Without thinking, defeat and now what?

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JiMin atravesó las puertas del reino de los cielos, sobrevolando por encima de las almas humanas, que lo observaron sin expresión en sus muertos ojos. El ángel notó la gran cantidad de ellos que esperaban ser llamados por Pedro, y no quiso imaginar que en el infierno estuvieran entrando muchas más almas. Por ello busco con fervor la forma de abandonar el reino de los cielos, al ser su primera vez no estaba muy seguro de poder conseguirlo, no obstante, continuó hacia adelante. En su interior sentía con más fervor como aquel peso le guiaba y lo empujaba hacia abajo. Sus ojos alcanzaron a ver un rayo de luz que provenía de alguna parte, en medio de la espesura blanca que lo envolvía, no perdió tiempo en pensarlo, y se lanzó hacia allí. Plegó sus alas a su espalda, cerró los ojos y se dejó caer.

En su descenso sintió como el peso que había llevado por tanto tiempo desaparecía, la sensación extraña lo abandonó. Y muy en el fondo tenía la seguridad de que estaba haciendo lo correcto. Buscaría a los arcángeles, los llevaría de vuelta al reino de los cielos, consiguiendo así que las legiones fueran lideradas por ellos, por sus ángeles guerreros. Pero sobretodo, él regresaría, su ángel, su amigo, NamJoon.

Las alas del ángel se mantenían pegadas a su espalda, mientras caía en picado a gran velocidad, atravesando nubes y rompiendo la barrera del sonido. JiMin abrió los ojos a medias, como rendijas, a causa del fuerte viento que le golpeaba el rostro, y lo primero que vio fue un inmenso manto azul a la distancia. Luego, unos colores verdes empezaron a mezclarse con otros más vivos, sin embargo, él solo tenía ojos para aquel azul océano que se acercaba. Era hermoso. JiMin desplegó sus alas con lentitud, hasta que su caída se hizo más lenta. Cuando estuvo a tan solo pocos metros del mar se sostuvo aleteando en el aire. Su ancho pantalón y camisa blanca ondeaban bajo el viento que mecía con sus alas. El color dorado de su coraza brillaba con más intensidad, al igual que su espada sujeta a su cinturón en sus caderas. Se quedó allí por unos momentos, observando el oleaje de forma maravillada.

Descendió y voló casi rozando el agua, extendió una mano y lo acaricio. Una sonrisa se marcó en su joven rostro, se llevó un dedo húmedo a los labios y el sabor salado del mar inundó su boca. "Agua salada", volvió a sonreír. JiMin alzó la vista cuando un rayo de luz alumbró su recorrido. Por unos segundos le recordó a aquella hermosa blancura del reino de los cielos. Sus ojos negros, inusuales en las criaturas celestiales, brillaron con emoción, contemplando la salida del sol, se sintió atraído hacia él, como una mosca hacia la luz. Voló en su dirección, no obstante, mientras más se acercaba sentía que aquella luz se alejaba de él, pero quería alcanzarla, tocarla, porque era hermosa.

Sin embargo, un sonido llamó la atención del ángel, que le hizo bajar la vista; un inmenso animal emergió desde las profundidades del mar y volvía al agua tras un giro en el aire, produciendo un fuerte sonido acompañado por una gran expulsión de agua salada. JiMin alzó más el vuelo, para evitar ser bañado por el agua y río a carcajadas. Recordando su propósito, dejó el mar atrás y voló hacia tierra firme, donde se topó con un extenso bosque, busco un claro para poder descender con seguridad. Miro a todas partes con ojos curiosos, aquel lugar le parecía tan hermoso como los bosques del paraíso, solo que allí no llegaba con intensidad la luz. Escucho los sonidos de los pájaros cantando alegremente y en su caminata se topó con algunas ardillas, que no se apartaron de su camino cuando cruzo. Vio flores que en el cielo no existían, aunque admitió que las del paraíso eran más hermosas. Continuó avanzando, contemplando todo con una alegre sonrisa en los labios, se dijo que la tierra no era tan diferente a lo que ya había visto, allí había cosas tan hermosas como en el cielo, aunque aún no había visto a ningún humano.

Decidió alzar el vuelo de nuevo para poder ver donde estaban. Pronto alcanzo a distinguir grandes edificaciones de un material extraño, que no dejaba margen al color verde del bosque, continuó volando acercándose más y vio destellos de colores que se movían. Escucho sonidos que nunca había oido antes, y sintió como el aire se volvía un poco más denso. Descendió hasta que sus ojos le mostraron a los primeros humanos. Vio un rascacielos y se posó sobre el para poder observarlos.

Ángel-Demonio [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora