Al tercer mes, Damon ya no usaba chaquetas.
Graham no sabía como había sucedido, pero un día lo vio entrando a la tienda de tatuajes con solo sus pantalones y una camiseta con el logo de Sex Pistols de la portada de God Save the Queen. No era como si no le gustara, pues aquella camiseta le permitía ver todo su lado punk en él, pero aquella venda alrededor de su muñeca no le permitía admirarlo completamente.
- Damon Albarn -saludó al verlo, estaba sonriendo, y lo hacía de verdad.
- Veo que estas solo -dijo el rubio con una dulce sonrisa antes de depositar un beso en sus labios y sentarse a su lado. Lo cierto es que la tienda había estado vacía la mayoría del tiempo, y hasta la llegada de Damon solo había tenido un cliente.
- No ahora -respondió Graham con una sonrisa que le iluminó los ojos- jamás podría sentirme solo si estoy contigo, Damon.
El chico rió ante esto y se sonrojó levemente.
- Me conformaré con esa respuesta
- ¿Dónde esta tu chaqueta?
- En mi armario -respondió- si voy a sufrir con el mundo no quiero ocultarlo, el mundo sufre continuamente frente a nuestros ojos, las personas pueden notar mi venda, o simplemente pasarla por alto.
- Yo la noto -susurró Graham dulcemente antes de sujetar su mano herida con cuidado-... Quiero hacer algo, Damon... no me gusta ver esto en ti.
- El mundo está sufriendo Graham, si quieres salvarme a mi salva al mundo.
- Salvándote a ti salvaré al mundo -formuló con rápidez y esperó que una frase sacada de algún libro moderno lo ayudara.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque tu eres mi mundo -confesó, y aunque al leerlo en sus libros favoritos la frase era hermosa, decírselo a Damon era mejor en todos los sentidos.
- Lamento decírtelo, Grem -murmuró con tristeza-, pero tu mundo se cae a pedazos.
***
Solo tuvo un cliente más las siguientes horas, y el día fue tan poco provechoso que Miles los envió a casa temprano. Damon era el único que parecía haber hecho algo en ese tiempo. Y con "algo" me refiero a hacer bocetos de la silueta de Graham para admirarlo cuando estuviese solo.
Fueron a comer al restaurante de siempre, ocuparon una de las muchas mesas de los alrededores, ya no parecía importar para ninguno de los dos sentarse en la mesa del centro, ahora a Damon lo único que parecía interesarle era estar acompañado del tatuador.
- ¿Te gustaría ir al parque el sábado? Mi hermana vendrá a visitarme ese día y quiere ir porque la naturaleza la ayuda a despejar su mente y todo eso. Ya sabes, está un poco loca.
- Como tú -bromeó el castaño echándose una papa frita a la boca.
- Puedes llevar a Viv si quieres -propuso ignorando el comentario- me agrada, ya lo sabes
- ¿Sábado? -Damon asintió, y Graham lo pensó un poco.
El sábado su madre haría las compras y a Viv no le gustaba acompañar a su madre, así que definitivamente llevaría a la chica con ellos. En tan poco tiempo, a ella le gustaba pasar tiempo con Damon, digamos que ambos se entendían.