{narra Stephanie}
Salí del ascensor a duras penas; arrastrando mis pies y respirando con mucha dificultad, pero ya estaba ahí y me sentía más a salvo que en cualquier otro lugar. Me recargué en la pared para tomar aire y llevé mi mano a mi nariz. Tenía sangre, demonios. Me dio un ataque en el auto de Irene antes de bajar, ella estaba llorando totalmente asustada de que algo peor pudiera pasar, insistió mil veces en llevarme a un hospital, incluso arrancó el auto decidida a llevarme pero abrí la puerta y amenacé con tirarme. No lo iba a hacer pero eso hizo que Irene parara.
Traté de comportarme después como si mágicamente todo estuviera bien para no asustarla aun más, le rogué para que no le dijera nada a Taeyeon y al parecer la convencí. Pero no podía fingir conmigo misma el dolor, me dolía el pecho más que con cualquier otro ataque; esos últimos días estaba terriblemente asustada de mi muerte, más que de costumbre, porque sabía que cualquier momento podía caer muerta de algún ataque y saber eso no era nada lindo. Mis uñas se estaban poniendo amarillas y se rompían con facilidad, era totalmente asqueroso; el cabello se me estaba cayendo y yo me sentía cada día que pasaba con menos fuerzas. Se volvía cada vez más y más difícil para una persona tan débil como lo era yo sobrevivir a eso. Ni siquiera yo entendía bien porque razón lo aguantaba.
Me limpié la nariz y las lágrimas con el interior de mi blusa pero al parecer no me dejaba de sangrar. Puse la cabeza hacia atrás y deseé que Tae no me pusiera tanta atención para que no notara nada. Me quedé unos minutos afuera hasta que todo estaba bien, dentro de lo que cabe. Me dejó de sangrar la nariz y ya había tomado un poco de aire.
Saqué las llaves y abrí la puerta de entrada.
Taeyeon saltó asustada cuando me vio entrar. Tiró su computadora al piso, metió algo debajo del sillón y se levantó rápidamente, tropezándose de la manera más perfecta con un cojín tirado, se paró derecha y me miró con un aspecto adorable, cómo de una niña pequeña que acababa de ser descubierta en alguna travesura.—¿Estabas... viendo pornografía? —pregunté con la boca abierta. Ella negó con la cabeza fuertemente y empezó a balbucear.
—¿Qué? no. ¡Claro que no! Yo sólo estaba...
—Está bien, Tae —cerré la puerta a mis espaldas y caminé hacia dentro con una sonrisa—. Sólo.. lávate las manos, ¿sí?
—Tengo las manos limpias, ¡por Dios, qué malpensada! No estaba haciendo eso.
—Te creo, Tae —mentí—. Pero voy a estar más tranquila si te lavas las manos. Eso sí, no voy a volver a tocar esa computadora...
—Steph, estoy hablando en serio —se acercó a mí preocupada e hice mohín de retroceder horrorizada. Ella me miró con los ojos entrecerrados—. Sólo me asusté porque abriste de repente.
—Sí claro... ¿qué escondiste debajo del sillón, eh? —pregunté acercándome al sillón. Ella me tomó del brazo para que no fuera.
—No es nada —me dijo tratando de ocultar que estaba desesperada. Me gustaba verla así.
—¿Te estabas drogando? —abrí la boca muy grande. Yo sabía que no se estaba drogando o algo así, pero verla asustada me daba gracia—. ¿Drogando y masturbando? —ella empezó a reír nerviosa.
—¿Estás hablando en serio? Sólo estaba... pues estaba tocando la guitarra un poco.
—De acuerdo. No te creo pero me da igual —puse mi mano en su cara y le di unas palmaditas suaves—. ¿Me vas a enseñar ya? —ella sonrió incómoda y tomó la guitarra del piso. Yo me senté en el sillón.
Taeyeon nunca me había dicho que tocaba la guitarra, eso era como, no lo sé ¡lo más genial del universo! Mi amor por ella creció, si eso podía ser posible, y cuando me dijo que sí me enseñaría quise gritar de la emoción; bueno, de hecho sí grité. Sólo porque estaba muy feliz.
Se aclaró la garganta varias veces antes de sentarse a mi lado con la guitarra en las piernas.
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the perfect bucket list » taeny
Fiksi PenggemarQuizás no te traté tan bien como debí hacerlo. Quizás no te amé tan seguido como pude hacerlo. Nunca tomé el tiempo para esas pequeñas cosas que debí haber dicho y hecho. Quizás no te tuve en esos momentos solos y solitarios. Y supongo que jamás te...