Ruggero
Mis manos sudan, es inevitable no poder sentir nervios esperando la respuesta del director. Lo miro a los ojos, este examina un par de papeles sobre su escritorio y luego pasa su mirada hacia mi.
—¿Cuantos días dices que será? — pregunta una vez más. Ruedo los ojos, sin exagerar, esta es la quinta vez que pregunta.
— Solamente el fin de semana. Tengo asuntos importantes que resolver en casa. Le suplico que me el permiso, por favor.
— Mire, joven Pasquarelli, no solemos dar este tipo de permisos pero esta puede ser la excepción. Además, usted tiene buenas calificaciones, y no tengo ninguna queja con sus notas, pero no puedo decir lo mismo de su comportamiento — lo escucho atentamente, y de alguna manera, sus cumplidos me agradan. — esta bien. Permiso concedido. Si sera solo el fin de semana no veo restricción alguna.
— Gracias, muchas gracias — digo poniéndome de pie y rodeando el escritorio para darle un fuerte apretón de manos.
Él sonríe gustoso y hace un gesto para que salga de la oficina. Asiento y prácticamente corro en dirección a la fraternidad.
Al llegar, subo hasta mi habitación, cojo la maleta y me pongo a empacar todo lo necesario para regresar a casa. Casa. ¿Es normal sentirme nervioso por volver a ahí? Tantas cosas han pasado, que esa idea no me entusiasma del todo, pero volver a ver a mi familia, eso me reconforta.
(...)
2:45 PM.
Clase de literatura. Amo los libros, amo leer, pero este libro que la maestra nos ha designado sobre la pre historia y otras cosas que no logro entender, es totalmente aburrido. Felizmente, solo quedan quince minutos para que la clase acabe.
Suspiro, y observó a todos lados. A mi izquierda, se encuentra Agustín, quien está concentrado en su lectura. Atrás mio, una malhumorada Candelaria mira la hora cada diez segundos. Y al otro extremo, Karol sonríe mientras lee cada linea del libro. ¿No le aburre? Pues parece que no, porque comparte sonrisas cómplices con el tarado de Erick, que por cierto, no se como logró entrar al equipo.
— Intenta aunque sea aprenderte un párrafo — dice Agustín, mirándome de reojo. — al parecer, esto vendrá en el examen.
— No entiendo ni mierda — respondo cerrando el libro con fuerza.
— Bro, tranquilizate, solo faltan diez minutos y culmina la clase.
Respiro profundo. Estoy nervioso, nervioso por todo. Por volver a casa, por volver a ver a mi familia, y enfrentarme al pasado.
Suspiro. Vuelvo a abrir el dichoso libro y esta vez trato de concentrarme.
Luego de minutos eternos, el timbre suena, indicando que el día de clases acaba de finalizar. Rápidamente guardo mis cosas en la mochila y salgo del salón haciendo caso omiso a los llamados de Agustín.
Pero hay algo, una voz dulce que provoca que frene en seco y gire. Entonces la veo; de pie frente a mí, con sus cuadernos pegados al pecho y ese semblante tímido mirándome fijamente.
— Hola, Ruggero — vuelve a decir. Esta vez, un poco mas bajo.
— ¿Que quieres? — respondo de mala gana.
— ¿Te encuentras bien? Has estado raro estos días, ni siquiera has ido a los entrenamientos para los partidos.
— Eso a ti no te debe importar — espeto. — preocupate por otras cosas. Además, no creo que sea conveniente que tú y yo estemos hablando. Tu perro guardián puede aparecer en cualquier momento y prefiero evitar partirle la cara.
— Michael no puede decirme con quien hablar y con quien no. — dice firmemente. — ¿Que te pasa? ¿Por qué estas tan raro?
— ¿Por qué te interesa saber tanto de mí? — pregunto alzándome de hombros.
Suspira — porque me importas — y sus palabras hacen eco en mis oídos.
Me importas.
¿Me estará hablando en serio?
— Tengo que irme — digo luego de varios segundos de puro silencio.
Giro y acelero el paso para salir de ahí lo más rápido posible.
¿Que fue eso? ¿Por que le importó? Creí que a nadie más le importaría. Solo soy una asquerosa mierda. Solo soy eso. No valgo nada, y eso me lo han hecho saber muchas veces. Tantas que no quiero recordar.
Vuelvo a la fraternidad, al primero que veo es a Jorge, quien hoy no ha ido a estudiar porque según él, esta enfermo. Porque claramente eso es berrinche.
— Pensé que llegarías mas tarde — me dice al verme entrar. — ¿Que onda?
— Que gran vida la tuya. — él ríe.
— Gracias, lo sé — y efectivamente no hay persona más directa que él.
Riendo a carcajadas subo hasta mi habitación en busca de la maleta. Ya esta todo listo, solo hace falta que tenga un gran valor para salir del campus hasta el lugar que hace tiempo abandone.
Me sorprende que Agustín aun no haya llegado. Quedamos en que me acompañaría hasta la salida pero el idiota no llega.
Resignado bajo hasta la sala, dejo la valija encima el mueble y me dirijo hasta la cocina. Vierto agua en el vaso y de un solo sorbo, la bebo.
— Perdón por demorarme — oír la voz de Agus nunca me había resultado tan reconfortante. Indudablemente necesitaba ayuda de este idiota — me entretuve conversando.
— Creí que ya no llegabas — confieso girándome para tenerlo en frente.
— Que te vaya bien, hermano — y sin más, rodea mi espalda con sus brazos brindandome un reconfortante abrazo.
A los pocos segundos, nos separamos para unir nuestras palmas. Luego de algunas palabras y uno que otro insulto, decido partir.
Salgo de la fraternidad camino hasta la salida del campus.
— ¡Hey! — me detengo en seco, al escuchar nuevamente su voz.
Girando lentamente, y la veo. Con su mochila colgada al hombro parada frente a mí.
— Yo voy contigo.
--------------------------------------------------------
Volví! Mil disculpas por no haber actualizado :c he tenido varios inconvenientes esta semana.
Trate de hacer este capítulo un poco largo♥. Ojalá les haya gustado♥.
Si llegamos a los 25 votos⭐, subo el capítulo mañana :3.
Bye Bye. Besitos al aire♥♥.
ESTÁS LEYENDO
1| El Chico Malo |Ruggarol|
FanficCuando Karol Sevilla es trasladada a un nuevo internado, tendrá que luchar con distintos obstáculos como la sobre protección de su primo Michael Ronda, quien lidera una pandilla escolar prohibiéndole poder acercarse al bando rival. Los problemas emp...