Luego de un mes las cosas entre el tatuador y el chico del tatuaje estaban exactamente iguales, como la ultima vez. Graham siempre llegaba cinco minutos antes al trabajo, y Damon entraba a las once a la tienda, muchas de esas veces le tomaba fotos con el consentimiento de Coxon. Salía a las cinco y media y sabían al auto de Damon para ir a algún lugar. A las ocho Damon siempre se aseguraba de dejar a Graham en las puertas de su casa.
Y el proceso era así de repetitivo, y la jornada para ambos nunca era aburrida, más bien, era todo lo contrario. Ese día, en cambio, Graham estaba recostado sobre el sucio sofá de la sala de estar de Damon.
- A veces me pregunto como haces para quedarte en esa tienda de tatuajes todo el día...
- Todo por amor al arte, Grem -aclaró el rubio con una sonrisa-. Tal vez, no lo sé, también deberías hacerte un tatuaje...
No era la primera vez que le mencionaba eso.
- Ya te lo he dicho Damon, no estoy listo -aclaró el chico un tanto incómodo mientras guardaba mercadería en el refrigerador.
- ¡Vamos, Graham! ¡No deberías pensarlo tanto! -exclamó el rubio tomando una lata de cerveza sobre la mesa de estar-. Mira, tan solo ten mi sugerencia, en el antebrazo es mejor, es mi parte favorita, se ve más llamativo, y...
- No lo sé...
- Además, los tatuajes se ven bien en la piel de diferentes personas, por ejemplo, la piel de los negros. Estos tipos son buenos para el deporte, el cine y la música.
- No lo sé... -repitió lo mismo.
- Si tan solo no fueras tan indeciso, ya tendrías una bonita marca en tu linda y cuidada piel.
- ¡Damon, es suficiente! -dijo molesto.
- Esta bien, yo solo decía -dijo con un eje de decepción, a él le encantaba la idea de que ambos compartieran algo juntos, aunque sea lo más mínimo.
Damon simplemente rió y negó con su cabeza varias veces, olvidando de esta forma la incómoda conversación que habían llevado a cabo.
- ¿Quieres salir a cenar? -preguntó mientras miraba su reloj de mano, eran las seis en punto.
- ¿Cómo es que pasamos de hablar un tema a otro? -interrogó el tatuador burlonamente.
- No lo sé, supongo que estamos locos -indagó con indiferencia- y si yo fuese tu aceptaría esa invitación, es decir vas a salir con Damon Albarn, ya quisiera ser yo el afortunado -presumió pasándose una mano por el cabello.
- Supongo que tendré que aceptar.
***
No fue nada nuevo para Graham que Damon comenzara a conducir hasta el restaurante donde habían tenido su primera cita, ya que siempre comían en ese lugar, se había convertido en uno de sus lugares favoritos. Lo que si fue extraño es que Viv llamó a su hermano en medio del trayecto hacia el lugar.
- Viv -respondió Graham- ¿Pasa algo?
Fue cuando escuchó los sollozos tras la línea.
- Brett... Él... terminó conmigo. Me dejó sola en el cine y... no sé como volver -dijo la chica controlando la calma.