Parte 7 - Camino hacia la gloria

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Cuando hubo acabado el fin de semana, Sara y Aurora estaban ansiosas por reencontrarse en el edificio, morían por cruzarse en el ascensor, o quizás pensar al mismo tiempo en ir por las escaleras y tal y como lo habían fantaseado, perderse en un gran beso.

                                                                                     ***

La chica estaba en el periódico cuando llegó una carta con su nombre. Ella sabía que definitivamente era una respuesta sobre lo escrito a Aurora, pero no tenía certeza de cual había sido su reacción, temía ser rechazada, probablemente se había lanzado muy rápido a la aventura, sintió temor por un instante, el pánico se apoderó de ella, de los pensamientos morales como sociedad, amistades y familia; oh por Dios, que pensaría la familia de dos mujeres amándose o infringiendo las leyes divinas.

Pero su respuesta fue una media sonrisa, y un, "pues, que piensen lo que quieran".

Abrió y dejó al descubierto la hoja manuscrita por Aurora.

Desde la primera línea, Sara se relajó, cuando leyó "El deseo se manifiesta de muchas formas", supo que la respuesta era positiva, a medida que se fue adentrando, sentía que volaba, no supo definir entre escalofríos o bochornos, pero su cuerpo reaccionó de forma química y física, comenzó a tragar grueso, sentía la necesidad de estar con ella, sentía que su piel se electrificaba, eran corrientazos en la nuca, respiración agitada, labios secos y boca húmeda, su entrepierna se calentó de improvisto.

Se sintió de ella, la sintió su dueña, quería tenerle en frente para decírselo o demostrárselo, quería que sus palabras sucedieran, añoraba que su línea favorita se convirtiera en realidad, deseaba estar de espaldas a Aurora y que acariciara sus relieves, que esa mujer de 43 años, divorciada y con dos hijos se apoderara de ella, que se esforzara, que el resultado fuera un placer infinito, más allá de lo resistible.

Quiero que me hagas gritar Aurora, pensó.

El jefe la objetó y le preguntó por una nota que no había escrito e hizo que Sara cayera de la nube donde la habían montado las líneas de Aurora. Se puso a trabajar, pero comenzó a pensar cómo haría para conseguir el número de teléfono de la mujer, ya que no se habían comunicado de otra forma más que por las cartas, y luego de un rato consiguió la manera. 

(Suena el teléfono de Rafael)

Rafael: Aló

Sara: Hola Rafael, ¿cómo estás?, soy Sara.

Rafael: Hola Sara, ¿cómo estás?, que bueno que me llamaste, aunque te adelantaste, porque realmente te iba a llamar para invitarte al cine. 

Sara: Sinceramente ahora no puedo, estaré con mucho trabajo, me asignaron un caso de investigación demasiado complicado y estaré ocupada durante los próximos tres meses, pero realmente te estaba llamando porque necesito el número de tu hermana, es que se me perdió mi carnet y probablemente se me cayó en su carro el día que me llevó a casa.

Rafael: Si, por supuesto, toma nota, sería muy oportuno que la llamaras, realmente ella está saliendo de un divorcio y aunque ha sido de mutuo acuerdo, quizás necesite una amiga y no tiene muchas, sería de gran ayuda que la integraras para que hablen cosas de mujeres.

Sara, no pudo evitar sonreír irónicamente, y luego se incorporó.

Sara: Si, por supuesto, tu hermana me pareció súper simpática, aunque es un poco callada, pero si, seguro, lo voy a intentar. Se despidió y colgó.

Ya con el número, se dispuso a llamarla. El teléfono repicó tres veces y finalmente Aurora atendió después de organizar unos papeles en su oficina.

Aurora: ¿Aló?

Sara: Mis relieves están esperando por ti, dijo sin saludar.

A Aurora la traicionaron los nervios y se quedó muda, luego de una respiración profunda comenzó a hablar.

Aurora: Cómo conseguiste mi número, preguntó con molestia.

Sara: Me lo dio tu hermano, tuve que decir una mentira blanca y además me pidió que nos hiciéramos amigas, porque estás saliendo de un divorcio.

Aurora se sintió desarmada. De hecho se sintió invadida y acosada.

Aurora: Voy a explicarte algo, no sé cómo hacer esto, la carta que te envié es producto de lo que generaste con la tuya, pero no sé si quiero hacerlo, me está sobrepasando y no sé cómo manejarlo, siento que estoy yendo en contra de todo lo que he sido.

Sara: Perdón por hacerte sentir así Aurora, porque yo tampoco tengo un doctorado en esto, siempre me han gustado los hombres, pero contigo ha sido diferente, no sé cómo vaya a terminar, pero estoy segura de querer averiguarlo. Quiero que sigamos este camino a ver dónde nos lleva, porque si, quizás esto se convierta en un desastre o termine siendo un desastre maravilloso.

Aurora guardó silencio. Sara prosiguió.

Sara: Debo informarte que te daré mi respuesta y quiero que te acomodes, porque es una respuesta pura, sincera, y también muy explícita, y te lo adelanto para que te prepares.

Aurora pasó de la molestia a la excitación en micro segundos, sintió una necesidad extrema de leer esa respuesta y alcanzó a decir: pues tu eres la experta en letras, sorpréndeme.

Sara tomó aquello como un reto, respiró profundo y le dijo, te espero en el ascensor B en 40 minutos para entregártela. Quiero verte, me humedeces y colgó.

El tiempo se cumplió y se encontraron en el elevador.

Sara estaba con una enorme sonrisa y el cabello más rojo que nunca, le dio el sobre y susurrándole al oído de dijo: espero que la disfrutes y se fue.

Aurora no pudo esperar hasta volver a su oficina y decidió abrir la carta y lo que encontró en ella sobrepasó sus límites, la situación se estaba poniendo cada vez más intensa y sabía que si decidía cruzar la línea de la fantasía a la realidad, no habría retorno, sería incontrolable.

"Mi deseo se manifiesta en mis pezones duros, se vuelven piedra ante ti, mi entrepierna se humedece como vidrio en el invierno, tu eres la causante de todas las reacciones libidinosas de mi cuerpo y definitivamente eres la protagonista de las escenas en mi mente, en ellas he logrado quitarte la ropa, sé como es tu cuerpo sin haber visto nunca tu desnudez, en mi imaginación lo voy perfeccionando, sé cómo huele, cómo se siente y cómo sabe, te imagino perfecta ante las imperfecciones; y eso sube mi temperatura, me calienta, es una sensación febril que solo tu podrías mitigar. Mi deseo es semejante al tuyo, quiero unir nuestra humedad, nuestra saliva, nuestro sudor, muero por eso, quiero perderme en ti, sentir esa libertad de la que hablas en un colchón de dos metros cuadrados, ese espacio sería perfecto para emancipar nuestras ganas, independizar nuestros sentidos: olerte cada espacio, mirar tu cara desencajada de placer, oír tus gemidos, tocar la textura de tu vulva, y definitivamente saborearte, hacerlo lentamente y a profundidad, que lo que sientas sea tan intenso que no te permita pensar, ni distinguir la realidad de la fantasía. Deseo mostrarte el camino hacia la gloria, pero no de la mano, sino sobre ti, besarte mientras lo hago, penetrarte con la mirada y también hacerlo con los dedos, estar dentro de ti, para hacerte tan mía, que aunque me salga, siempre sientas que estoy allí. Si hay alguien por quien quiero sentirme poseída es por ti Aurora, quiero que seas la responsable de mi descontrol, que seas la culpable de la perdición de mi ser, pero también quiero que pagues por ello con un placer insoportable e insostenible, que el placer duela, que el clímax te arrebate la mirada, el aliento, los latidos. Necesito tenerte y que me tengas, justo allí, a merced la una de la otra, que no hayan fronteras, ni divisiones, sino una unión de fluidos y temperaturas corporales. Ya me tienes de mente, ahora, y sin miedo, atrévete a tenerme de cuerpo, estoy aquí para que hagas conmigo tu voluntad, no soporto las palpitaciones fuera del corazón, sacia esta sed, cálmame con tu estrechez. Quiero adentrarme en tu selva, combinar nuestras pieles, respirar lo más puro que segregue. Sostén la cuerda que me amarra y suéltala cuando quieras para hacerme caer, ten tú el dominio, te lo cedo. Hazme pagar, estoy en deuda con las ganas, necesito saldarla con éxtasis y orgasmos, unos que tu trabajes y produzcas, lleva tu nombre a mi sistema nervioso, Aurora te lo suplico, hazme pagar, hazme estremecer".

¡Cuando toca, toca!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora