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—¿Nicolás? —Isaías parpadeó, intentando descubrir si la vista no le estaba engañando, sin embargo, luego de comprobarlo varias veces, se dio cuenta que lo la presencia del muchacho era perfectamente real.

Nicolás estaba delante de él, subido en la camioneta, sosteniéndose de la puerta, mientras utilizaba el suelo del vehículo para no bajarse del mismo y ensuciarse de lodo las botas.

—¡Neutrón! —exclamó moviendo la mano derecha, saludándole con tono efusivo—. ¿Qué haces ahí? Pensé que estabas en CDMX —preguntó con exagerada naturalidad. Isaías parpadeo sin poder creérselo.

—¿Yo? —exclamó—. ¡Tú eres el que debería explicarse! ¿Qué haces en la camioneta de mi abuelo? —Lo interrogó, tratando de ignorar el desbocado latido de su corazón, que lo estaba traicionando en esos momentos.

Nicolás soltó una risita cándida, moviendo los pies.

—¿No te lo imaginas? —dijo, a lo que Isaías se quedó sin habla, de repente se había puesto a balbucear cosas sin hacerse una idea de lo que había pasado— ¡Estoy aquí por trabajo Neutrón! —gritó levantando las manos al cielo, en un movimiento torpe que dio la ilusión de que la camioneta se iría de lado.

—¿Trabajo? ¿Otro artículo extraño para tu extraño empleo? —preguntó frunciendo el ceño. Sus recuerdos aparecieron de golpe, recordándole los sentimientos que alguna vez tuvo por el muchacho.

—Oye, no me hables así, que gracias a eso tu abuelo tiene un excelente trabajador extra que, además, es una excelente compañía —comentó levantando el rostro en un tono de falsa presunción. Como siempre, se alababa a si mismo para continuar con el hilo de la conversación.

Isaías soltó una risita, sintiéndose un poco nostálgico.

—¿Tú? ¿Ayudando a mi abuelo? —por alguna razón, Isaías no se lo podía imaginar haciendo trabajo manual.

La última vez que le vio Nicolás era un chico de ciudad de pies a cabeza. Pero ahora que le inspeccionaba bien, parecía más acoplado al campo que antes. Por ejemplo, en ese momento estaba usando unos viejos jeans y una camiseta sport. Traía unos guantes de trabajo que sobresalían de su bolsillo y alcanzaba a ver desde ahí, una vieja camisa oscura, tirada en la parte de atrás de la camioneta. Su cabello seguía muy largo, amarrado en una coleta, apenas y se notaba el paso de los años.

—Aunque no lo creas, soy un mozo envidiable, ya vas a ver todos los arreglos que le hice a la casa de tus abuelos mientras no estabas —de nuevo su tono presuntuoso no se hizo esperar—. Ahora me quieren tanto que hasta podrían cambiarme por ti.

—¡Oye! —exclamó haciendo una mueca, fingiendo estar molesto.

Quizás era el paso del tiempo, pero de repente le costaba un poquito menos hablar con él. Está bien, las últimas semanas que pasaron juntos en la primavera de sus dieciséis años habían sido buenas. Aprendieron a convivir pese a su mal inicio y a la forma de ser de los dos, que chocaba constantemente. Sin embargo, no esperaba aquel ambiente tan ligero durante su reencuentro.

Sonriendo, le echó un vistazo a Nicolás. Aquella situación era tan surrealista. Sus abuelos no le habían dicho nada de que él se estuviese quedando a vivir con ellos.

Aquello era curioso y tardó unos minutos en decidirse, pero al final preguntó.

—Oye ¿Cuánto tiempo llevas quedándote aquí? —preguntó ladeando el rostro.

Nicolás sonrió, mirándole con un aire perspicaz, pero no dijo nada. Isaías estaba a punto de volver a preguntar, sólo para asegurarse de que le hubiese escuchado, cuando este le interrumpió.

—¿Cuánto tiempo te imaginas?

—No tengo idea —respondió Isaías, encogiéndose de hombros.

Nicolás sonrió con una enorme mueca de satisfacción. Alargó los segundos, dedicándole un momento de suspenso a su respuesta, para luego sonreír con satisfacción.

—Seis meses —inquirió. Isaías abrió la boca sorprendido, sin poder creerse lo que le estaba diciendo ¿Por qué sus abuelos no le habían mencionado nada? Hablaba con ellos cada fin de semana, sin embargo, ellos guardadoron silencio con respecto a la presencia de Nicolás en la casa.

—¿Cómo? —dijo en tono de incredulidad—. Mis abuelos no me habían mencionado nada al respecto.

—Pues seguro se les olvidó, siempre están muy ansiosos por escuchar tus historias así que seguro dejaron pasar el tema —murmuró encogiéndose de hombros. Como si él mismo no les hubiese pedido que su estancia en el pueblo fuese un secreto para sus padres. La verdad, Nicolás no esperaba que guardaran tanta discreción como para encima ocultarle el asunto a su propio nieto, pero agradecía este hecho.

Al menos había podido divertirse con la cara de Isaías cuando le vio salir de la camioneta del abuelo.

—Si —después de varios minutos de silencio, Isaías asintió con la cabeza—. Supongo que por eso no me dijeron nada.

—De todas formas —Nicolás frunció el ceño—. ¿Por qué vienes tan hecho mierda? —Le preguntó con una mueca de incredulidad, sabiendo muy bien la respuesta a su pregunta.

De inmediato las mejillas de Isaías se calentaron de vergüenza, estaba todo lleno de lodo, algunas partes de su ropa estaban secas, otras húmedas y la cara la traía machoneada de café porque se quitó la tierra con la manga y le quedaron residuos sobre la piel.

—¿De quién crees que es la culpa? —Le retó frunciendo el ceño.

—No lo sé Jimmy, tú eres el niño genio —espetó encogiéndose de hombros, con una sonrisa enorme en los labios, apenas y cortándose un poco con respecto a la satisfacción que había sentido al dar su respuesta.

"¡No soy un niño!" estuvo a punto de gritar, pero de inmediato reprimió el impulso de abrir la boca al darse cuenta de que su comentario resultaría demasiad infantil como para ser tomado en serio. Así que optó por fruncir el ceño y girar el rostro.

—¿Te habían dicho que eres insufrible? —gruñó adoptando un tono ácido en su réplica.

—Me lo dicen todo el tiempo —encogiéndose de hombros, Nicolás no sonó para nada sorprendido con el adjetivo. Luego señaló el camino—. Mira, estamos a punto de llegar.

Isaías levantó la vista sin poder evitarlo y una sonrisa apareció en sus labios.

Hoy es miércoles de "Lejos de aquel paraíso" y coincide perfectamente con el inicio del pride

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Hoy es miércoles de "Lejos de aquel paraíso" y coincide perfectamente con el inicio del pride. 🌈 A ver si mañana subo otro para celebrar. 

Lejos de aquel paraísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora