Ángel-Demonio [KookMin]

Puzzled, ¿where to go?

Espero que les guste está parte, muchas gracias por sus comentarios y votos, de verdad que los apreció y me animan a seguir adelante.

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El angustiado y solitario ángel había pasado varios días en un lugar apartado del caos de los humanos, sus alas las había mantenido pegadas a su cuerpo todo el tiempo. En ningún momento dejó de sentirse solo y abandonado, pero sobretodo, sintiéndose culpable, aunque Pedro le haya dicho que no era su culpa, no lograba entender las decisiones del padre y ya hasta se sentía un insensato mortal al cuestionarlas, llegándose a reprender en diversas ocasiones. Sin embargo, JiMin busco fuerzas en su interior, y decidió buscar a los arcángeles, no podía quedarse de brazos cruzados, tampoco huir ni esconderse como un cervatillo que está bajo el acecho del gran depredador. En sus análisis, si encontraba a los protectores y a su vez comandantes de las legiones, las puertas de los cielos volverían a estar abiertas y podría regresar a su hogar, aunque fuera egoísta era lo que más anhelaba. No obstante, la búsqueda se prolongaba, no encontraba rastro alguno. Lo peor era que tampoco había visto a un solo ángel en su recorrido.

Llevaba días en esa búsqueda, recorrió, sin saberlo, toda Europa, hasta que sus alas lo llevaron hacia otro continente: Asía. Fue un largo y solitario viaje, sin embargo, JiMin sentía que era el camino correcto, y agradeció el silencio y la sensación que le brindaba el gran mar bajo él. Paso por Francia, Italia, Grecia, Turquía, Irán, Pakistán, India, China, Corea del Norte, hasta llegar a Corea del sur en ese orden, y lo que veían sus ojos angelicales eran las auras coloridas de los humanos, así como también la devastación, la crueldad y el egoísmo reflejada en las acciones humanas, el daño hacía la naturaleza y el abandono de las criaturas de Dios. Una que otra vez llego a ver a algunos demonios, pero no les hizo frente, se escondía de ellos antes de que pudieran verlo, no estaba listo para enfrentarlos. También vio las almas en pena, que deambulaban sin rumbo entre los humanos, buscando aquella luz que los guiaría hacia el descanso eterno, pero él sabía que hasta que las puertas no fueran abiertas nuevamente, no la encontrarían.

Esa noche había estado sobrevolando el centro de Seúl. Se dirigió a un pequeño bosque lejos del caos de la ciudad. Su fe había decaído, se sentía abandonado, sentía que la gracia de Dios ya no estaba con él. Estaba solo en un lugar que le causaba miedo. Ya no sabía qué más hacer, había intentado regresar a las puertas del reino de los cielos, pero la luz que lo guio en la anterior ocasión no estaba, y sin ella no podría volver a encontrar el camino. JiMin deseaba estar con los suyos, deseaba escuchar las voces hermosas de los Serafines, sentir la calma, el amor que reinaba por todas partes, jugar un rato con los niños del paraíso, pero poco a poco perdía las esperanzas.

Se sentó junto a un árbol y dobló las rodillas, sus alas ocultaron su cuerpo bajo ellas, al igual que sus angustias y miedo. Sentía que su existencia ya no tenía ningún propósito de ser, no había encontrado a nadie que pudiera ayudarlo, y estaba seguro de que no lo haría. Sin embargo, JiMin que había recorrido todas esas ciudades y en un ámbito más grande, países, sin llegar a posar sus pies sobre el suelo, lo había visto todo desde las alturas por temor de encontrarse cara a cara con un demonio, pero si había visto con sus propios ojos como algunos humanos actuaban como aquellos detestables seres.

Las lágrimas volvieron a brotar de sus gemas negras, estaba en medio de una nada que desconocía, solo y lleno no solo de miedo, también de ansiedad y desconcierto. Bajo sus alas se llevó un dedo a su rostro y tocó una de sus lágrimas.

-Los ángeles no deben llorar – se dijo – Nuestro deber es dar amor, cuidar a los hijos de Dios, pero ¿Cómo puedo yo hacer eso si ni siquiera soy capaz de caminar entre ellos?, ¿Qué clase de ángel soy que lo único que siente es miedo?