𝒕𝒆𝒏

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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝐸𝑁 )
𝚞𝚗𝚊 𝚌𝚑𝚊𝚛𝚕𝚊 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎 𝚊𝚢𝚞𝚍𝚊𝚛.

Alaska salió del baño luego de unos largos minutos, ya con el control sobre su cuerpo nuevamente, se sentía mejor de cierta manera, pero aún estaba nerviosa. Aquella situación de su pasado y el miedo que le tenía fuego no era algo que quería que las demás personas supieran, ni siquiera estaba lista para contárselo a sus amigos y ahora ya lo sabían, de la peor manera. Así que sí, se sentía nerviosa al solo pensar que en la hora de la comida probablemente todos en Hogwarts ya lo sabrían y lo que más le molestaba era que aquella información podrían ocuparlo en su contra en cualquier momento. Y aunque no le gustara admitirlo, eso la asustaba.

Las clases aún no terminaban y su túnica había quedado abandonada en la sala de profesores con el resto de los estudiantes, sabía que debía volver luego de salir sin permiso pero no estaba lista para volver a recibir aquellas miradas de pena. Odiaba esas expresiones. Por lo que siguió caminando sin rumbo fijo, esperando a que el timbre anunciando el receso entre clases sonara.

Pronto comenzó a escuchar unos pasos detrás de ella que resonaban por el pasillo vacío, y Alaska rogó en su interior que no fuera la profesora McGonagall.

—Disculpa —Dijo una voz masculina—. Tengo que pedirte que vuelvas a colocarte la túnica.

Al reconocer la voz de Cedric supo que no estaría en problemas; antes de darse vuelta intenta limpiar las lágrimas restantes de sus ojos para pasar desapercibido.

—Alaska, eres tú —Dice Cedric volviendo a su postura normal, una más relajada, mientras se acerca a ella con el entrecejo levemente fruncido—. ¿Qué haces fuera de clases?

Ella no supo que excusa dar ante esa pregunta, pero cuando el castaño estuvo más cerca, notó que sus ojos estaban rojos e hinchados, y su actitud no parecía ser la misma de siempre. Supo de inmediato que algo estaba pasando.

—Ven, acompáñame a un lugar. —Le pidió Cedric, alzando su mano para que la tomara.

Fue raro escuchar esa petición, creyó que al menos le diría algo por estar fuera de clases o le preguntaría que había pasado, pero no se esperaba aquello. Alaska apretó sus labios intentando darle una sonrisa, la que no salió como esperaba, y agarró su mano, dejando guiarse por los pasillos mientras sentía su cálido agarre.

El castaño la guio hasta el jardín que se encontraba en el ala de Transformaciones, y la llevó hasta el gran árbol que crecía allí, invitándola a sentarse en sus raíces.

—¿Y por qué estamos aquí? —Quiso saber Alaska, luego de sentarse a unos centímetros de distancia de Cedric.

—Para relajarnos, y disfrutar del silencio antes de que comience el receso. —Le indicó el chico.

—¿Y no quieres saber por qué no estaba en mi clase? ¿o por qué estoy sin mi túnica?

Cedric pareció pensar las respuestas mientras observaba un punto dijo en el patio.

fugitivo de azkaban ³ ━━ harry potter sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora