Con un movimiento que hizo ella, quedamos completamente de frente, el sol entraba por la ventana y daba directo a su cara. Un segundo me bastó para contemplar sus grandes ojos chocolate brillantes, profundos y misteriosos, su pequeña y hermosa nariz cubierta con unas casi invisibles pecas, sus labios rojos y carnosos que me llamaban siempre. Ella era deslumbrantemente preciosa, y cuando devolví la vista a sus ojos tuve que reconocer que no solo era preciosa por fuera, sino que era la persona más tierna y la más seca al mismo tiempo, la más egoísta pero también la que más sabe pensar en los demás, la más inteligente pero la más torpe algunas veces, era la chica más especial que hubiera conocido pero también la que moriría en unos meses. No quería pensar en eso nunca, porque realmente me rompía el corazón, ver sus ojitos llenos de emoción cuando cumplo algunos de sus deseos, y me dice que gracias a mí esta viviendo como siempre quiso, me da ánimos, pero realmente me destroza pensar en su enfermedad. Y aunque quisiera ser como Leo y tenerla encerrada en hospitales para que alguien descubriera alguna cura o alguna solución, no podía, porque no iba a dejar que ella muriera sin haber cumplido cada uno de los puntos de esa lista, porque por lo menos pensar que murió feliz sería una satisfacción entre todo el dolor.
Mordí mis labios y no me permití besarla aunque era todo lo que quería hacer, porque no sería justo para mi, porque no podía dejar que mis sentimientos por ella crecieran aún más. Un beso es un beso, siempre habrá amor en un beso, a veces con sólo uno te puedes enamorar y yo no quiero caer por ella. No me lo voy a permitir. Puse mi mano en su mejilla y besé su nariz, ella me miró a los ojos y sonrió, sus bellos ojos sonriendo junto con sus labios.
•
—Eres una loca y me vas a meter en problemas —le dije mientras pagaba la pintura fluorescente que quiso la hermosa señorita para su mural. Ella sonrió enseñando todos sus dientes y dio un saltito emocionada. Era como una niñita pequeña.
—Tú eres la loca que me hace caso —atajó contenta y yo sonreí porque era verdad. Tomé dos botes de pintura y Stephanie tomó otros dos. Salimos de la tienda y dejé mis botes en el suelo para abrir la cajuela del auto de Heechul y guardarlos ahí.
—¿Tienes una idea de dónde lo podemos hacer? —preguntó emocionada camino al departamento.
—Sí, es el lugar perfecto —me puse a pensar que quizás ya no era tan perfecto, ya había pasado casi un año desde la última vez que visite ese lugar—. O, no sé.
—¿Dónde es?
—Es en un parque cerca de la casa donde vivía antes, hay unas paredes que usábamos como murallas cuando jugábamos —sonreí ante el recuerdo—. Sería genial que estuvieran ahí tal cual yo las recuerdo.
—Pues no sabremos si no vamos.
—¿Hoy?
—Mejor mañana, ¿no crees? —asentí—. Hoy el día esta como para ver una linda película, jugar videojuegos, tomar café y no hacer nada más, ya tuve suficiente acción por hoy.
—Claro que sí —empecé a reír recordando la manera en la cual se aventó. En el momento me había asustado, pero ahora que lo pienso fue muy gracioso. Solté una carcajada más fuerte y seguí riendo—. Parecía que te querías suicidar, estampándote en el piso con todas tus ganas.
—No lo hice bien, ni siquiera me acerqué a lo bien —ella empezó a reír conmigo y su risa era tan jodidamente rara que me hizo reír aún más. Y aunque ya la caída no era tan graciosa, seguimos riendo todo el camino, porque su risa me hacia reír y mi risa la hacia reír a ella—. Ya deja de reírte, me duele la panza.
—Tú tienes la culpa, te ríes como burra —me fulminó con la mirada pero no dijo nada, porque sabía que era cierto. Entramos a casa por fin, Stephanie se tiró al sillón y se quitó los tenis mientras suspiraba—. ¿Jugamos o vemos una película?
![](https://img.wattpad.com/cover/123537739-288-k965931.jpg)
YOU ARE READING
the perfect bucket list » taeny
FanfictionQuizás no te traté tan bien como debí hacerlo. Quizás no te amé tan seguido como pude hacerlo. Nunca tomé el tiempo para esas pequeñas cosas que debí haber dicho y hecho. Quizás no te tuve en esos momentos solos y solitarios. Y supongo que jamás te...