11. No te servirá

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Joel me miraba impaciente, esperando a que llamara a alguien.

El primer número al que marque fue al de mi madre. El timbre sonó tres veces hasta que por fin respondió.

-¿Hola?-su voz se notaba tranquila.
-Mama-susurré, al oír su voz logro tranquilizarme más. Después de tantos días lograba escucharla.
-¿Cariño? ¿Vera eres tu? Oh, Dios mío-era imposible escuchar sus sollozos, se mezclaban junto con los míos.
-Te extraño tanto-Joel sólo miraba con atención, parecía sentirse mal.
-¿Dónde estas mi niña? ¿Qué a pasado?-sabía que si decía algo, posiblemente mi familia la llevara así que decidí no decir nada.
-Saluda a todos de mi parte, papa, Molly, Dulce... Los quiero muchísimo.

Y colgué.
Las lágrimas descendían de mi mejilla, le entregué el celular a Joel, lo único que hizo fue abrir la ventana y lanzarlo por ahí.

–Listo.

–¿Qué? Porqué haces eso...

–Podrían rastrearnos, no son nada tontos –tenía razón, seguramente harían eso. Después de todo mi padre era policía.

–Gracias Joel –sonreí. Después de todo aquel gestó había sido demasiado agradable–. Extraño mucho a mi familia.

–Lo se, lo siento tanto, de verdad. Te prometí que te sacaría de aquí y así lo haré.

Confíe en las palabras de Joel por un  momento, sin importarme las consecuencias que vendrían después, se sentó en el sillón que estaba a mi lado pero algo alejado y se cruzó de piernas.

–¿Dónde estamos? –me atreví a preguntar.

–Pues es una nueva casa, como te puedes dar cuenta.

–¿No estoy en un hospital?

El negó.

–Tenía una habitación extra, aunque pensándolo bien. Si parece habitación de hospital –río–. Tienes todo lo necesario.

–Será mejor irme –susurró–. Seguramente el quiere cuidarte por el resto del día.

–No me dejes

–No quiero. Pero el se enfadara si me quedo más rato.

Tan sólo asentí, no podía ser egoísta con el, no después de lo que hizo por mi. Salió de la habitación sin despedirse, solté un largo suspiró, esto era demasiado para mi.

Escuchaba como alguien soltaba gritos desde afuera, seguramente era el ojiverde, de nombre Erick.
Y si, se abrió la puerta y el entro luciendo demasiado molesto.

Guarde silencio y jugué con mis manos, sintiéndome completamente nerviosa.

–Joder –susurró más aún así logre escucharlo.

–¿Pasa algo Erick?

Sus ojos me miraron directamente, como si quisiera descifrar algo en mi.

–¿Cómo has dicho?

–Que si pasa algo...

–No, lo otro.

–¿Erick?

Trago saliva y negó con la cabeza.

–¿Cómo sabes mi nombre?

–Acaso importa, Erick.

Se acercó peligrosamente a mi.

–Mira niñata, no se que estas tramando pero tu jueguito no te sacara de aquí. Jamás volverás a ver a tu familia, ni siquiera la luz del día, acabas de declarar tu sentencia.

Enamorada de un asesino |Erick Colón| #PromiseAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora