Capitulo 16

3.3K 193 1
                                    

Cuando el ascensor llego baje y camine a mi cuarto. Abrí la puerta y me metí abajo de la ducha bien fría con ropa y todo. Estaba asustada y necesitaba calmarme urgentemente.

No me daba cuenta si estaba llorando o solo sentía frío. Salí de la ducha y apreté el botón para secarme. Abrí la puerta del baño y después la del cuarto. Camine hacia el comedor y como supuse ahí habían varios cuchillos agarre el que estaba más cerca y me lo apunte al corazón. Estaba a punto de clavarlo pero alguien me empujó e hizo que el cuchillo saliera volando. Era Finnick.

Me empujó al piso y me agarro las muñecas y con sus rodillas tranco mis piernas.

-Suéltame- grité

Finnick levantó su mano y me pego una cachetada. Yo me doble de dolor. Sentí que Amalia y Mags llegaban. Amalia le gritó algo a Finnick y el le respondió con otro grito. Cuando me soltó me agarro del brazo y me empujó a la habitación.

-¿Que estabas pensando?- me gritó -¿No es que ibas a ganar? ¿Acaso... - se le quebró la voz y se apollo contra la puerta, estaba llorando.

-Finnick...- le dije pero yo también empecé a llorar.

-Nunca más hagas eso- me gritó

Me abrazo y después me beso. Ambos llorábamos y ahogábamos nuestras lágrimas en besos.

Nos soltamos pero creo que ninguno de los dos estaba satisfecho porque nos volvimos a besar.

Estuvimos así unos 5 minutos cuando nos separáramos. Finnick me agarro la cara entre las manos y apoyo su frente contra la mía

-Te odio- me dijo

Nos reímos y yo lo abraze. Nose porque había intentado suicidarme, lo más probable era que algún médico me reviviera o algo así. Otra razón para odiar al Capitolio, no eras dueño de tu propia vida.

-Ven tengo algo para mostrarte- me dijo Finnick

Yo lo seguí y nos subimos al ascensor. Él apretó un botón que era para subir al a azotea. Me agarre de su mano y subimos. Cuando el ascensor se abrió vi la vista más linda del mundo.

Podías ver todo el Capitolio desde ahí, los edificios, las montañas y a las pequeñas personitas caminando muy abajo de nuestros pies.

-¿Porque me trajiste aquí?-

-Creí que te gustaría, además podes tomar aire fresco-

Le agradecí por haberme llevado ahí. Cuando me di vuelta vi un rosal blanco y alado estaba parado Snow. Él me miró y me sonrió.

-Un placer verla señorita Michell

La chica de ojos verde mar (Finnick Odair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora