Las aventuras gays de Steve

32. No me compares

Era otro día más en la vida de Steve...

Se encontraba con su novio el Nandito... Digo, Noah, viendo la novela con su suegra. Amores Verdaderos, ese era su título, ¿saben qué era lo mejor? ¡había maratón! Y cada vez que pasaban la intro, Esther cantaba a todo pulmón "No me compares" de Alejandro Sanz.

—¡Vengo del aiireeEEEeee!—cantó Esther.

—Mamá, please—Noah se tapaba la cara de la vergüenza.

—Uff, que bueno que no está mi jefa—Steve sólo veía al mundo arder.

—Ay mijo, te has vuelto muy amargadito. Antes cuando veíamos novelas tú cantabas conmigo—el menor tenía las mejillas rojas de las cosas embarazosas que hacía cuando era pequeño, en cambio Steve sólo se reía de él.

—¡Callate! De seguro tú también hacías lo mismo con tu mamá.

—Claro que no...

—Oh, claro que sí —afirmó la madre de Noah—. Tu madre me decía que veías sus novelas con ella, incluso te grabó cuando estabas actuando como si fueras un actor.

Ahora el que estalló de la risa fue Noah.

—Dios, tengo que ver ese vídeo—mencionó el menor.

—Nunca lo encontrarás.

—Si se lo pido a tu madre tal vez me lo muestre.

—¡No dejare que lo veas!

—¡Oblígame!

—¡Dejen escuchar la novela!—y los chicos se callaron porque saben que no deben meterse con la novela de una madre—. Saben, me alegra que ustedes dos sean pareja. Por un momento creí que mi Noah iba andar de novio con cualquiera.

—¿Por qué pensabas en eso mamá?

—Eras muy coqueto, incluso te ligaste al chico guapo de la tortillería.

Steve miró a Noah por un momento.

—No me digas que estás celoso.

—¡Ya quisieras!

Comenzaron a discutir de nuevo hasta que Esther se hartó y les gritó a ambos.

—

—Sí mamá.

—Sí señora.

Los tres tuvieron una tarde tranquila viendo novelas e incluso La rosa de Guadalupe que por cierto estuvo bien chida. Hablaban de que una niña se tiró por la ventana por su celular. Pura cosa de la vida real.