de esos días perfectos de otoño tan comunes en las historias y tan raros en el mundo real. El tiempo era agradable y seco, el ideal para que madurara la cosecha de trigo o de maíz.
A ambos lados del camino, los árboles mudaban de color. Los altos álamos se habían vuelto de un amarillo parecido a la mantequilla, mientras que las matas de zumaque que invadían la calzada estaban teñidas de un rojo intenso. Solo los viejos robles parecían reacios a dejar atrás el verano, y sus hojas eran una mezcla uniforme de verde y dorado. Es decir, que no podía haber un día más bonito para que treinta magos desfilaran por un solitario camino de las Bermudas.A pesar de todo el esfuerzo que Harry hizo para que sus amigos no fueran, no consiguió nada y ahora Hermione, Draco, Theo, Blaise, Ginny, Pansy, Astoria, Luna, Narcisa, Bill, Fleur, Charlie, George y Daphne los acompañaban a él y al resto de los aurores que habían aceptado ir en aquel viaje.
-Cuanto falta Potter- dijo Draco a sus espaldas.
-aproximadamente quince minutos mas- respondió el moreno.
Habían decidido ir a pie para conocer el terreno en el cual se estaban adentrando, no era bueno adentrarse en un lugar desconocido a una búsqueda suicida y desconocer todo a su alrededor.
Habían llegado aquella mañana a las Bermudas, había sido algo muy difícil pues eran treinta personas y debían de coordinar cada paso que daban, Harry había estado irritado todo el camino pues a pesar de todo lo que trato de hacer y todo lo que intento persuadir a sus compañeros igual los acompañaron, el había conformado un grupo de dieciséis aurores para ir. Entre ellos Víctor Krum, Gabrielle de la cour, Corman, Neville, Seamus Finigan, Hannah Abbott y otros mas que lo acompañaban ahora y al igual que él pensaban que los otros eran solo un estorbo.
-¡ahí, miren... ese es el lugar!- grito Sansa a la caravana.
Todo el grupo pudo admirar el lugar que la chica señalaba, un cuadrado de piedra con unas extrañas inscripciones en los pilares y en el centro una alteración de colores que parecía querer succionar todo a su paso.
Diez aurores se encontraban apostados fuera del portal, habían levantado una especie de campamento para custodiar el lugar, un hombre alto y de aspecto serio salió al encuentro de los recién llegados, a Harry le sorprendió aquel tipo pues su aspecto era mucho mas tenebroso que el de Ojo loco, en un acto de prevención Harry se detuvo a medio camino al igual que todos los que iban con él.
-Pero a quienes tenemos de vuelta a mis pequeñas estrellas- el semblante del hombre cambio completamente al ver a Elsa, Arya y Sansa.
-Aquí estamos Jacob, vivitas y saltando- le saludo Arya.
-Tu debes de ser Harry Potter, soy el jefe de la oficina de aurores de las bermudas Jacob Kowalski- Harry estrecho la mano que le ofrecía el mago.
-Un placer señor Kowalski. En cuanto nos llego su información, nos preparamos y partimos inmediatamente- dijo Harry.
-Esta mas decir que el tiempo apremia muchachos, ni nosotros mismos sabemos lo que esta mas allá de esos portales, no sabemos a lo que se van a enfrentar, ni que horrores van a encontrar... antes de llamarlos me puse en contacto con Kingsley y le comunique todo lo sucedido con sus prófugos, esperando que me dijera los pasos a seguir y su consejo fue avisarles a ustedes, me dijo que tu Potter y tus aurores eran los mas calificados para esta tarea, además de tus entrometidos amigos que no te dejarían solo y se unirían a ti contra viento y marea- dijo Jacob.
-Es verdad lo de mis entrometidos amigos, son igual que una sanguijuela jamás se despegan de donde esta la acción. Vamos andando y que sea lo que merlín quiera- Dijo Harry comenzando a caminar junto a sus amigos a esa nueva aventura que les esperaba.
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Juegos de guerra I: Kingdom Of Wisdom
RandomLos años no pasa en vano, las cosas jamás son como las imaginamos y menos aun como las planeamos. Voldemort había muerto y sus seguidores se encontraban en Azcaban, la paz por fin reinaba en el mundo mágico y todos pensaban que al fin el mal se hab...