28. Aurora (Epílogo)

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 Taemin no podía creerle del todo, no cuando aún podía encontrarlo algunas madrugadas sentado frente a la ventana, con la vista perdida en la oscuridad y su mente hundida en los recuerdos de algo que, ambos sabían, jamás podría recuperar.     Lo más doloroso era saberse el principal causante de su angustia y verlo ocultar sus lágrimas con discreción para volver a fingir que todo estaba bien.    

 Fue difícil salir adelante, pero Kibum se negó a sentarse a esperar y decidió que no tenían otra opción; el paso del tiempo fue sanando sus heridas, las de ambos, y tanto su temple como su confianza se fueron recuperando pero, a pesar de sus palabras, aún podía vislumbrar los dolorosos fragmentos a los que el joven insistía en aferrarse con algún sentimiento que él era incapaz de comprender, pero que le impedía dejar atrás el pasado cuando Kibum no merecía nada más que la felicidad después del infierno por el que había pasado.    

Cuando escaparon del departamento, casi cuatro años atrás, Jonghyun se había entregado a la policía asumiendo el cargo por la muerte de Park pero negándose a reconocer a cualquiera de ellos como parte de los negocios de Kim.      Las investigaciones en contra del hombre habían estado demasiado avanzadas sin embargo, por lo que muchos de los miembros del grupo ya disuelto habían caído llevando con ellos a grandes empresarios y causando uno de los mayores escándalos de corrupción en el país.     

Aunque el joven Kim había sido apartado de la investigación, había sido expuesto bajo los focos de los medios cuando lo que quedaba de la empresa había caído en sus manos.  Kibum tenía claro desde siempre que no era algo de lo que pudiera ni quisiera hacerse cargo, tal vez, y solo tal vez en algún momento lo habría considerado como un reto, pero no entonces cuando su vida estaba convertida en un completo caos; decidió entonces vender el porcentaje que por derecho le correspondía, si bien la empresa no tenía ya gran reputación, seguía siendo un buen negocio si otra empresa más grande podía absorberla, eliminando su nombre y manteniendo tanto los tratos como los empleos de quienes la componían y se habían visto afectados por las malas decisiones de un montón de gente ambiciosa.   

  A pesar de toda la exposición que estaba sufriendo, Kibum, tal como había prometido y aún al saber que fue él el único en entregar la información para que lastimaran a su padre, no se lo recriminó en ningún momento.   El joven Kim estaba empeñado en quitar cualquier carga que pesara sobre sus hombros sin importar la oposición de Minho, quien era incapaz de perdonarlo pero había terminado rindiéndose y aceptándolo y, luego de asegurarse de que Kibum estuviese a salvo, había abandonado el país.   De vez en cuando recibirían alguna noticia de él, pero Minho nunca nombraba a Taemin o preguntaba por él, y estaba bien, porque estaba recibiendo mucho más de lo que alguna vez podría llegar a merecer, aún se sentía culpable y en deuda pero era Kibum quien lo había impulsado a recuperar su vida y nunca podría agradecerle lo suficiente.


Aquella mañana despertó con un ánimo renovado, cuando se levantó aún estaba oscuro pero no le extrañó encontrar a Kibum ya de pie, con la vista cansada preparando el desayuno para ambos.    Solían hacer su camino juntos durante las mañanas, Kibum hasta su pequeño estudio de diseño mientras él estudiaba y ayudaba a tiempo parcial en una cafetería cercana; eran comienzos de otoño y la agradable brisa fresca ya comenzaba a sentirse, mientras caminaban, se concentró en respirar y despejar su mente, un ejercicio que hasta hoy le había ayudado bastante.

 Kibum seguía hablando por el móvil con aquel tipo que, aunque no le agradaba del todo, era capaz de hacer sonreír a su amigo.      No estaba realmente prestando atención a lo que decían, más pendiente de observar las hojas de los árboles y cómo la coloración de éstas daba indicios de comenzar a cambiar.      Se detuvieron esperando el cambio en las luces para cruzar la gran avenida, a esa hora el tráfico era constante, tal como la multitud en las calles; estuvo un tiempo recorriendo las facciones de las personas de la calle frente a ellos, preguntándose por la vida que llevarían, la mayoría de ellos eran estudiantes y trabajadores pero entre ellos, había unos rasgos conocidos retuvieron su atención, dejándolo paralizado por la sorpresa y las inmensas ganas que tenía de correr hasta sus brazos protectores.  

 Habían perdido todo tipo de contacto desde que la sentencia fue dictada, intentó buscarlo, realmente lo hizo, pero cuando finalmente llegó hasta el detective que conocía el paradero de su amigo, este transmitió como único mensaje que él no quería ser encontrado.       Pero estaba frente  a él, aún si su rostro lucía algo más delgado y notoriamente cansado, su cabello desordenado así como la apacible sonrisa ladina y la mirada cálida le confirmaban de quién se trataba.   Jonghyun no lo veía a él, miraba fijamente a Kibum y Taemin quiso llamar la atención del otro joven, pero antes de poder hacer cualquier movimiento vio al mayor negar mientras podía claramente leer en sus labios un "así está bien."       

No lo estaba, ambos lo necesitaban junto a ellos, quería desesperadamente llevarlo de vuelta a sus vidas; la risa de Kibum que seguía concentrado en su conversación, lo sacó de su momentáneo trance, y fue entonces que comprendió que el deseo de Jonghyun era conservar esa calma. 

Al volver su vista al frente Jonghyun ya no estaba, cuando la luz cambió Taemin cruzó dejando atrás a Kibum y buscando a quien había sido su guardián entre la gente, pudo sentir que Kibum lo alcanzaba cuando su vista finalmente dio con su objetivo.     Jonghyun se alejaba en dirección contraria, con paso constante y una leve diferencia en su andar, fue imposible reprimir las lágrimas cuando volvió la vista hasta Kibum, el joven mantenía su vista fija en la ancha espalda del guardián, reconociéndolo con sus ojos brillantes.   Ambos se quedaron allí por minutos hasta que Kibum, soltando un suspiro, le sonrió levemente y retomando su dirección, le pidió que continuaran con su camino.


The fox and the houndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora