Capítulo 5

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Estaba nerviosa las manos me sudaban y el maquillaje seguro que se había corrido luego de que se me escaparan algunas lagrimas.

Snow se había presentado en mi casa el día después de la victoria de Finnick a decirme que lo sorprendería cuando Caesar lo entrevistará para mostrarle lo mejor de sus juegos. Me habían llevado hacia el Capitolio y me habían alagado tantas veces por mis hermosos ojos que no podría contarlas con los dedos de la mano.

El equipo de preparación de Finnick me adoro desde el segundo que me vieron.

-Eres una chica muy bonita para tener solo 13 años. Además hacen una hermosa pareja.

Me maquillaron con cosas suaves y me metieron en un vestido celeste el cual supuestamente me resaltaba los ojos.

Un chico me llamo para decirme que era hora de subir al escenario. Se suponía que tenía que asustar a Finnick o algo así. La gente del Capitolio quería entretenimiento y ese era el punto de mi visita a Finnick. Además también lo debía acompañar en la gira de la Victoria.

Me parecía una idiotez, ya que en el fondo le estaba robando un poco de protagonismo, porque el había ganado no yo. Pero si Snow quería eso debía cumplirlo sin chistar.

Subí al escenario y cuando la gente me vio les hice con un gesto que no dijeran nada. Finnick estaba charlando con Caesar de su experiencia en los juegos del hambre cuando yo apoye mis manos en sus hombros.

Finnick se dio vuelta y cuando me vio se sorprendió. La audiencia gritó de la emoción y nos dimos un pequeño beso.

-Nuestra querida Lila- dijo Caesar cuando terminamos de abrazarnos -¿Como estas hoy en este día tan especial?

-Estoy feliz claro- dije yo dandole un beso en la mejilla a Finnick

Me hicieron quedarme un rato arriba. Habían preparado algo romántico, para darle a la gente del Capitolio de que hablar en la cena. Finnick me leyó un poema que seguramente no había compuesto el y me dejaron bajar.

Tuve que ver 3 horas de repeticiones de los Juegos antes que me dejaran pasar tiempo a solas con mi amigo.

-Te quiero- le dije dándole un abrazo

-Yo también, te extrañe mucho- me dijo

No nos separamos por varios segundos hasta que el decidió soltar toda la información. Como debíamos fingir por un pequeño tiempo porque a los espectadores realmente les había gustado nuestra relación. También se disculpo por meterme en este lío.

-No importa, lo que sea para sacarte de ese espantoso lugar.

-Creo que sería buen momento de decirte que no estaba fingiendo- me dijo agarrandome de las manos -Todo lo que dije era real.

Sonreí.

-Que suerte, no quería sentirme como una idiota y ser la única que decía lo que pensaba.

Me acarició el pelo y nos besamos

***

La gira de la victoria fue horrible, Finnick y yo apenas podíamos vernos y cuando lo hacíamos ya era hora de dormir. Empeze a sentir celos cuando otras chicas lloraban al verlo, el podría conseguirte a otra muy fácilmente, pero juraba que solo me quería a mi.

Cuando por fin llegamos al distrito 4 se armó una gran fiesta pero Finnick y yo nos escapamos para ir a la playa. Extrañamente, el estaba muy callado, como si hubiera algo que lo contuviera de hablar.

-Lila tengo algo importante que decirte

-¿Que?- le pregunte

-Ayer Snow me llamo para decirme que...- se le quebró la voz

Nos sentamos en la arena y yo pase mi brazo por su hombro para traerlo más cerca de mi.

-¿Que quiere esa serpiente venenosa?

-Debo irme mañana al Capitolio para ver a unas mujeres.

No nesecite más explicaciones lo entendí todo. Snow estaba prostituyendo a Finnick.

-Niégate no vayas- le dije secándole una lágrima -No va a matarte, la gente te ama.

-Ya me negué pero me dijo que si no la hacía te iba a asesinar. No puedo vivir con esa culpa, no puedo.

Lo abraze y nos sentamos en la arena. Pensé en morir por Finnick, pero luego Snow podría meterse con mi familia.

-Tranquilo, va a estar todo bien.

-Necesito que me hagas un favor- dijo

-Lo que sea.

-Necesito que...- Finnick se quedó unos segundos mirando a la nada -Si voy a perder mi virginidad, necesito que sea con alguien que amo. No te sientas presionada.

-Esta bien- dije casi sin pensar

Debía hacerle ese favor.

-¿Segura? Realmente si no quieres no tiene porque hacerlo.

-Estoy segura.

Me levante de la arena y le ofrecí mi mano.

-Vamos, no tenemos mucho tiempo.

El la tomo y yo lo ayudé. En todo el camino hacia la aldea de los vencedores tuve solo un pensamiento:hablar con la rata inmunda de Snow. Si quería matarme que me lo dijera en la cara.

La chica de ojos verde mar (Finnick Odair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora