Capítulo 23

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Me dolía mi cabeza, arrastraba las palabras. La risa salía de mis labios, el me ayudaba a llegar a su apartamento.

-No debimos tomar tanto Nagisa. Mi cabeza - se quejó.

- Hace mucho no me divertía tanto. Últimamente mi vida está llena de problemas. Extraño ser profesor. Y también el miedo que mi hijo descubra que él es su padre.

Son muchas cosas Marcos, te imaginas que Ayato descubra que ................ es su papá - le comenté mientras me tambaleaba.

Me ayudó a llegar a una cama para poder acostarme. - Vamos Nagisa, estás muy borracho.  Me estás confundiendo - me llevó a una habitación.

Lo abracé por el cuello y caímos sobre la cama. -Marcos te extraño tanto - caí sobre mi esposo.>>

Capítulo 23
Nagisa POV
No decía palabra alguna, sus manos temblaban en mi cintura.  Escuchaba mi nombre salir de sus labios.

Lo extrañaba tanto, deseaba hacer el amor con él.  Trataba de rozar mi trasero con su entrepierna, pero su fuerte agarré me detuvo. 

No entendía que sucedía.  -¿Acaso ya no me deseas? - las palabras salieron de mis labios con frustración y dolor.

-Nunca te habías negado a estar conmigo - mi ceño se frunció.

Tuve un momento de lucidez y mis ojos observaron a Itona.

-Itona lo lamento - la vergüenza me invadió y lo mire a los ojos.

-Nagisa detente, por mis venas corre la sangre no el agua - su voz me indicó que le estaba gustando, lo que estaba tratando de hacer.

Ambos nos miramos en silencio. Nuestras respiraciones estaban aceleradas, después pensaría en las consecuencias de esto.

-Esto solo es un momento, ambos estamos solteros. Tal vez el alcohol está influenciando nuestras acciones o pensamientos - fueron mis palabras.

-Está bien, yo me acabo de divorciar. No deseo tener una relación con nadie. Solo un momento para quitarnos la necesidad. Inclusive esto no se debe repetir. De igual manera no le diré a nadie quien es el padre de tú hijo - sus palabras fueron claras.

Asentí, me incliné un poco sobre él y nuestros cuerpos se rozaron, la tela empezó a desaparecer.  Nos besábamos y tocamos la piel de otro.  Jadeos de satisfacción salían de nuestros labios, nuestras respiraciones estaban aceleradas por cada toque que recibíamos.  Sus manos se dirigieron a mi trasero estrujándolo.

Mi cuerpo entero se estremeció, sus manos estaban en mi cadera, el sudor corría por mi frente.  Gemidos de placer salían de mi boca, cada vez que su miembro golpeaba mi próstata una y otra vez.   Llevé mi mano a masturbarme, entre nosotros no había palabras cariñosas, ni sentimientos entre nosotros, más que el placer del sexo.

Las estocadas, el agarre de mis caderas se volvió más fuerte, trataba de respirar.  Su cuerpo chocaba contra el mío, me estremecí de placer, por la llegada del tan ansiado orgasmo y gemí mientras me corría.  Su cuerpo seguía embistiéndome, hasta que escuché su gemido de placer.  Indicándome que había terminado.

Lazos Inquebrantables Donde viven las historias. Descúbrelo ahora