8. Cautivo

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  Se estaba ahogando, cada vez era más difícil respirar, sus manos se elevaron violentamente buscando liberarse de su enemigo invisible, sus piernas en cambio luchaban contra aquello que las apresaban; como pudo, aventó las sábanas y salió del cobijo de la cama hasta alcanzar el interruptor de la luz, la sensación de unas manos apretando su garganta persistía como si fuera un hecho reciente.   Alerta, mantuvo su espalda recargada contra la pared del cuarto, asegurándose de alguna forma de que sus pesadillas no lo seguirían al abrir sus ojos, su corazón golpeando fuerte contra su pecho y su respiración lentamente comenzando a calmarse, se reprendió mentalmente mientras se dejaba caer hasta el piso.  Ya no era un niño, no había razón para temer a los cuartos oscuros y vacíos, si Jonghyun se llegaba a enterar de ese episodio lo arrastraría de vuelta al departamento no sin antes enfrentarse a Minho, a quien parecía culpar por cada acción que él tomaba.  

 Sabía que era solo cuestión de acostumbrarse al cambio, a pesar de no tener a su sobre protector hyung junto a él, estando en la casa Kim no corría ningún peligro y, aunque así fuese, él podía defenderse; precisamente por eso había tomado la decisión de alejarse del cobijo del mayor, él podía hacer frente a sus miedos, debía hacerlo. 

 Cuando logró animarse, y con el sueño totalmente olvidado, tomó un albornoz y se envolvió en él para tomar el aire fresco de la madrugada.   Aún a esas horas no era extraño ver movimiento en el resto de la casa, esta siempre permanecía vigilada por un par de hombres que rotaban turnos aunque el jefe no estuviese en el lugar, la seguridad del lugar parecía responder a alguna especie de apego emocional del mayor más que a su seguridad o la de su hijo.     

La poca luz que ingresaba por los pasillos le permitió encontrar a tientas el interruptor de la cocina, se vio congelado por unos segundos hasta que reconoció la figura que frotaba sus ojos por la repentina iluminación. 

¿Taemin? - Preguntó el otro joven cuando logró enfocar su vista —¿Qué haces ahí?

 ¿Qué hacías tú aquí y en oscuras?, ¿sabes el susto que me diste? - Kibum sonrió y lo invitó a sentarse.

No podía dormir.      Siéntate, prepararé algo de chocolate. 

El menor tomó asiento en donde antes se encontraba Kibum, viendo al otro joven apagar la cocina que él, hasta entonces, no había notado encendida.

Mi madre solía traerme hasta acá y preparar chocolate cuando no podía dormir, pasábamos un buen tiempo conversando hasta que nos vencía el cansancio o comenzaba a amanecer. 

 Taemin lo observó con curiosidad, por la suave sonrisa en el pálido rostro de su amigo, sabía que se trataba de un buen recuerdo, reparó entonces en algo que había llamado su atención.

 Hyung, ¿tú solías vivir aquí? - Kibum respondió afirmativamente dejando un jarro con la caliente mezcla frente a él.  —¿Qué hay del resto de tu familia?, ¿dónde están? 

 Ya no están acá - respondió encogiéndose de hombros   —Ellos fallecieron hace mucho.

Lo siento por preguntar - se inclinó Taemin, si bien en aquel tiempo habían desarrollado una cómoda amistad, aún habían cosas que no podían simplemente preguntar, la confianza era un lazo que solo podía construirse y fortalecerse a través del tiempo.  

No te preocupes.  ¿Qué hay de ti?, ¿Cómo era tu familia? - Kibum podía intuir que el muchacho no mantenía contacto con ella, de otro modo difícilmente estaría en ese lugar siendo tan joven.

No tengo - respondió envolviendo sus manos en el tazón para que recibieran el calor; no era una mentira, si bien esas personas seguían con vida, no podía considerarlas como una familia.  Vio la sonrisa afable en el rostro de Kibum, no sabía qué significaba pero junto a él sentía confianza para hablar con libertad.

Desde niño pasé por muchos lugares de acogida; nunca estuve mucho tiempo en un solo lugar, así que no hay gente a la que pudiera llamar familia hasta que Jonghyun hyung me tomó a su cargo.

 Kibum se tensó, aquella era una buena oportunidad para preguntar sin parecer extraño.   La discusión con su padre, como siempre, no había llegado a nada, ambos demasiado tercos hasta que el hombre mayor se cansaba y lo dejaba hablando solo; después de eso había desaparecido dejando las instrucciones de no dejarlo salir, habiendo terminado su relación y estando en una ciudad en donde la poca gente que conocía eran los matones de su padre, tampoco tenía una necesidad real de salir.  En el pasado muchas veces había intentado alejarse solo para ser arrastrado de vuelta cuando su padre se cansaba de sus arrebatos, el padre que nunca estaba para él pero siempre lo mantenía bajo su custodia.   

El asunto era que, en más de una ocasión, se había visto tentado de llamar a Jonghyun con la excusa de que lo escoltara a algún lugar, solo para saber si estaba bien.     Iban días en que no aparecía por el lugar y temía que su padre lo hubiera lastimado por su falta, a pesar de haber aclarado que su guardián no tenía la culpa de su escape, su padre era un hombre impetuoso.  Afortunadamente no tuvo la necesidad de preguntar cuando Taemin continuó hablando, la inquietud incrementándose cuando el menor le aseguró que estaba cumpliendo con algún trabajo fuera de la ciudad.



Tres días más debieron pasar antes de que Jonghyun regresara a la ciudad, cansado como estaba, llegó directamente a su vacío departamento, ya al día siguiente podría entregar la información obtenida al sr. Kim.     Dejó su bolso caer en la sala y desprendiéndose de sus prendas avanzó directamente a la ducha, en su camino claramente pudo oír su móvil sonar, aunque le extrañó ver el nombre de Kibum en la pantalla, decidió ignorarlo por ese momento, aunque el joven seguía a su cargo su jefe había especificado mantenerse enfocado en su trabajo hasta que volviera, bien podía tomar unas horas más y nadie sabría que estaba de regreso.   

Permitió que sus cansados músculos se relajaran bajo el agua tibia sin preocuparse del tiempo, al salir buscó algo de ropa liviana y caminó directo a su cama, la pantalla de su móvil nuevamente iluminada, se estiró para alcanzar el aparato y sonrió cuando se dio cuenta del contenido del mensaje, el pequeño Kibum estaba preocupado por él.

The fox and the houndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora