Capitulo 1

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Bueno todo comenzó un lunes como cualquiera, y como siempre lo hacía, me dispuse a ir a la empresa de mi padre.

Entre en el estacionamiento y casi choco con un auto de color negro, ni siquiera pude ver quien era la persona que manejaba ya que los vidrios estaban polarizados.

- ¿No sabes leer? Dice 20 km.- Grité molesta y seguí mi camino.

Recorrí solo algunos metros pues muy cerca había un lugar disponible así que estacione el coche para después dirigirme a la oficina de mi padre, dentro de la que pronto sería mi empresa.

-Emilia ¿Le podrías avisar a mi padre que estoy aquí? - Le hable a la secretaria de mi padre.

-Claro que si señorita. - Hizo una llamada rápida - Su padre ha dicho que pase. - Le dije gracias mientras entraba a la oficina de mi padre. Fui hacia él y lo salude con un beso en la mejilla como siempre lo hacía.

-Papi te dije que hoy no vinieras a la oficina.

-Hija, dime ¿Si no atiendo yo la empresa quién más lo va hacer?.

-Sabes que el doctor te ordeno reposo y no lo has hecho.

-Te prometo que dentro de una semana me tomare unas vacaciones. - Dijo con una sonrisa - Mejor dime, ¿Cómo van los estudios?

-Muy bien, de hecho, excelente algunas materias.

-Me alegro hija, ya muy pronto te harás cargo de la empresa.

-Papá, de eso quería hablarte, yo no quiero trabajar aquí, tú sabes que mi sueño es cantar profesionalmente y ser reconocida mundialmente.

-Ya hablamos de eso, Mila, lo puedes hacer en tus ratos libres, pero no descuides los estudios por eso. - Mi padre me amaba mucho, yo era su tesoro, o eso era lo que él me decía, pero su sueño era que yo tomara su lugar en la empresa cuando el ya no lo pudiera hacer, así que decidí no discutir más del tema, ya que mi padre tenía problemas cardiacos y no quería provocarle un disgusto.

-Lo sé papá no tienes porque recordármelo. - De la nada se escuchó unas voces que parecían discutir.

-Le he dicho que el señor Cabello está ocupado. - Grito Emilia.

-Estoy segura que él me recibirá. - Le respondió una voz profunda, pero a la vez muy femenina.

-Esperé, le dije que no puede pasar. - La mujer no hizo caso y se pasó sin previo aviso. Al ver a la mujer entrar por la puerta mi padre se paró rápidamente de la silla sorprendido - Lo siento le dije que no pasara, pero no me ha escuchado. - Dijo Emilia mientras entraba después de la mujer.

-Yo la atiendo, retírate Emilia. - Le dijo mi padre a su secretaria.

-Veo que no te has olvidado de mí. - Mi padre parecía estar nervioso mientras escuchaba a la mujer desconocida hablar.

¿Quién diablos era ella?

-Lauren, ¿Cómo olvidarte? - La mujer era alta, fornida y con el cabello de un color negro, y muy atractiva. Mi padre me dedico una mirada - Karla te veo en casa.

-Oh, lo siento, que descortés soy, mi nombre es Lauren Jauregui. - dijo mientras de acercaba a mí para después besar mi mano.


-Camila Cabello. - Respondí amablemente.

-Si se leer, solo que llevaba un poco de prisa. - Dijo con una sonrisa.

- ¿Perdón? - No comprendí lo que intento decir.

-Nos conocimos en el estacionamiento. - Me sonroje mientras recordaba lo que había pasado en el estacionamiento.

-De verdad lo lamento, es que me asusté, si yo no freno hubiera ocurrido un accidente muy feo. - Le respondí con vergüenza.

-La culpa fue mía. - Me dijo ella mientras me sonreía.

-Bueno, me tengo que ir, fue un gusto haberla conocido señora Jauregui.

-Igualmente. - Caminé hacia la puerta y sentí la mirada de Lauren sobre mi cuerpo.

Mientras caminaba al estacionamiento me preguntaba el porqué mi padre se puso tan nervioso cuando la vio, ¿Acaso le temía?

Decidí hacer caso a lo que me dijo mi padre y me dirigí a casa e hice algunos deberes. Después de unas horas mi padre llego y rápidamente se metió al despacho y yo me fui detrás de él.

- ¿Cómo te ha ido? - Le pregunte entrando a su despacho.

-No muy bien. - Me respondió sin ánimos.

- ¿Paso algo malo?

-No me hagas caso hija, ¿me puedes dejar solo? necesito hacer unas llamadas.

-Está bien, si necesitas algo estaré en mi habitación. - Esto ya me pareció muy extraño veía a mi padre preocupado así que decidí investigar, o bueno, escuchar tras la puerta.

-Pero como se ha enterado. - Decía furioso - Pensé que todo estaba resuelto, sabes que me amenazó con decirle a la policía. No me importa lo que hagas quiero que te encargues de ella, mañana ira de nuevo a la oficina.

¿Pero de que hablaba mi padre? ¿Tenía problemas legales? Eran tantas mis dudas que mejor decidí irme a dormir. A la mañana siguiente me levante muy temprano, me vestí y baje al comedor y por lo que me di cuenta que mi padre ya se había ido, y eso era muy raro, ya que él jamás se iba sin despedirse de mí. Ese día no tenía que ir a la escuela, así que me fui directo a la empresa.

Apenas llegue fui directo a la oficina de mi padre, cuando estuve ahí Emilia me dijo que estaba con la señora Jauregui, tenía que saber que era lo que pasaba, así que sin que se diera cuenta me metí en la sala de juntas, ahí había una pequeña puerta, esa puerta daba a un pasillo que conducía a la oficina de mi padre, esa puerta siempre estaba con llave y por suerte yo tenía esa llave así que me quede en el pasillo escuchando por detrás de la puerta.

- ¿Quieres dinero? Dime la cantidad. - Escuche decir a mi padre.

-Creo que no me entiendes, la información que yo tengo es demasiado valiosa. - Escuche una voz, que supuse que era la de la señora Jauregui.

-Dime que es lo que quieres para entregarme esos papeles.

-Estas consiente de su valor.

-Claro que lo sé, si esos papeles salen a la luz todo lo que tengo se irá a bajo, estoy dispuesto a pagar lo que sea.

-Quiero a tu hija- Al escuchar esas palabras me quede helada. No podía creer lo que había dicho la señora Jauregui.

-Mi hija no está en el trato- Mi padre respondió furioso.

-Esa es mi oferta, la tomas o la dejas, pero te advierto que, si la rechazas, tu hija pagara las consecuencias.

-Con mi hija no te metas, ella no tiene nada que ver en esto.

-Tú decides.

- ¿Qué quieres decir con que quieres a mi hija? - ¿Mi padre estaba aceptando el trato? No entiendo como era capaz de hacerme esto.

-Vaya, creo que recapacitas. Lo que quiero es casarme con ella.

- ¿Casarte? Apenas la conoces.

-Es muy bonita, y con eso me basta.

-Puedo darte todo lo que me pidas, pero a mi hija no.

-La quiero a ella. - Dijo decidida.

Mi padre se quedó callado por unos minutos y después dijo - ¿No le harás daño?

-No, digamos que solo quiero algo de compañía, en cambio si rechazas mi propuesta, la perjudicada será ella.

-Solo tiene 17 años.

-Y yo 22, ¿Eso que importa? No sería el primer matrimonio con diferencia de edades.

-Dame tiempo para hablar con ella, pero ¿Por qué ella? - Pregunto desconcertado mi padre.

-No lo sé, tal vez me parece interesante. - Dijo con una sonrisa - Tienes dos días, cuando tu hija y yo estemos casados te entregare los papeles.

¿Pero como se atrevían a decidir de tal forma sobre mi vida? Soy un ser humano, no un trozo de carne que se pueda vender. Me sentía decepcionada mi propio padre me cambio por unos estúpidos papeles.

Salí del pasillo sin que nadie me viera, estaba destrozada, ¿atarían mi vida a una mujer que ni siquiera conocía? Me subí en mi coche y conduje durante horas sin un rumbo fijo, quería escapar, pero no podía irme sin pedirle a mi padre una explicación, tal vez todo esto era solo un mal entendido.

Antes de llegar a casa me detuve un rato en unpequeño jardín fuera de la ciudad, necesitaba pensar. Apague mi celular    

Casada con una extraña -Camren G!P-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora