Capítulo 33 »Último«

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Pronto el lugar comenzó a llenarse de gritos, y más gritos.

Me aparté de golpe y corrí hacia la puerta, las personas gritaban a medida que intentaban salir por las puertas del hospital. Se golpeaban, se empujaban é lanzaban insultos con tal de salir. No comprendía que pasaba.

Mi vista se posó en un hombre vestido de negro, cargaba un arma. Dio un disparo al techo haciéndome sobresaltar.

–¡Nadie saldrá de aquí! –advirtió el hombre. Unos tipos más salieron detrás de el é impidieron que cualquiera persona saliera del establecimiento. Me devolví a la habitación completamente acelerado, seguramente era otra obra de Lodge.

–¿Qué pasa? –dijo asustada, se sentó en la cama con rapidez.

Corrí hasta ella é intente que se recostara de nuevo pero se negó.

–¿Qué pasa? –repitió.

Negué con la cabeza y la apegué a mi pecho.

–Tu corazón está latiendo con fuerza –avisó. Toqué mi pecho y me di cuenta de que tenía razón.

–Tenemos que salir de aquí –murmuré.

Me acerque al armario de la habitación y saqué la bolsa con las pertenencias de Vera. La colgué en mi hombro y me acerque a ella, la tome de la cintura y la ayude a bajar de la camilla.

–¿Pasa algo? ¿Verdad? –no respondí, comencé a quitar los cables con cuidado. Brotó un poco de sangre pero nada grave, por lo menos eso me esperaba.

–Mira, cualquier cosa, no te separes de mi. ¿Okay? –ella asintió dudosa.

No podíamos saltar por la venta, pues era una distancia demasiado considerable, estábamos en el piso cinco, más que algo, se podría decir. Sentía que no podía con esto, no tenía arma o alguna cosa que me proporcionara protección, tanto a ella como a mi.

Y lo único que se me vino a la mente, era una idea totalmente descabellada. Ella temblaba, estaba asustada, lo podía ver. Cerré los ojos intentando pensar con claridad y así lo hice.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y marque al 911.

-Novecientos once, ¿Cuál es su emergencia?-
-Necesito contactar con la policía-
-En unos segundos le comunicamos...-
-Usted está llamando al novecientos once, comunicando al departamento oficial-
-¿Hola?-
-¿Con quien hablo? ¿Y cual es la emergencia-
-Erick Colón, estoy en el hospital central, hay personas armadas y nos tienen aquí. Por favor vengan rápido-
-Eri...-
-Me entregare, lo juro. Sólo vengan rápido-

Colgué, la mirada de Vera se posó en mi y camino en mi dirección.

–¡QUE HAS HECHO! –comenzó a golpear mi pecho.

Si necesitaba entregarme para que ella estuviera en buenas manos, lo haría sin pensármelo.

Tome sus pequeñas manos, evitando que siguiera golpeando mi pecho.

–Hey, tranquila –alcé la voz.
Ella negó, las lágrimas amenazaban en salir, la tome de la cintura y la atraje a mi.

–Lo siento, es lo mejor –susurré, un nudo se armo en mi garganta. Las palabras quemaban y mi corazón dolía.

De un momento a otro ella se desvaneció en mis brazos, la sujete con fuerza evitando que terminara en el suelo.

–¿Vera? ¡VERA! –grite, ella no respondía, parecía estar inconsciente.

Y las palabras de la enfermera golpearon mi ser.

»Ella aún está débil«

Joder, tenía que seguir conectada a los malditos tubos.

Las sirenas de la policía se escucharon llegar, los gritos cesaron y más disparos se escucharon. La tome en brazos, cargándola y la apegué a mi pecho.

–Todo estará bien, tranquila, amor –susurré. Mi voz sonó cortada, estaba apunto de soltar en lágrimas.

"Área completamente segurada"

Escuché que decían, parecía que hablaban desde un megáfono.

"Erick Colón, puedes salir"

Trague saliva al escuchar lo último.
Me levanté del suelo y sujete bien a Vera, entre mis brazos. Al salir de la habitación me di cuenta de que estaba totalmente desolado el pasillo, no había rastro alguno de personas.

Camine fuera del establecimiento y las luces tanto de las lámparas como de las sirenas de la policía, me cegaron la vistas. Levanté la mirada y todos se encontraban apuntándome con sus armas.

Un policía se acercó a mi y quitó de mis brazos a Vera con cuidado, su mano seguía entrelazada con la mía y poco a poco la fue soltando. La había dejado ir.

Lleve las manos por detrás de mi cabeza y me arrodille en el piso, las piedras se incrustaban en mis rodillas. Un guardia se acercó a mi, apuntándome con su arma, tomo mis manos y colocó las esposas. Tenía mi vista fija en Vera, que seguía en los brazos del hombre, directo hacia la ambulancia.

Y una lágrima resbalo por mi mejilla, la primera después de tanto tiempo. Porque sabía que esto había terminado y que jamás podré volver a tenerla en mis brazos.






*********

Espero que les haya gustado, pronto subiré el Epílogo.

Y para todas esas personas que se preguntan, si. Haré un segundo libro. Aún no se sí será continuación o una secuela, pero aún tengo tiempo para pensarlo.

Muchísimas gracias a todas esas personas que estuvieron acá, a lo largo de esta historia. He de admitir que fue algo complicado porque no sabía como terminaría la historia, o como sería el capítulo siguiente. La única idea que tenía era que una chica se enamoraría de un asesino, eso era todo. Se que no soy la mejor escribiendo y tal vez no quieran una segunda temporada. Pero se me vino una idea a la mente, y me pareció demasiado buena, espero y también la segunda temporada, sea de su agrado.

Hasta pronto❤️💙❤️💙

Enamorada de un asesino |Erick Colón| #PromiseAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora