-¿Entonces Graham y tu irán a una fiesta hoy? -preguntó Patricia hacia Viv mientras le daba una cucharada de cereales al pequeño Mike, su hijo de sangre.
El comedor era un poco pequeño, con cinco sillas y una mesa, cosa que a Graham realmente no le importaba.
A veces comer de pie no le importaba, y tampoco tener que estarse moviendo continuamente para que su madre adoptiva pudiera rodear la mesa. Tenía una familia, y eso era lo que realmente importaba.
-Sí -asintió la chica quitándose un auricular del oído, lo más probable es que estaba escuchando alguna canción de Blondie.
-Supongo que irás con Brett -intuyo.
-En realidad no -afirmó con una sonrisa, el chico podía ser lo más raro y afeminado del mundo, pero la hacía feliz que es lo que importa-. Esta vez no, ma
-¿Y tú con quien irás, Graham?
-Con Justine -respondió tragando un enorme bocado de panqueque- lo cual me aterra porque la pobre es tan gay que quizá vaya con medias fuxias
-Pense que irías con ese chico del restaurante -murmuró su padre detrás de su periódico.
Sintió las mejillas arder cuando todos se giraron a verlo.
-¿C-omo sabes eso? -titubeo.
-Estaba reunido con mi jefe en la mesa de enfrente, estoy seguro de que no me viste, estabas demasiado concentrado mirando el cuadro de Otelo y... a ese chico.
-¡¿Por qué no me dijiste nada Graham Coxon?! -exclamó su hermana.
-Fue solo una comida -se apresuró en decir- no fue nada importante.
Lo cierto es que si lo había sido, pero el contárselo a su familia quizá implicaría dejar de verlo.
-No parecía ser "solo un almuerzo" Grem, te veías bastante entretenido -insistió Wilson.
-¿Es lindo? -preguntó Patricia.
¿Lo apoyaban con el tema de la sexualidad? Claro que sí, lo amaban, amaban cada detalle de él, desde la rápida forma en la que comía, desde sus ronquidos en la noche, lo amaban más de lo que sus padres biológicos lo habrían hecho.
-Mucho -afirmó, no podía mentir-. Deberías ver sus ojos, son increíbles.
-Tal vez podrías presentarnoslo -dijo su hermana, no había curiosidad en ella como en sus padres, solo el profundo deseo de ver a Graham feliz.
Y esa era su pequeña hermana adoptiva, siempre lograba sacarle una sonrisa, si había algo que le agradecía a sus padres era haberlo adoptado con Graham, a pesar de que antes solo eran amigos.
-¡Solo comimos verduras! -bramó el chico-. No es para tanto.
-Claro que sí, ¡incluso pagó por ti!
-¡¿Como es que mi papá sabe más de tu cita y yo no, Graham?! -espetó la chica- ¿Acaso no me quieres?
-Bien, les contaré para luego Viv no me chantajee con esa foto de bebé mía -cedió frustado.