24. Pacto satánico Parte 2

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Los tres salieron del supermercado para ir a la casa de Noah, el cuál estaba molesto porque Steve invitó a esa tal Catherine quien no le daba confianza en lo absoluto.

—¿Y si le ofrecemos el alma de Catherine a Satán? —le susurró Noah en el oído de su amigo.

—No seas idiota Noah, no haremos tal cosa—el menor sólo se cruzó de brazos haciendo puchero.

En serio que está demente este chico.

—Por cierto Catherine, no sera que de casualidad tu apellido sea Rose—habló Steve de la nada.

—¿Qué? ¿De dónde sacaste eso?

—Oh, así que sí eres Catherine Rose. Ya tenía el presentimiento por ese olor a baño público.

—¡¿Disculpa?!

Esto sí que parece novela, mientras las perras pelean, Noah observa.

—¿Creíste que lo había olvidado? ¡pues no! ¡Nunca olvidaré todo el maltrato que me has hecho en la preparatoria!

—No puede ser, ¿El chico moco?

—¡Estaba enfermo, joder!

—Wow, enserio que has cambiado mucho, ni te reconocí.

—Al parecer tú no has cambiado nada, sigues oliendo a prostituta.

—¡No me llames así!

—¡Te lo mereces!—nunca había visto a Steve tan molesto en toda mi vida—No podré olvidar las veces en las que me encerrabas en el baño de chicas tirándome basura al cubículo, o cuando en los días lluviosos tú y tus estúpidos amigos me llenaban de lodo todo el cuerpo.

—Pero Steve, eso fue hace mucho tiempo y yo he cambiado—tomó de la mano al chico—, además te has vuelto muy guapo.

—¡Aleja tus sucias manos de mí!—se apartó de ella—sólo te acercaste a mi por mi apariencia. Así que por favor vete de mi vista ahora mismo, ya he dicho lo que tengo que decir.

—¡¿Cómo te atreves a insultarme así?! ¡Por eso nunca tendrás novia y te quedaras solo por siempre!

—Tienes razón, nunca tendré una novia...

—Porque él ya tiene un novio—habló Noah tomando de la mano a Steve—y soy yo.

—¡Que asco me dan ustedes dos!

Se fue toda indignada pero con lo que se merecía porque sí, ella le hacía bullying a Steve.

—Tienes muchas cosas que contarme Stevie, ¿por qué nunca me dijiste que te hacían bullying?

—Era algo que me avergonzaba decir, pero podré contarte todo cuando lleguemos a tu casa.

—¿Ya no haremos el pacto?

—Será otro día.

—Por cierto, no te molestaste cuando tomé tu mano.

—Tal vez porque dejé toda mi furia en ella pero aún así sigo molesto de que me hayas besado... ¡En un jodido centro comercial!

—Y el Steve de siempre volvió, en serio te amo bro.

—Sí, sí, lo que digas.

Las aventuras gays de SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora