capítulo 25.

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{narra Taeyeon}

Estaba disfrutando ese día al máximo. No podía dejar de sonreír. Amaba a Jessica más que nunca, porque no me volvería a meter en problemas con ella, porque estaba embarazada, porque estaba siendo más linda y divertida que nunca y porque gracias a ella le di cuatro besos a Stephanie. No había manera de no amarla por esos besos. Estaba que saltaba de emoción y ahora no podía mantener mis manos alejadas de Stephanie, por más que trataba de controlarme.

El reto se me ocurrió de último momento, ingenioso, perfectamente ingenioso, ¿no creen? Esta fue la mejor idea que se me ha ocurrido en toda mi vida.

Estaba sentada enfrente de los probadores con los codos recargados en las rodillas esperando a que Stephanie saliera con ese traje de policía.

—Te mueres por ella, ¿cierto? —preguntó Jessica con una sonrisa. Yo la miré confundida—. A mi no me engañas.

—¿Engañarte con qué o qué?

—Estás enamorada de Stephanie —supuso.

—¡Ya voy a salir! ¿Irene, ya terminaste? —gritó Stephanie interrumpiendo a Jessica.

—Me gusta, eso es todo —mentí—. Al igual que me gustas tú, que me gusta Irene y que me gustan muchas chicas.

—¿Estás segura?

—¡Ya estoy lista, salgamos al mismo tiempo! —gritó Irene. Y dejé de ponerle atención a Jessica. Ella era la menos importante en ese momento.

Las cortinas de los probadores se abrieron al mismo tiempo y la mandíbula casi se me despega de la cara cuando salió Stephanie y caminó hacia mí con el traje de policía más sensual del universo y una gorra de oficial sobre su cabello desordenado.

Juro que la vi caminando como si fuera alguna película, lentamente, música de sexo de fondo y con el cabello volando. Dio una vuelta y casi suelto un chillido involuntario. El vestido estaba más apretado a su cuerpo que cualquier otra cosa que ella se hubiera puesto alguna vez y le llegaba justo debajo del trasero. Resaltaba sus pechos y dejaba ver su ombligo. Se veía más morena, se veía más sensual que nunca, y me daban ganas de tirarme sobre ella en ese momento.

—Ese nos lo llevamos, definitivamente —dije por fin después de unos segundos de estupidez natural. Stephanie río y negó con la cabeza.

—¡Dios, que chicas tan sensuales tenemos aquí! —exclamó Jessica.

—Es algo natural —contestó Stephanie guiñándole un ojo a Jessica—. Irene, te ves estupenda.

—No más que tú, Steph —Irene se acercó y le dio una nalgada a Stephanie. Oh, Dios, podía casi jurar que lo estaban haciendo a propósito. No podía despegar mis ojos de Stephanie, así como no podía cerrar la boca.

—Mira estos zapatos —exclamó Stephanie, caminó hasta una repisa y tomó unas zapatillas de prostituta. De esas que tienen en la suela un espacio para las propinas. Se quitó los zapatos y se metió en esas cosas, creciendo de repente como quince centímetros. Me quise imaginar a Stephanie bailando en esas zapatillas, pero verdaderamente solo me la imaginaba cayendo.

—¿Puedes andar en eso? —le pregunté con burla y me levanté.

—Sí, no son tan incómodos como se miran —me miró sonriendo y caminó de un lado a otro probando los zapatos. Era casi imposible pero aun con ese vestido y esos zapatos no dejaba de verse linda, no guapa o caliente, sino linda—. Ponte unos Irene —gritó y anduvo hacia mi unos pasos, después retrocedía y daba vueltas sobre sí misma—. ¡Son cómodos!

the perfect bucket list » taenyWhere stories live. Discover now