13: "Los entrenamientos"

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Ruggero

Sus labios contra los míos, un sabor exquisito, había olvidado lo bien que besaba Candelaria. Pero, Joder esto no era lo que yo quería, algo no anda bien.

Separo nuestros labios y la hago a un lado. Ella se recuesta sobre los casilleros totalmente confundida.

— ¿Ocurre algo? — la sonrisa que llevaba se ha transformado en una notable mueca.

— Es suficiente — contestó casi como una orden.

— ¿Que? — arquea una ceja — mira, si te preocupas por si alguien puede vernos, tranquilo, todos los docentes están metidos en sus salones — vuelve a sonreír acercándose provocativamente.

—No es eso — digo retrocediendo unos pasos — simplemente ya no.

— ¿Es otra, verdad? — se cruza de brazos — estas tratando de follarte a otra. Debí suponerlo.

— Ese no es tu problema — respondo cortante y empiezo a caminar rápidamente.

Tratar no seria la palabra adecuada. Querer, eso si suena bien. Tarde o temprano Sevilla caera.

****

Maldita la hora en la que el sol se le ocurrió salir. Estoy soleandome en el campo, esperando a que el entrenador del pitazo para poder empezar con los entrenamientos.

El grupete del imbécil de Michael también se encuentra presente. Todos son unos bestias que no saben patear una pelota, porque claro, yo lo hago mucho mejor.

— Esperó que este campeonato, si lo ganemos — dice Agustín, tomando un largo sorbo a su botella de agua — el año pasado hicimos el ridículo.

— Y todo por el idiota de Lionel — termino su oración.

Miro al rubio. Él se encuentra trotando en su mismo lugar. Sus ojos se encuentran con los mios, sonríe hipócritamente y vuelve a mirar al suelo.

— Pero este año tenemos que ganar, si o sí — prácticamente grito, captando la atención del resto de chicos.

—  Claro que ganaremos — intervine Michael dando unos pasos hacia el frente — solo si ustedes no juegan pésimo como saben hacerlo.

— Callate imbécil — le espeto — te recuerdo que en el partido pasado perdimos por culpa de uno de tus amigos. Así que cierra la boca y no hables estupideces.

El castaño aprieta los puños. Gaston lo sujeta del hombro impidiendo que avance. Le sonrió provocándolo, me gustaría que se atreviera a tocarme para que de una buena vez lo expulsen del equipo.

— ¿Quien sera el capitán esta vez? —dice Jorge con la intención de desviar el tema.

— Obviamente que yo — contesto estirando los brazos.

— Ja! En tus sueños — vuelve a intervenir Mike zafándose del agarre de su amigo. — ese voy a ser yo.

— Quien sea que obtenga en título de capitan lo decidire yo, jóvenes, no ustedes, así que pueden ir guardando silencio — ordena el entrenador con voz tosca y gruesa — Ah, lo olvidaba. Cualquiera que pelee sin ningún motivo sera expulsado. Están advertidos, luego no quiero queja alguna, porque no sera valida.

Todos asentimos haciendo un gruñido. El hombre toca su pito indicando que empecemos a trotar. Dejo la botella en la silla y hago lo que dice recorriendo el campo, seguido de los otros.

Lionel trata de adelantarse, como siempre queriendo destacar aunque no le sale. Acelero mi trote y logro alcanzarlo, él vuelve a acelerar sacándome una ligera ventaja. Aumento la velocidad y logro repasarlo, al pasar por su costado le saco la lengua burlón, demostrándole que no va poder conmigo.

Otro pitazo se oye. Todos dejamos de trotar y nos acercamos hasta el entrenador. Este anota unas cuantas cosas en su libreta y vuelve a mirarnos.

— Bien. Veo que han mejorado su potencia cardíaca. Aunque no es suficiente — hecha un vistazo a la libreta — tenemos un hombre menos. Como ya sabrán el equipo debe ser conformado por once jugadores, y ustedes son solo diez. Tendremos que buscar un remplazo.

— Yo quiero intentarlo — giramos al oír la voz de un chico acercándose. Rápidamente lo reconozco como Erick, el tarado que siempre se la pasa pegado a la computadora. ¿Que es lo que quiere — me gustaría estar en el equipo, tengo experiencia en este deporte.

Carlos, el entrenador, lo observa de pies a cabeza, examinado hasta el mas mínimo detalle.

— ¿Tu? — dice él acariciando su mentón — No sabia que eras deportista.

— Sí. Mayormente no lo demuestro pero soy un aficionado del fútbol y me gustaría que me de esta oportunidad — lo observo burlonamene.

— Bueno, te pondré a prueba, ven mañana a las prácticas y si sabes dominar el balon, tendrás el puesto.

Erick asiente enmarcando una sonrisa y se retira del campo. Todavía no puedo creer que Carlos sea tan bestia para ponerlo a prueba, pero bueno, no puedo ir contra su palabra.

(...)

— Buena suerte, la vas a necesitar — le digo a Erick mirando como guarda sus pocos cuadernos en el casillero.

— No estoy de humor, así que no me jodas — contesta él en tono desafiante.

— ¡Que! ¿Me vas a pegar si no lo hago? — río amargamente — sabemos que no tienes las agallas para hacerlo. Deberías mantenerte en la fotografía, porque es lo único que haces bien, aunque, creó que tampoco es así.

Su rostro fue cambiando, dejo la fuerza que reflejaba para convertirse en un semblante dócil y desmoronado. Lo había herido.

— Ya no lo jodas — doy un pequeño Respingo al oír la voz de karol atrás mío.

Giro rápidamente y la veo. Tiene sus puños apretados y en sus ojos puedo observar toda la cólera que siente.

Camina hasta colocarse al lado de Erick. Lo mira tiernamente y luego vuelve a mirarme. Es ahí donde me doy cuenta que entre ellos dos hay una conexión que no pudo describir.

— No sabia que eras su abogada — le digo irónicamente — debería aprender a defenderse solo.

Ella no dice nada. Sujeta la mano de ese imbécil y lo jala para que camine junto a ella. Y así, vel como se van agarrados de mano, y una especie de escalofrío recorre mi cuerpo.

Que ese chico se cuide, porque no se que es lo que soy capaz de hacer.

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Muchas gracias por leerespero les haya gustado el capítulo😊 un poco largo, tal vez.

No se olviden de votar y comentar. Se los agradecería un montón❤.

Bye Bye. Besitos al aire😘

1| El Chico Malo |Ruggarol|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora