22. Deja vú

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—Vaya, hasta que por fin se les hizo—mencionó Karen cruzando los brazos.

—Callate, nadie pidió tu opinión.

—Ni teniendo quien te haga piojitos cambias Steve—niega con la cabeza—y tu Noah, me debes las gracias por hacer que este insecto se haya decidido el buscarte.

—Ya te lo agradecí.

—Oh, es cierto, jejeje—miró cómplice a Noah mientras que éste sólo suspiraba—. Bueno, yo me voy para que puedan cerrar la cafetería, nos vemos—salió del lugar mientras se despedía con la mano.

Ambos chicos se quedaron solos a limpiar la cafetería antes de salir.

Steve trapeaba el suelo mientras escuchaba la radio y Noah dormía detrás del mostrador.

La misma rutina.

Aguanten. ¿Esto ya había pasado o sólo es mi imaginación?

Incluso sonó "Detrás de mi ventana" en la radio, ah caray, pero ahora hay una gran diferencia... Hay amor en el aire.

—¡¿Otra vez esa canción?!

—Steve, te amo y todo pero por favor guarda silencio, intento dormir.

—Oye Noah, ¿no sientes como un deja vú?

—Ahora que lo dices, sí pero por favor dejáme dormir.

—¡Perdón por despertar a mi pricenso!

—Ah, así que ahora soy tu princeso, ¿eh?—dijo levantando una ceja.

—M-Me refiero a que... ¡Callate!—gritó con las mejillas ardiendo.

—Te amo—le mandó un beso por el aire así bien marica.

El mayor sólo se sonrojo más y siguió con su trabajo.

Después de un rato de haber limpiado, cerraron la cafetería y se dirijieron a sus casas.

—Vayamos a mi casa Steve.

—¿A hacer qué o qué?

—Pues... A pasar el rato, no lo sé.

—Vale, pero no hagas nada raro.

—¿Raro en qué sentido?

—Ya sabes...

—Tal vez como que me acerque a ti por detrás mientras beso tu cuello causándote escalofríos, recorra tu cuerpo con mi mano, subiéndola por debajo de tu camisa mientras que la otra baje por debajo de tu pantalón y...

—¡C-Callate!—tapó la boca de su amigo—¡No quería detalles como ese!

Retiró la mano de éste dándole un tierno beso—Recuerda que nunca haría nada que tú no quieras.

"Mierda, ¡se ve tan sexy!" pensó Steve con la cara colorada.

—¿Vamos a ir o no?—preguntó cambiando totalmente el tema de conversación.

—¡Por supuesto que sí!

Ahora tendrán una noche a solas, aunque no es la primera pero tampoco la última.

Las aventuras gays de SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora