Capitulo 32

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Escuchamos como llamaron a la puerta, y yo corrí a esconderme mientras mi amiga abría la puerta e invitaba a entrar a Taylor, que por lo que alcance a notar, tenía una cara de molestia.

-¿En donde esta ella? Dinah- dijo alzando la voz.

-¿A quien te refieres?

-Tu muy bien sabes que estoy hablando de Camila, yo se que esta aquí, así que no me mientas.

-No ha venido por aquí, y por favor, no me grites.

-Dímelo, no la lastimare, solo quiero hablar con ella. - ¡rayos! olvide mi maleta en la sala y Taylor se dio cuenta
. - Esto es de ella ¿no?

-Vete y no vuelvas. - le dijo mi amiga.

-No me iré, Dinah.

-Si lo harás. -dijo empujando a Taylor suavemente para que empezara a caminar hacia la puerta, cosa que no hizo. - Sabes que Camila es como una hermana para mi, y no permitiré que la lastimes.

-¿cómo es posible que la protejas después de lo que hizo?

-Créeme que no tienes idea de lo que hizo ella, solo te estás dejando llevar por tus pensamientos.

-No es posible que dejes lo que tenemos por ella.

-Termina de irte. - y sin mas que decir, Taylor se fue. Dinah intentó hacerse la fuerte, pero yo la conocía demasiado bien para saber que estaba triste.

- Lo siento Dinah, jamás pensé que tendrías problemas con ella.

-Si no sabe comprenderme, entonces no vale la pena. -dijo limpiando sus lagrimas. Dinah frunció sus cejar y tocó mi cara. -Camila, tienes fiebre, necesitamos llevarte al hospital.

-No tengo dinero, y además, no creo que sea nada grave.

-No seas boba, de eso yo me encargo, solo dame un minuto, llamare a un doctor.

La verdad que si me sentía bastante mal, así que acepte. El doctor no tardo mucho en llegar, me axamino, y dijo que todo lo que tenia era fiebre por haberme expuesto de ese modo a la tormenta, y que con reposo se me quitaría.

Los días pasaron y cada día extrañaba mas a Lauren. Mi vientre ya estaba crecido.

Dinah me ayudaba con lo que podía, ya que no le gustaba recibir apoyo económico de sus padres, y solo se mantenía de la venta de sus cuadros. Vivía bien, pero no contaba con mi llegada, de eso me pude dar cuenta, así que se vio obligada a sacar el dinero que por meses había ahorrado, casi sin ninguna más opción , pues ese era el dinero que le enviaban sus padres. Me daba demasiada pena obligarla a estas cosas, pero intentaba conseguir un trabajo y nadie me aceptaba por lo de mi embarazo.

Sabia por Roció, la ahora secretaria de Lauren, que Emma estaba mucho mejor. Nos habíamos hecho grandes amigas, pero también me decía que veía a mi esposa cada vez mas cerca de Paula. Ella había fingido estar arrepentida por haberla dejado y ahora quería darle todo su amor a Emma, por eso le había donado lo que necesitaba. Puras patrañas, pero eso solo ella y yo lo sabíamos.

Una tarde nos encontrábamos Dinah y yo en su departamento cocinando galletas, no teníamos nada mas que hacer, así que decidimos hacer algo de repostería, pero Dinah estaba algo seria.

-Mila, creo que deberías decirle a Lauren la verdad, no soporto verte de ese modo.

-¿A que te refieres? -dije fingiendo una sonrisa.

- A mi no me engañas Mila, se que estas triste. Me encanta que vivas conmigo, pero no en estas circunstancias. Tú lo amas y ella es una estupida por no darse cuenta de lo que has hecho. Así que ¿por qué no se lo dices?

-Los mejores regalos se dan en secreto. -dije a punto de llorar. Eso era lo que me decía mi padre, no es necesario que una persona se entere que has sacrificado algo por ella, ya que al no decirle, demuestras cuanto la amas, y eso era lo que había hecho.

Llamaron a la puerta, y eso me salvo de seguir con esa platica, que la verdad, no iba a ningún lado, yo no cambiaria de opinión. Fui a abrir, pero antes pregunte quien era, y nadie respondía, pero aun así abrí un poco para ver quién era. Quise cerrar de inmediato cuando vi a la persona.

-¡Vete! -dije esforzándome por cerrar la puerta, pero ella había puesto el pie para que yo no pudiera cerrarla.

-No es tu casa, así que no puedes correrme. -dijo Taylor.

-¡Claro que si puedo!

-Déjame entrar. -empujo bruscamente la puerta, provocando que yo me topara en la pared. ¡Ouch! me dolió mucho. Cuando me vio sobándome la nuca por el dolor, se acerco a mi. -Lo siento, no era mi intención, pero no me dejabas entrar. - ¿acaso había escuchado bien? ¿Taylor se estaba disculpando conmigo?

-Amiga, ¿quien era? ... ¡Ah! -grito desde la cocina, Taylor corrió a ver que pasaba, y yo fui detrás de ella

-¿Qué pasa? -dijo Taylor entrando en la cocina.

- ¡Ouch! -dijo Dinah tocando su mano. -Nada que te incumba, Taylor.

-Te quemaste. -musitó acercándose a ella.

-¡Ay! ¿en serio? -dijo con sarcasmo. - ¿Qué haces aquí? Te advierto que si vienes a molestar mejor vete.

- ¿Podemos hablar en la sala, Di?

-Esta bien, pero rápido, que no tenemos tiempo.- Taylor no me quitaba la mirada. ¡Rayos! se dio cuenta de mi barriga. Fuimos hasta la sala y tomamos asiento.

-Camila, se que no me porte de la mejor manera, y quiero pedirte que me perdones. - ¿que? No podía creer lo que estaba escuchando. -Te juzgue mal.

- ¿Qué planeas ahora, Taylor? -pregunte. - Porque te advierto que no estoy de humor para aguantarte.

-Lo digo enserio, entiendo que no me creas, pero si hablo enserio. -Dinah la veía con ojos de enamorada, y no le quitaba la mirada de encima. Yo la conocía a la perfección, y me di cuenta que estaba enamorada de Taylor.

-Y ¿cómo es que dices que te diste cuenta que no soy lo que pensabas? Pero mira, no tienes porque disculparte, ya que tenias razón sobre mi, yo no amaba a tu hermana.

- Sé que eso no es verdad, Camila.

- ¡Ya no soporto más! Camila dijo todo eso para salvar a Emma. -gritó Dinah antes de que alcanzará a taparle la boca con mi mano.

-Lo se escuche cuando Paula se lo decía a alguien por teléfono. -le dijo Taylor a mi amiga.

-Lamento haber ocasionado problemas entre Dinah y tú. -dije con una mirada de tristeza. -Tienes que saber que ella te ama.

-Lo se, yo la amo también. -dijo con una sonrisa de lado.

-Ahora me voy, porque estorbo- me levante rápidamente para intentar escapar de el salón.

-¡Hey! ¿A dónde crees que vas? -me gritó Taylor.

- A mi cuarto

-¿Cuánto te falta para dar a luz?

-¿De qué hablas? -¿así o más tonta? Era obvio mi embarazo.

-Por favor, Camila, no soy tonta, y no te ofendas, pero tu barriga te delata. - Dinah soltó una risa. -¿Ya sabes que es?

-Aún no.

-No hemos tenido el dinero para ir al ginecólogo. -Dijo Dinah bajando la cabeza.

-No te pongas así, a mi es la que me da pena, porque te he desubicado por completo. Tu vivías bien antes de que yo llegara a vivir contigo, y aparte, ni siquiera trabajo.

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Casada con una extraña -Camren G!P-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora