22. Sentimientos

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Mi enojo aumentó notablemente, sabía de lo que era capas de hacer, el señor Lodge. Conocía sus pasos al igual que el, los míos y eso me complicaba las cosas muchísimo más.

Sabía lo que yo era. Un asesino, eso siempre lo tendré en mente. Pero jamás mataría a una persona inocente, nunca se me pasó por la mente hacerlo. Ni siquiera se el porque acepte el cargo de Vera, sabía que no se lo merecía pero sin embargo acepté, ahora estoy pagando por mi error é intentó justificarme al cuidar de ella, se lo debo.

Me levanté de la cama, tenía que avisar a mis hombres. Tenían que estar alerta, necesitaba más seguirdad, lo único bueno era que elegí un lugar bastante escondido, era muy poco probable que supieran de nuestra ubicación, pero aún así había riesgos.

Tome mi sudadera gris y salí de la habitación. Vera apareció por el pasillo caminando de un lado a otro mientras Joel parecía regañarla por algo.

–¿Qué pasa? –pregunté–. ¿Y tu que haces afuera?

Me dirigí a Vera, llevo sus dedos a su boca y mordió sus uñas nerviosamente sin saber que decir.

–Da igual –admití–. Ya no tendrás que estar tan encerrada.

Era cierto, no tenía porque estarlo después de todo.

–¿Eso significa que podré irme de aquí? ¿Ver a mi familia? –trague saliva al escucharla decir aquello.

–No –intente sonar seguro de mis palabras–. Sólo tendrás un poco más de libertad, después de lo que pasó.

Me excusé diciendo que la causa del porque la ahora "libertad" se debía al incidente de la bala que recibió y que necesitaba reposó, pues la herida se había infectado. Y si, en parte era cierto, porque el reposo lo necesitaba, si ó si.

–¿Dónde dormiré? –preguntó, en sus ojos había un destello de decepción, la pobre seguramente estaba esperando por ir con su familia, era más que imposible.

–Acá –señale la habitación que estaba frente a la de Joel. Ella sólo asintió y se dirigió ahí sin decir palabra alguna, sabía que se había ilusionado con una posible salida.

–Creo que necesitaras hablar con ella –dijo Joel dándome una palmada en el hombro.

–¿Porqué discutían antes de que yo saliera de mi habitación?

–No es mi deber decirte eso. Por eso insisto, necesitas hablar con ella –su voz sonaba tranquila a comparación de la de hace unos momentos.

Lo deje en medio del pasillo mientras me dirigí a la habitación de Vera. No sabía exactamente que iba a decirle o lo que ella tenía que decirme a mi. Pero parecía algo serio por la forma en la que hablo Joel.

–¿Se puede? –di unos cuantos toques en la puerta.

–Ya que –su voz sonaba demasiado aguda, indicio de que seguramente estaba llorando. Abrí la puerta y me adentre a la habitación, di por confirmadas mis sospechas al verla abrazar una almohada mientras mantenía su cabeza recargada en la pared.
No dije nada, sólo me acerque a su lado tomando asiento en la cama. Toqué su hombro y dio un pequeño brincó, sus ojos se encontraron con los míos. Los tenía cristalinos y con un leve color rojizo.

–Lo siento –fue lo único que pude decir. De verdad lo sentía, por todo lo que había hecho, por todo lo que le había hecho a ella, por lo que tuvo que pasar por mi culpa. Aunque por una parte creo que hice lo correcto, si otro tipo hubiese aceptado la oferta antes de mi, seguramente ella no estaría aquí.

–¿Porqué no puedo irme? –sus labios temblaron a medida que hablaba. Mi corazón se encogió al verla de esa forma, tan débil.

–No puedo decírtelo aún. Lo hago por tu bien, no espero que comprendas la situación –suspire con la esperanza de que no hiciera más preguntas y dejara de llorar.

–¿Lo haces por mi bien? ¿De verdad acabas de decir eso? –dijo con amargura. Acaricie su brazo, ella se alejó un poco de mi al sentir el toqué, pero estaba cerca de la pared por lo cual no pudo alejarse mucho.

–Cómo dije antes; no espero que lo entiendas –sonreí a medias–. Sólo créeme cuando te digo que lo hago por tu bien, para cuidarte.

Sabía que no se lo creería tan fácil, no en esta situación. Pero lo decía de verdad, todo lo que ahora hacia era por ella.

–¿Lo dices enserio? –un pequeño susurro salió de sus labios. Justo cuando estaba apunto de irme sentí su pequeña mano sujetar mi brazo.

Volví a sentarme mientras asentí.

–Claro que lo digo enserio, te estoy cuidando aunque no lo creas –apenas termine de hablar cuando sentí como se lanzaba encima mío. Estaba distraído por lo cual caí de espaldas en la cama con ella encima mío.

–Voy a confiar en ti –habló. Recargó su cabeza en mi pecho, acaricie su cabello sintiendo como se tranquilizaba con mi toqué. Bese su nuca y la abrace con fuerza apegándola más a mi.
Ni siquiera era capas de describir lo que estaba sintiendo ahora mismo, mi corazón latía con una fuerza sobrenatural, está chica estaba provocando serios sentimientos en mi.

–¿Pero no me estarán buscando? –levanto un poco la cabeza para verme a los ojos.

–No te preocupes por eso, sólo confía en mi.

–Ya lo hago –susurró en mi dirección. Ahora tenía ambas manos en mi pecho mientras recargaba su barbilla en ellas, aún seguía sujetándola de la cintura–. ¿Esto es extraño, no?

–¿El qué? –quise saber, soltó una risita.

–Lo que estoy sintiendo ahora mismo –sonrió.

–¿Y que estas sintiendo ahora mismo? –pregunté. Se acomodó sentándose encima de mi.

–No se como llamarlo pero creo que es... ¿Amor?



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Ya va empezando lo bueno...
¿Quien quiere maratón?

Gn❤️💙
Capítulo un poco adelantado.

Enamorada de un asesino |Erick Colón| #PromiseAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora