Agradezco mucho el apoyo de esta novela, cuando la empecé no creí que tuviera por así decirlo "éxito" pues no sobrepasaba los 1K. La escribí tomando en cuenta de que en la vida no todo es de color rosa, que la felicidad no siempre está presente en los humanos; y que la depresión no es un juego, mucho menos algo para burlarse de ello. De verdad gracias por todo. Agradezco cada apoyo y comentario de cada uno de ustedes, tienen un lugarcito en mi corazón.
-Sofi
Graham nunca llegaba tarde al trabajo, pero a todos les pareció extraño verlo atravesar las puertas de la tienda de tatuajes durante su día libre.
- ¡Graham! -saludó su jefe al verlo entrar a la tienda.
- A ti te estaba buscando -dijo el de lentes con una amplia sonrisa.
- ¿Sucede algo?
Y Graham lo miró a los ojos antes de decir unas palabras que el hombre no esperaba escuchar.
- Quiero que me tatúes.
Miles lo llevó a su propio puesto de trabajo, aquel donde Graham había estado tatuando dibujos a personas por tanto tiempo.
- ¿Es por él? -preguntó Miles con suavidad mientras comenzaba con el diseño del tatuaje.
- Sí -admitió-... por fin encontré una buena razón para tatuarme -sonrió.
- Debe ser duro, ¿cierto? ya sabes, hace dos años él...
- ¿Puedes no hablar de eso? -preguntó con cierta tristeza. Le dolía recordar.
- Vale -aceptó.
Y minutos después el tatuador estaba siendo marcado por la tinta por primera vez en su vida.
***
Graham Coxon salió de la tienda de tatuajes y subió al auto que ahora le pertenecía. El interior estaba algo sucio, pero le gustaba así. Era como si con todo ese desorden pudiese tener un pequeño trozo de Damon Albarn junto a él. Condujo lentamente hasta un lugar al que no habría esperado volver entrar y llamó al elevador. En menos tiempo del que pensaba se encontraba frente a la puerta del departamento 12-D. Miró las puertas idénticas y se preguntó si tras ellas había vivido tantas cosas con Damon Albarn, parecía mentira. Abrió la puerta y entró dando pasos lentos que resonaron por toda la habitación.
Al encender la luz encontró un montón de cajas sin abrir que había esperado tiempo en abrir, una ligera capa de polvo cubrió el lugar tan vacío y inhóspito.
Se dirigió a la habitación que anteriormente había pertenecido a Damon, y recogió una caja llamada "cosas importantes". Era bastante pesada y Graham tuvo que hacer varios intentos de levantarla para llevársela, bajó por el elevador y dejó la caja en su auto.
Pero aun faltaba algo.
Al volver a entrar buscó en la habitación donde Damon lo había fotografiado desnudo, ese lugar donde Graham había visto la herida de su muñeca por primera vez y tomó la pequeña caja que citaba "discos".
Salió de ahí sintiendo los viejos discos del muchacho golpear unos contra otros dentro de la caja y soltó un sonoro suspiro. Le agradaba saber que el departamento se vendería, pues le traía malos recuerdos, pero también lo extrañaría. Debía admitirlo, había vivido buenos recuerdos y momentos en él, era como una caja llena de recuerdos. Sin saber cómo, terminó dirigiéndose a la terraza y arrastró una empolvada silla y tomó asiento en ella. Pensó en la noche en la que Damon se había sentado ahí con el deseo de morir y el corazón se le encogió, en sus ojos se formaron lágrimas que intentó retener, más no pudo. Jamás podría describir el inmenso dolor que sintió esa noche.