Apretó el puente de su nariz con cansancio, en los años que llevaba junto al grupo se había enfrentado a gente demasiado poderosa, a hombres fuertes, grupos que los superaban en número e incluso a balas que lo habían mantenido al borde de la vida y aún así pensaba que esta era, con creces, una de la peores situaciones que se le presentaban.
Hasta el día anterior ni siquiera sabía que el señor Kim tenía un hijo, el chico en cuestión era un joven de rostro agraciado y figura delicada, el cabello oscuro cubierto de una capa azulada que resaltaba sus bonitos rasgos, los que por cierto perdieron toda gracia cuando el jovencito advirtió la razón de su presencia. Se encontraba cansado por el repentino viaje a Busan, su jefe le había pedido tener paciencia con el muchacho y no lastimarlo por nada del mundo, lo último había sido más una sutil amenaza que una petición, pero lo que implicaban esas frases le había pasado totalmente desapercibido, el caprichoso chico no había escuchado razones después de su presentación, a penas escuchó el nombre de su padre le indicó la salida e, ignorándolo, subió a su cuarto con un desplante, a su parecer, exagerado.
—Joven Kim... - Intentó nuevamente, recibiendo una inmediata respuesta desde el otro lado de la puerta que se interponía entre ellos.
— ¡Si tan preocupado está puede venir por su cuenta!, no me moveré de acá.
Jonghyun caminó agotado hasta el pasillo principal en donde tomó una elegante silla cargándola para dejarla fuera del cuarto del chico y comenzar su espera. Si tuviese libertad para actuar podría simplemente forzar la puerta y cargar al niñato en uno de sus hombros, lanzó un bufido y le advirtió al otro de su presencia, en algún momento debería salir de allí.
Lanzó la colilla de su cigarro por la ventana a medio abrir, dos de sus hombres lo acompañaban siguiendo una pista hasta una de las estancias de los Huang, según su informante se trataba de policías. Como parte del acuerdo de paz, los Huang habían aceptado no interferir con la fuerza policíaca de su país, si tampoco se trataba de una redada entonces alguien estaba rompiendo el convenio.
Vio salir a uno de los uniformados y dio la orden al hombre que estaba al volante para que comenzara a conducir a cierta distancia, no estaban en una calle concurrida, si llegaban a ser descubiertos las cosas podrían fácilmente empeorar. Minho suponía que tanto Jonghyun como el sr. Kim, al igual que él, sospechaban que había más gente involucrada, no se trataba solo de la familia china, la constante lucha entre los grupos internos por los territorios buscaba siempre causar el mayor daño colateral, debían descubrir la razón, tenían demasiados enemigos tanto declarados como ocultos en sus propias filas, no podían simplemente confiar en sus palabras, aquella era una lección a la que él se había aprehendido y la que lo había hecho escalar hasta convertirse en la mano derecha de Kim.
Se exaltó al ver que el automóvil policíaco doblaba en una calle sin retorno, antes de poder advertir al conductor vio, por el espejo retrovisor, como una camioneta oscura salía de un estacionamiento y el auto policial se detenía frente a ellos.
Sus oídos comenzaron a palpitar por la adrenalina y el grito que el conductor había soltado a su lado, la mayoría de los proyectiles impactó directamente con el torso del piloto quien, aferrándose a la vida, seguía ejerciendo presión sobre el acelerador. El dolor en su hombro se intensificó cuando intentó ocultarse tras el panel y moverse al otro asiento, siendo cubierto por el hombre que seguía en los asientos traseros, Minho logró tomar el volante para recuperar la dirección del vehículo y dirigirlo hasta el policía que había lanzado su munición contra ellos, este, al ver las intenciones de su enemigo, se ocultó tras unos contenedores para evitar el golpe y las balas que parecían no tener un objetivo en específico.
Ambos vieron aparecer la camioneta por el espejo retrovisor y, antes de que los acorralara, el subordinado apuntó contra el vidrio frontal haciendo que el conductor y su acompañante se desviaran, Minho aprovechó la oportunidad para salir del callejón antes de que les cerraran el camino. Unos metros más adelante aventó el cuerpo sin vida que aún ocupaba el asiento delantero y se metió por otro callejón para colarse en el tráfico y evitar la persecución.
Jonghyun despertó sobresaltado al sentir que alguien lo agitaba desde el hombro, mareado y adolorido por la incómoda siesta, le costó enfocar la vista hasta encontrar frente a él a uno de los guardias de la casa.
—Señor, el joven Kim acaba de salir.
—¿Qué? - Preguntó confundido, recordando de súbito los balcones que se apreciaban desde el exterior de lujosa casa, ¿en serio el niñato había escapado por ahí? —¡Maldición! - Profirió antes de comenzar su carrera hasta el exterior.
Lo encontró un par de minutos después, vistiendo un nuevo cambio de ropa con un enorme sombrero sobre su cabeza y un bolso igual de grande atrapado en su brazo, el chico estaba a punto de tomar un taxi cuando Jonghyun le cerró la puerta del vehículo con un golpe y gritó al conductor que no lo necesitaban. Entonces, volteó tomando al menor con fuerza por su antebrazo y lo condujo hasta el auto estacionado fuera de su casa. Sin cuidado alguno, lo hizo entrar al auto por el asiento del conductor, empujándolo para que se moviera al asiento de al lado, cuando el joven al fin pudo acomodarse, Jonghyun encendió el auto y bloqueó las puertas antes de que tuviese cualquier oportunidad de escapar nuevamente.
—¿Qué estás haciendo?!, ¡no puedes llevarme contra mi voluntad! - Reclamó Kibum.
—Te subestimé antes, no pasará de nuevo. Tu padre me ordenó llevarte con él y siempre cumplo con mis órdenes - Replicó Jonghyun enfadado y dispuesto a seguir con el sermón pero KiBum pasó su brazo por delante y encendió el radio a todo volumen, mientras el mayor maldecía.
A pesar de la estruendosa música el chico había terminado cayendo dormido en medio del viaje, algo que Jonghyun agradecía ya que con el cansancio acumulado era seguro que no tendría la paciencia para aguantar al menor. Tomando un gran respiro para infundirse ánimos, bajó del automóvil lanzando la puerta con un fuerte golpe que hizo saltar a su acompañante, abrió la puerta para él y llamó a uno de los guardias para que informara al sr. Kim de su llegada.
A regañadientes y algo desorientado Kibum siguió al mayor hacia el interior de la casona. Al caminar por los pasillos los recuerdos de su infancia llenaron su mente, los jardines que ahora lucían descuidados, habían sido hace mucho tiempo su lugar de recreo, solía pasar horas junto a sus abuelos cuidando de las flores del jardín, casi podía recordar con claridad el fragante perfume del que había sido su hogar; recordaba también como la luz entraba a raudales por las ventanas y lo mucho que a su madre le gustaba sentarse a leer frente a ellas.
Su ánimo se fue apagando conforme llegaban a la oficina de su padre, Jonghyun golpeó un par de veces y entonces, abriendo la puerta, le cedió el paso para dejarlo solo junto al hombre que, sin querer, se había hundido a sí mismo arrastrando con él a su familia. La oficina seguía siendo la misma a pesar de los años, las oscuras cortinas y los pesados muebles parecían haberse extendido por el resto del hogar, sumiéndolo en el ambiente sombrío y transformándolo en solo una extensión de lo que era ese cuarto.
—Me alegra que vinieras a casa - Kim se levantó de su escritorio y extendió sus brazos para recibir a su hijo.
Kibum dudó antes de acercarse y corresponder al abrazo de forma débil —No estoy de acuerdo con esto - Protestó desde su lugar, los brazos de su padre siempre le parecieron cálidos y lo hacían sentirse pequeño.
—Lo sé cariño, pero necesito mantenerte a salvo, están pasando muchas cosas ahora mismo - El menor se alejó renuente.
—Y aún así no puedo saber de qué se trata - su padre negó y cambió de tema sentándose tras su escritorio.
—¿Cómo estuvo el viaje?, Jonghyun no me comentó nada. ¿Se lo hiciste difícil?
—Sabes que sí - Resopló tomando asiento.
—Es un buen chico, pensé que por su edad se llevarían bien.
—No necesito llevarme bien con él.
—Es uno de mis mejores hombres, Kibum. Quiero que él sea tu guardián mientras estés aquí.
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The fox and the hound
Fiksi PenggemarA pasos rápidos se escabulló en el mar de gente que, estresada, atestaba la ciudad a esa hora, probablemente preocupada de aprovechar el poco tiempo antes de volver a sus rutinas de trabajo; con solo ver sus rostros se alegraba de no tener que pasar...