16.1.- Larga espera.

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El brillo de las antorchas se reflejaba en el metal batido de los apliques de las paredes, y el salón de la reina estaba bañado en luz plateada. Pero en aquella estancia seguía habiendo oscuridad. Sansa la veía en los ojos claros de
Neville, de pie junto a la puerta trasera, inmóvil como si fuera de piedra, sin comer nada ni probar el vino. La oía en la espantosa tos del rey Corbin, y en los susurros de Cormac quien entró para informar a Narcisa de las últimas noticias.

La primera vez que entró por la puerta trasera, Sansa y las demás chicas estaban terminando de tomarse el caldo que habían servido las empleadas. Por el rabillo del ojo vio cómo hablaba con Seamus. Luego subió al estrado y se arrodilló junto a Narcisa y el rey Corbin. Olía a caballo, tenía en la mejilla cuatro arañazos llenos de sangre, y el pelo suelto le caía sobre los
ojos. Aunque hablaba en susurros, Sansa no pudo evitar oírlo todo.

-Los soldados están enardezados en combate. Algunos arqueros
habían entrado pero Lee y sus hombre acabaron con ellos.

-¿Y mi hijo?
-Ahora está en el frente junto a Harry. Theo y Ron está en las calles con grupos de soldados, Blaise, George, Viktor y Bill están resguardando los muros con los arqueros y Charlie fue en busca de los dragones.

Narcisa hizo una señal al paje para que le sirviera otra copa de vino, de una dorada cosecha, afrutado y delicioso.

Tras el caldo se sirvió una ensalada de manzanas, pasas y frutos secos. En cualquier otro momento habría sido un plato sabroso, pero aquella noche, toda la comida estaba condimentada con miedo. Sansa no era la única presente que había perdido el apetito. Hermione leía más de lo que comía, Fleur estaba acurrucada y temblorosa junto a su hermana, y Parvati empezó a sollozar de manera incontrolable.
Narcisa ordenó al maestro que la hiciera dormir con una copa de vino del sueño.

-Lágrimas - dijo Mordane quien se había acercado a las muchachas que estaban en una mesa, mientras se llevaban a a Parvati

-Mi madre decía que eran el arma de la mujer. En cambio, el arma del hombre es la espada. Con eso ya está todo dicho, ¿no?

-Pero los hombres tienen que ser valientes -dijo Luna

-Salen a caballo y se enfrengtan a hachas y espagas, todo eg mundo integta mataglos- acotó Fleur.

-En cierta ocasión, un soldado me dijo que solo se siente vivo de verdad en la batalla y en la cama.- le respondió Mordane

-Yo preferiría enfrentarme a todas las espadas del mundo a estar aquí como estoy, sentada, impotente, y además teniendo que fingir que disfruto de la compañía de esa bandada de gallinas asustadas- les dijo Pansy a sus amigas apuntando hacia donde estaban las esposas e hijas de los guardias reales y de los comandantes del ejército.

Mordane escudriñó los rostros de las esposas, hijas y madres sentadas en los bancos

-La reina las trajo aquí, y estoy de acuerdo contigo Pansy. Por sí solas, estas gallinas no son nada, pero sus esposos, padre e hijos son importantes por un motivo u otro, y puede que algunos sobrevivan a esta batalla. Así que le corresponde a la reina protegerlas. Si sus amigos consiguen la victoria, no me imagino cómo, ellas volverán junto a sus esposos y sus padres, y les hablarán de lo valerosa que fue, de cómo su valentía las inspiró y les dio ánimos, y les dirán que en ningún momento la reina dudo de la victoria.

-¿Y si el castillo cae?- pregunto Ginny.

-Si no, nos traicionan los guardias, podríamos resistir aquí durante algún tiempo. Luego podrían
subir a las murallas y ofrecerle la rendición al rey Malfoy en persona. Eso creo yo, nos salvaría de lo peor. Pero si los soldados entran antes que nos rindamos ante su rey... sospecho que muchas de las que estamos aqui probarían el martirio de una
violación. Y en los tiempos que corren, tampoco se puede descartar la posibilidad
de mutilaciones, torturas y asesinatos.

Juegos de guerra I: Kingdom Of WisdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora