XVII

9.1K 1.1K 1.3K
                                    

Estoy dormida, o al menos creo haberlo estado hasta que escucho la ventana ser tocada. Rápidamente corro hasta ella y con confusión la abro.—Mierda, v-voy a caer de aquí.—Bill habla. Yo frunzo el ceño. ¡Tenemos un maldito toque de queda! ¿Como mierdas puede ser posible que Bill esté aquí sin más?

—Bill, si mi madre sabe que estás aquí puedo irme considerando muerta, por favor márchate.—Respondo, el se sujeta aún más fuerte de el árbol:

—Lo se p-pero ven-vengo a disculparme. Y aunque l-lo intento diario ca-cada vez que me observas cierras pu-puertas en mi ca-cara o corres como si una infección horrible tu-tuviera.—Informa.—Solo, quiero hacerlo.

—No es importante Bill, quizás tenías razón. Dicen que las personas molestas tienden a decir la verdad.

—¡Claro q-que no la tenía!—Alza su voz instantáneamente yo tapó su boca. El sujeta mi muñeca con su mano para no perder el equilibrio y puedo sentir como ha comenzado a sudar un poco.

—Si continuas gritando como si fueran las dos de la tarde mamá notara que estas aquí.—Le informó.—Recuerda que no necesito eso.

—Bien.—Dice.—Co-como decía, yo l-lo lamento Lin.

—No me llames así.—Hablo, solo tres personas me han llamado Lin en esta vida; Papá, Dylan y Stanley.

—Yo l-lo lamentó, jamás de-debí de tratarte de esa manera. Soy un to-total imbecil, incluso mayor de l-lo que Richie po-podrá algun día lle-llegar a ser.—Dice aún sin soltar mi muñeca.

—Y-yo.—No se que debería decir.

—Y la cue-cuestión Laney es que no es solo eso. Cu-cuando esa tarde te gri-grite algo cambio. La i-idea de pensar en ti fu-furiosa me hi-hizo cuestionarme algo: ¿Y si me gustas?—Continúa hablando. Yo no digo nada, él simplemente está allí mirándome.—¿Y si siempre ha sido así?

—Bill, y-yo no-no se que de-debería decir.—Hablo.

El me mira, ambos estamos mirándonos en silencio y entonces habla:—Entonces perdóname por hacer lo que estoy apunto de hacer.—Murmura, yo frunzo el ceño y entonces siento como sus labios se juntan en un santiamén con los míos.

Sin cuestionármelo lo alejo. Y con confusión cuando siento que el me está mirando, me enfoco en mirar hacia otro lado, mi corazón se paraliza cuando lo veo. Stanley, el está bajo a nosotros, mirándonos y luego de un momento a otro está marchándose.

 Stanley, el está bajo a nosotros, mirándonos y luego de un momento a otro está marchándose

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

~•~
MIERDA
Para las que la querían con B-Bill

girly; itDonde viven las historias. Descúbrelo ahora