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La noche que Isaías pasó en vela, Nicolás tuvo un sueño muy melancólico

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La noche que Isaías pasó en vela, Nicolás tuvo un sueño muy melancólico. Estaba caminando por las calles de la ciudad junto a Rina, en ese entonces solo eran dos amigos que pasaban el rato después del trabajo. Ella estaba hablando sin parar de como el libro de Nicolás sería un éxito, mientras él la escuchaba con una ligera sonrisa en los labios.

Ya era tarde, el crepúsculo estaba dando paso a la noche, así que caminar con el aire fresco de la tarde le ayudaba a despejar la mente de pensamientos inútiles.

—¿Sabes por qué me volví editora? —preguntó de repente, cambiando el tema y atrayendo de inmediato la atención de Nicolás.

—Nunca me lo has dicho —contestó, interesado hasta cierto punto en aquella conversación. Rina se dio cuenta que él no parecía del todo entusiasta con el tema, pero al menos consiguió que se concentrara sólo en ella y se olvidara un poco del paisaje.

—Cuando era pequeña quería ser escritora —comentó, soltando una risita que pretendía ser una burla a si misma—. Al principio traté de hacerme un camino en ese mercado, pero no me fue bien —ella se encogió de hombros—. Creo que no tenía la suficiente imaginación para crear una buena historia, escribir me cansaba y jamás pude terminar un trabajo.

—Vaya —él levantó un poco las cejas, sorprendido por el comentario. Por lo general era ella quien siempre se esforzaba para que terminará en la fecha límite. Parecía que tenía un reloj incrustado en la cabeza.

—Así es —Rina suspiró—. Luego, como caído del cielo llegó el trabajo de la editorial —ella estaba hablando con mucha tranquilidad, pero lo cierto es que había buscado aquel hueco en la empresa con muchas ganas—. Y entonces empecé a ser ayudante del jefe y comencé a preguntar por todos lados hasta que conseguí que me asignaran a un escritor.

Nicolás soltó una sonrisa.

—Caleb —pronunció, mirando el cielo. Recordaba al tipo, él público su primer libro con ella, era algo así como una versión menos violenta de Halo—. Conozco esta historia.

—Si, el tipo vendió más o menos, pero la crítica lo hizo mierda y después de eso fue historia —comentó encogiéndose de hombros—. Bueno, al menos en el mundillo de la escritura.

—Muy inspiradora tu historia —comentó en tono de burla. Ella soltó una carcajada y lo empujó con el hombro de manera suave y amistosa.

—Eres un tonto, no trataba de ser inspiradora —espetó, pretendiendo estar molesta, pero después se paró frente a él, haciendo que se detuviera—. Es solo que después de la primera felicitación se convirtió en mi sueño crear a una gran estrella. Quiero llevar a un escritor a la cima y creo... —ella hizo una pausa, encogiéndose de hombros—. Creo que ese eres tú Nicolas.

Las palabras de Rina fueron tan dulces y sinceras que le hicieron sonreír. Teniendo en cuenta que él ya había ganado algunos premios pequeños a esas alturas no le pareció tan extraño que su libro causara cierta expectativa, pero el hecho de que ella creyera tanto en él le daba un sentimiento muy extraño. Como si ella fuese la indicada para darlo a conocer al mundo, hasta el punto en que cualquier miedo al fracaso parecía lejano.

Lejos de aquel paraísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora