dieciséis

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La noticia del compromiso entre el heredero del Vizconde de Portmand, Sebastian Berkeley y la bella y recientemente presentada en sociedad sobrina de Lady Venettia Salisbury, no había tardado en esparcirse por el mundo social londinense.

El mismo Lord Derby había sido el encargado de la publicación oficial en el "London Gazette" anunciando el compromiso y pronto matrimonio de la pareja.

Si bien los rumores acechaban la unión, especialmente debido al desconocimiento público de que siquiera se conociesen, ellos habían decidido hacer oídos sordos a los murmullos y solicitar licencia especial para contraer matrimonio prontamente, y no luego de un largo noviazgo -de al menos un año- como se acostumbraba.
Pero, a pesar de que la premura en contraer el sagrado vínculo no serviría para acallar los inevitables rumores, se trataba de una necesidad inminente.

Honoria sabía muy bien que el compromiso podía ser atacado por los Harkonnen y acabar con los planes de su hermano por completo. De hecho, no dudaba de que lo intentaran.

Comprendía bien que la situación de Sophie en el mundo social se había vuelto más que delicada: En el último periodo se habían esparcido los rumores de su indecorosa escapada con el joven Francés que había estado residiendo en su propia casa, y no servía de mucho a su causa el hecho de que el mismo Monsieur Feraud, del que tanto se hablaba, insistiese en bailar con ella en cada salón y acompañarla a cada baile que la invitasen, a pesar de que los demás miembros de la familia le habían quitado la palabra.

Lo que más temía Honoria, y su hermano también, era precisamente la situación desesperada en que Sophie estaba cayendo. Las matronas ya habían comenzado a restarla de determinados eventos y excluirla de reuniones sociales, lo que la convertía en más peligrosa para los intereses de la recién formada pareja.

Sebastian, sin tapujos y en la intimidad del desayuno que habían compartido con su hermana esa mañana, había señalado la posibilidad de que la joven Lady Sophie intentara atraparlo en un escándalo indesmentible para forzarlo a contraer matrimonio. Honoria sólo podía desear que la joven encontrase otra víctima para sus objetivos y dejase en paz a su hermano prontamente.

—Debemos mostrar todo nuestro respaldo a tu compromiso.— le había dicho, seriamente.—Tus amistades, la familia, mostraremos a cada momento nuestra más completa aprobación ante el enlace. Yo iré con Janice a cada baile y evento; y tú deberás aparecerte para bailar con ella, o dar un paseo ante los ojos de todos para luego desaparecer antes de que Sophie o algún miembro de su familia tenga tiempo de planear nada.

Sebastian se había mostrado completamente de acuerdo. Honoria estaba realmente sorprendida de lo colaborativo que su hermano se mostraba. Parecía entusiasta y determinado a contraer matrimonio con la señorita Janice.

—¿Cómo la convenciste?— le preguntó de pronto.— ¿Cómo lograste que dejase de desconfiar de ti?

—¿De qué hablas?— sonrió con picardía Sebastian.— Janice nunca desconfió de mí. Había recibido información errada.

—¿Y aquello de que la viuda de su primo te conocía?—

—Todo eso es un mal entendido, y creo que lo descubrió por sí misma.— rio Sebastian, revolviéndose el cabello— Una mujer rechazada es capaz de decir cualquier cosa mal intencionada.

Honoria negó con la cabeza. Rogó para sus adentros que su hermano estuviese diciendo ma verdad.

—Sólo espero que no te metas en más problemas, Seb.— indicó, sonriéndole.—Tía Maddie y Lady Venettia están muy preocupadas de lo poco que me he esforzado en encontrar un esposo adecuado hasta esta altura de la temporada, por lo que sería muy provechoso para mí no tener que ocuparme de tus problemas...

La Perfecta (Versión borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora