Graham sabía que estaba mal cruzar las puertas de ese restaurant de comida vegeteriana, pero aun así lo hizo.
Quería hablar con Damon Albarn.
Tenía un sentido del humor extraño y hablaba de cualquier cosa como si fuese algo muy típico entre ellos, pero se sentía cautivado por su belleza y su forma de ser. Jamás había conocido a una persona tan lleno de felicidad, con movimientos tan neutros y sentimientos tan únicos.
Buscó al chico con la mirada y no tardó en encontrarlo, sentado en el último asiento con los codos apoyados sobre la mesa y las manos en el rostro, con la mirada perdida. Se podía escuchar de fondo el bailable sonido de Shake It Up de The Cars, Graham se sintió dentro de una película, el ambiente era perfecto.
Aunque no evitó sentir un leve disgusto en su pecho al ver que habían algunos hombres viendo a Damon, y eso lo hizo enfurecer, aunque realmente no supo por qué.
Ciertamente a Damon le gustaba que lo admiraran, le gustaba que los demás se dieran cuenta de su admirable belleza, Graham suspiró, él siempre elegía la mesa del fondo.
-Sabía que vendrías -dijo apenas se acercó, lo estaba observando con sus penetrantes ojos azules-. Por eso me ocupé de ordenar por ambos, espero que no te moleste...
-No me molesta -confirmó y era cierto, le gustaba el atrevimiento de Damon, le gustaba saber que no estaba intentando impresionarlo con su forma de ser, le gustaba saber que solo estaba siendo él mismo.
-Lamento haberte decepcionado
Graham negó de inmediato.
-¿A qué te refieres? No lo has hecho, me gusta este lugar, sobre todo por los cuadros de Otelo detrás tuyo -señaló- tal vez hasta un día podríamos hacer un concurso de dibujo
-Tal vez sería un empate, soy buen dibujante -el rubio rió ante esa nula posibilidad, no hablaba en serio.
-¿Qué es tan gracioso?
-Nada -negó con una sonrisa infantil.
-Sé que no va al tema, pero estuve mucho tiempo en práctica para que mis dibujos llegaran a ser lo suficientemente buenos.
Tal vez muy en el fondo él y Damon no eran tan diferentes, lograban entenderse mediante a bromas extrañas, en su único lenguaje entre tatuador y cliente, uno muy extraño.
-Los míos siempre han sido un asco. Mi papá quería que estudiara medicina, y mi madre pedagogía, pero... yo decidí tocar la guitarra y tomar fotos. Los desnudos suelen ser los más solicitados.
-¿Desnudos? -preguntó Graham extrañado.
-Es divertido, me da la oportunidad de apreciar la anatomía masculina, en cambio las mujeres cobran un montón, pero los hombres, son gratis para mí . -sonrió en indirecta.
-No pensé que alguien como tú le gustase tomar fotos, pensé que tu amor por los... ya sabes...
-Penes
-Si, eso -asintió incomodo, el ambiente lo era.
-¿Algo más chicos? -exclamó la voz de una joven mesera, trayendo la orden de la pareja y quien observó directamente a los ojos a Damon.