Capitulo 2

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- Pero, ¿dónde te has metido? Trate de llamarte, pero no respondías. – Dijo mi padre alterado.

-Necesitaba estar sola. - mi voz sonaba débil.

-Te pasa algo. -Mientras mi padre decía eso reuní fuerzas de donde pude y al fin pregunté.


- ¿Quién es Lauren Jauregui? y quiero la verdad. -Mi padre se quedó sorprendido, al parecer, no se esperó tal arrebato de mi parte.

-Es una inversionista de la empresa, pero, ¿Por qué lo preguntas hija? -Dijo mi padre, intentando parecer calmado.

- ¿Solo eso tienes para decirme? -Le pregunte casi al borde del colapso. Quería saber más sobre esa tal Lauren Jauregui.

-Mila, te desconozco ¿Por qué me hablas de ese modo?

-Y yo te desconozco a ti. ¿Como eres capaz de cambiarme por unos estúpidos papeles? -Dije alterada.

- ¿Cómo te has enterado? -Pregunto desconcertado.

-Entonces es verdad. -No lo podía creer. -Jamás pensé que fueras capaz de eso. ¡Soy tu hija!

-Tal vez hoy no lo comprendas, pero lo hago por tu seguridad.

- ¿Mi seguridad? Me casaras con una mujer que solo he visto una vez. -Le grite mientras lloraba. - ¡Arruinaras mi vida!

-Si no aceptaba te mataría, entiéndeme. – No podía creer que el problema fuera tan grave como para hablar de muerte, pero de cualquier modo, yo no tenía por qué pagar por los errores de mi padre.

-Me voy. -Le dije sin más.

-Si, es mejor que descanses, para que mañana hablemos con más calma.

-Tu no entiendes. -Rodé los ojos. -Me voy de la casa papa, aceptare la beca que me han ofrecido en España, así no tendré que pedirte nada.

-Mila, no lo veas como el fin del mundo, si pones de tu parte no será tan malo.

- ¿Te estas escuchando?

-Si, todavía no eres mayor de edad, así que no podrás salir del país sin una autorización mía. De verdad lo siento, pero te casaras en una semana.

-No quiero y no me puedes obligar.

-Te quiero, hija. Lo hago por tu bien.

-Te odio. -Fue lo último que dije antes de correr a mi habitación.

No quería saber nada. Tan solo quería despertar de esta pesadilla y seguir con mi vida como siempre, pero lamentablemente, esto no era un sueño.

¿Siquiera podía evitar esa boda de algún modo? Estaba segura que la respuesta era no.

La mañana siguiente desperté sin ánimos, no fui al colegio, pues ya no tendría sentido. Dentro de una semana mi vida y mi lugar sería el de una mujer casada.

Me senté en el comedor por pura inercia, pues no tenía apetito, tenía mi desayuno en la mesa y yo solo lo revolvía mientras mi padre estaba sentado frente a mí.

- ¿Qué puedo hacer para que no estés así? -Dijo preocupado

-Devolverme mi vida. - Todavía ni siquiera se había cumplido la petición de Lauren, y yo ya me sentía de la peor forma

-Algún día lo entenderás. -Suspiro. -Hoy iniciaremos con los preparativos de la boda, así que haz solo una pequeña lista de invitados que no exceda de 50 personas. Será algo muy íntimo. -Sin duda esto era una burla hacia mí, pero ¿qué más da? ya nada tenía importancia.

Subí nuevamente a mi cuarto y me di una ducha, me puse algo de ropa nada espectacular, pues la verdad no me importaba ya nada. Mi padre llamo a una empresa que se dedicaba a organizar bodas y no tardaron en llegar a casa. Me mostraron un sinfín de arreglos florales, menús, vestidos de novia y todo lo necesario para "la boda perfecta". Yo solo señalaba lo primero que veía y sin muchos ánimos. ¿Como podía estar contenta si no sabía nada de mi futura esposa?

La empresa, increíblemente ya tenía todo organizado en una semana y la señora Jauregui ni siquiera dio las más mínimas señales de vida. ¿Se abra arrepentido? La verdad, esperaba que sí.

Un día antes de la boda, Lauren Jauregui fue a mi casa, fue una visita inesperada. La servidumbre la hizo pasar, charlo un rato con mi padre y después me mando hablar.

Baje a la sala y ahí estaban los dos sentados.

-Hola Karla. -Dijo parándose para saludarme. Quiso darme un beso en los labios, pero yo me gire.

-Hola. -Respondí cortante. -Por cierto, no soy Karla, soy Camila. -Mi padre noto lo tenso del ambiente, así que no resistió y prefirió irse.

-Las dejo para que hablen. -Y sin más se fue.

La señora Jauregui y yo duramos varios minutos sin hablar, hasta que ella decidió dar el primer paso.

- ¿Así va ser siempre?

- ¿Cómo quieres que sea? ¿Qué finja que me interesas? -Respondí molesta.

-Eso no sería mala idea, tomando en cuenta que mañana serás mi esposa.

- ¿Por qué? Pudiste haber escogido a cualquier mujer, ¿porque yo?

- ¿Y por qué no? -Me dijo calmada.

-Eres despreciable. -Dije irritada.

-Lo sé pequeña. -Ella solo me veía divertida. Como si le causara gracia todo lo que yo hacía. -Me dijo tu padre que estabas por terminar la carrera de administración de empresas.

-Me faltaba un año hasta que tu llegaste.

-Velo por el lado positivo, no tendrás que trabajar.

- ¡Oh! pero que alivio. -Dije sarcástica.

-Mañana después de la boda te mudaras a mi casa. Te lo aviso para que prepares tus maletas.

- ¿Qué más da?

-Está bien, entonces nos veremos mañana. -Se levantó del sillón y me miro. - ¿No te vas a despedir? -Pregunto sínicamente. Solo me levanté, y por educación le di un beso en la mejilla. Pero eso no le basto, cuando me separe, ella tomo mi barbilla y me dio un beso en los labios.

-Pero ¿qué te has creído? -Dije molesta. -Ella no me respondió y solamente se dirigió a la puerta, apenas salió me derrumbe. Me tiré en el suelo y me puse a llorar como una niña de 2 años,

Todo esto era demasiado para mí, esto no era lo que yo deseaba en mi vida.

Casada con una extraña -Camren G!P-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora