Answers, now I know.

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Gracias por sus votos y comentarios, espero que les guste esté nuevo capítulo.

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Cuando el ángel salió de su concentración ya había pasado un largo tiempo. Apartó sus alas con lentitud y miró a su alrededor: ya no había almas por el lugar, y los animales parecían dormir. JiMin levantó la vista y contempló aquel brillo incansable que alumbraba todo en lo alto. Era como un gran manto que arrojaba paz y amor a cada rincón del cielo. Era una luz que nunca se apagaba, siempre había luminiscencia en el reino de Dios. El manto infinito nunca cesaba, al igual que las voces de los Serafines que alegraban el ambiente.

JiMin salió del paraíso y se dirigió a su clase de espada con pasos apremiantes. En su camino, y por culpa de estar metido en su mente, choco con alguien, por lo cual, cayó de espalda contra el suelo sin poderlo evitar.

-JiMin, debes mirar por dónde caminas, ya es la tercera vez en un rango corto de tiempo que sucede– le dijo la voz suave del ángel ante él, extendiéndole una mano.

-Lo siento – admitió, poniéndose en pie con su ayuda.

-¿No deberías estar en tu clase de espada?

-Sí, TaeMin. Me dirigía hacia allí.

-Hace un tiempo que te encuentro distante. Como si tu mente estuviera fuera de tu cuerpo.

JiMin pensando en que no tenía nada que perder le contó lo que sentía y TaeMin le dijo lo mismo que el ángel SungMin: "pronto llegaría su hora de abandonar el reino de los cielos" Algo que no le gusto al ángel.

-Ve a clases y esfuérzate. Pon de tu parte y conseguirás dominar no solo el arte de dominar la espada, sino también los necesarios para sobrevivir en el mundo mortal – JiMin asintió y el ángel le dedicó una sonrisa para empezar a aletear, listo para marcharse.

-TaeMin.

-¿Si? – dijo deteniéndose y volteándose a verlo.

-¿Por qué el número de ángeles en las legiones ha disminuido? – TaeMin se mantuvo inexpresivo, como si fuera un tema que no quisiera tocar. -Ya hace un tiempo también que los arcángeles se marcharon. El último que partió fue Uriel. - insistió, tratando de obtener un poco más de información.

-Pronto regresaran – fue lo único que dijo, y continuó con su camino.

El ángel se quedó pensativo unos momentos. Era cierto que los siete arcángeles habían abandonado el reino de los cielos, muchos de los ángeles de batalla los habían acompañado, pero hasta ahora ninguno había regresado. Sabía que cuando un arcángel bajaba al mundo de los mortales, era por alguna misión, y no regresaba hasta terminarla, como también sabía que solo iban en casos muy específicos, debido a que ellos eran en su esencia los representantes directos del padre, aquellos que rigen el orden universal y que comandan a las legiones de ángeles, listos para hacer frente al mal y proteger a los hijos de Dios. Sin embargo, le parecía realmente extraño que los siete arcángeles salieran, y que después de tanto tiempo, ninguno hubiera regresado.

JiMin pensó en el arcángel Miguel, o bueno como el pequeño ángel le decía, NamJoon, él era muy bueno, especialmente con él, demasiado se dijo. Recordó algunas de las veces que estuvieron juntos. NamJoon solía darle prácticas de espadas, y aunque a JiMin no se le daba muy bien, nunca se desanimaba, todo lo contrario, ponía más ímpetu en conseguir que el ángel aprendiera. Se pasó una mano por su cabeza, recordando que Miguel acostumbraba a alborotar su roja cabellera de forma juguetona.

-Un día lo conseguirás – le había dicho el arcángel la última vez que estuvieron practicando.

-Me gustaría manejar la espada como tú – le comentó.

Ángel-Demonio [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora