24. Penitencia

173 28 6
                                    


 Cuando recibió la llamada desde emergencias le quedaban alrededor de dos horas de camino y se encontraba atascado en medio del tráfico, sin dejar de proferir en ningún momento maldiciones porque tenían un plan trazado pero Kim había sido emboscado en medio del camino a su casa y él estaba lejos, atado de manos, sin saber quién era el causante porque, si pensaban que él iba a tragarse lo del accidente estaban equivocados, iba a encontrar al maldito causante e iba a matarlo.   

 No sabía qué tan grave se encontraba pero estaba consciente al menos, cuando se comunicaron con él le informaron que el coche en el que viajaba como pasajero se había estrellado contra un alumbrado eléctrico a alta velocidad en plena carretera, el chófer había muerto instantáneamente, mientras Kim, a pesar del cinturón de seguridad, había volado hasta el vidrio del frente consiguiendo múltiples fracturas internas.  El panorama no podía ser peor en ese momento, se encargó de enviar un par de escoltas hasta el hospital y de que bloquearan cualquier información en los medios de comunicación, al ser la madrugada aquella tarea no había sido tan difícil, podían contenerla al menos por un par de días, cuando pudiera al fin saber el estado en que se encontraba Kim, se preocuparía del resto.



Despertó sintiendo la respiración de Kibum sobre su cuello, los oscuros cabellos sobre su brazo extendido y ambas manos aferradas alrededor de su cintura.  Con su mano libre recorrió las facciones del menor, la pálida y suave piel contrastaba contra su mano rechoncha y endurecida por las innumerables peleas en las que se había visto envuelto y los trabajos que había llevado a cabo durante su adolescencia.   Kibum era más de lo que podía pedir, más de lo que alguna vez podría llegar a merecer y sin embargo estaba junto a él, sin ninguna vacilación había decidido entregarse a él en cuerpo y alma y él se había vuelto un adicto a su dulce sabor.    

Pensó con angustia en cómo sus deseos habían sido mayores a su voluntad de encontrar al asesino de su hermano, y ya no podía seguir mintiéndose, año tras año sus esperanzas de hallar una pista verdadera habían ido agotándose, lucho por ello, realmente lo hizo, pero ahora tenía algo... a alguien más importante a quien quería proteger, no podía seguir adelante con su infructífero intento de venganza, no tenía ya la voluntad ni la fuerza para continuar, no si Kibum podía salir lastimado de alguna forma.

Como si hubiese sido atrapado haciendo algo malo sus latidos se aceleraron al ver la sonrisa formarse en el rostro de su pareja, y el como lentamente sus ojos comenzaban a abrirse.   Quería conservar esa sonrisa y la calidez que sentía extenderse en su pecho, la sensación era casi agobiante por su intensidad pero no podría cambiarla por nada.

Estoy comenzando a avergonzarme

No tienes porqué... eres hermoso - Respondió con voz ronca, logrando que el sonrojo cubriera el rostro del joven — ¿Te desperté? - Preguntó continuando con la caricia, ya no tenía sentido detenerse si el joven había abierto sus ojos.

Kibum negó dedicándole una sonrisa radiante para luego sumergirse en el silencio, dejando que luz inundara la habitación y atesorando aquel momento de calma, como si nada malo pasara a su alrededor.

Sabes? - Murmuró Kibum después de algunos minutos en que permanecieron abrazados  —Hace años, cuando mi padre tomó el mando de la empresa pasó algo parecido

¿Qué quieres decir? - Preguntó Jonghyun prestando atención

Lo que ocurrió en mi casa - aclaró  — Ocurrió lo mismo hace seis años, mi padre acababa de tomar el mando en la empresa cuando la casa fue atacada

¿Tú estabas allí?

Estaba preparándome para los exámenes por lo que pasaba muy poco tiempo en casa pero... madre y mis abuelos estaban allí

¿Qué ocurrió con ellos, Kibum? - preguntó acariciando la espalda desnuda a modo de consuelo, podía reconocer el leve estremecimiento en su cuerpo, algo que indicaba que era un tema difícil pero del cual necesitaba hablar.

Ellos intentaron escapar; padre... padre estaba en Japón entonces y ellos sufrieron un accidente.  - Jonghyun sintió la humedad de las lágrimas sobre su cuello y distanciándose del joven para ver su rostro, limpió con cuidado el rastro que estas habían dejado sobre sus mejillas No pudieron hacer nada por ellos, tuve que verlos morir uno a uno en el hospital, si no fuera por Minho, probablemente habría perdido la cabeza - Besó su frente con cariño, luego su nariz y sus labios, queriendo de alguna forma detener las lágrimas y hacerle olvidar todo el dolor que había sufrido. 



Solía quedarse pasada la medianoche inclinado sobre la mesa de trabajo, completando el papeleo o cumpliendo turnos que bien podrían suplir sus colegas y, aunque muchas veces era un trabajo tedioso, prefería ser él mismo quien redactara o trascribiera los documentos desde el archivo, le daba una oportunidad de repasar detalles que en momentos más frenéticos podrían pasarse por alto, el ver cómo se había resuelto el caso también, lo ayudaba a prepararse para sucesos que no había enfrentado.

Había tenido una larga y esclarecedora charla con el señor Cho, la cual lo condujo nuevamente a los registros de archivo.   Fue difícil dar con el documento que buscaba, no porque alguien se lo impidiera, era más bien porque solían deshacerse o apartar los casos que eran cerrados como accidentes.  Cuando encontró el documento sin embargo, la información comenzó a calzar perfectamente, tanto con sus investigaciones como por el testimonio entregado por el ex agente, incluso las fechas coincidían.  Siempre era difícil explicar la situación a los familiares de los involucrados, pero esta vez también él estaba implicado, Jonghyun de hace tiempo había dejado de ser solo un aliado para convertirse en su amigo y, ¿cómo demonios se supone que podría explicarle eso?.  Era un caso inconcluso, al re-abrirlo de todas formas se enteraría y temía su reacción porque lo conocía lo suficiente para predecirla, dejar las cosas tal y como estaban era una posibilidad que en ese momento le parecía tentadora pero que sabía terminaría descartando si significaba traicionar sus principios.



Era aún de madrugada cuando los insistentes golpes alertaron a Jonghyun, quien tomó su arma quitándole el seguro y manteniéndola en su espalda listo para disparar si la situación lo ameritaba.   Abrió la puerta con fuerza quedándose estático en cuanto Minho se dejó caer contra él, ebrio y herido.   Le tomó unos segundos reaccionar para evitar que el alto se golpeara contra el piso.   Cuando Kibum llegó hasta él, Minho se lanzó a sus brazos, dejando caer sus lágrimas al ver la mirada preocupada de su amigo.

Min, tranquilo, ¿qué ocurre? - El pánico en la cara de Kibum era evidente, sentía sus manos sobre su ropa tratando de buscar el origen de la herida entre el rastro de sangre mientras balbuceaba — dónde está, dónde...

Sus propias manos aún temblaban cuando atrapó las de su amigo, las de esa persona que podía considerar familia

Pa - la palabra quedó atrapada en un nudo asfixiante, un nudo del que había intentado deshacerse ahogándose en alcohol y envolviéndose en una pelea porque no tenía el valor de enfrentar a Kibum;  Kim lo había criado, le había dado un lugar y lo había acogido en su familia tomando el puesto que su padre había dejado.  Pero él no tenía derecho a llamarlo de esa forma, no cuando lo había dejado morir frente a sus ojos sin poder hacer nada, tal como había ocurrido con el resto de aquella familia.

Lo siento, lo siento, Kibum lo siento - Sollozó de forma desgarradora mientras Kibum intentaba contenerlo —No pude hacer nada, lo siento... el señor... el señor Kim está muerto.





-

The fox and the houndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora