Parte 20 - Úsame

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Sara salió de la oficina de la gerente con cara de triunfo, sintió que solo entregar la carta ya era un avance, su optimismo le hacía leer entre líneas y lo que entendía de todo esto es que una mujer decidida a dejar a alguien, no acepta nada; pero Aurora, por el contrario, no solo recibió la carta, sino que estaba segura que la respondería.

Ambas continuaron en sus trabajos hasta el término de la tarde y finalmente volvieron a sus respectivos hogares. Se pensaban como al inicio, pero no eran capaces de escribirse, Aurora por la rabia y Sara por el temor a escuchar un adiós definitivo.

Sara moría por comunicarse, pero no lo hizo, prefirió no ahogar a Aurora, deseaba darle tiempo para respirar y digerir, era necesario un espacio mientras se calmaban las cosas y le daba tiempo a Aurora.

Pasaron varios días y la ansiedad de apoderó de Aurora, temía que la lucha hubiese cansado a Sara, pero estaba renuente a comunicarse con la periodista. "Es ella quien tiene que hacerlo", pensó.

El sábado en la mañana Aurora se puso su ropa deportiva y salió a trotar, necesitaba respirar aire puro, sudar y drenar toda la furia que sentía al acordarse de lo que le habían hecho, no pudo evitar sentir lástima por Fernando, pero a Sara quería castigarla, quería hacerle pagar todo lo que hizo, todo el descaro de enamorarla perdidamente y activarle todos los sentidos, pero no hallaba la forma, pensaba mientras daba cada paso, en cómo hacer para que ella se sintiera castigada.

Al cabo de una hora de recorrido, Aurora paró en un parque. Parejas jóvenes la rodeaban, no pudo evitar mirar a par de mujeres tocándose las manos y respirándose cerca mientras sonreían. "Así pudimos estar ella y yo", pensó, aunque luego se dijo que no sería capaz de besarse en un parque como una quinceañera.

El sonido de su teléfono acabó la conversación que sostenía con su consciencia. Era Sara.

Sara: Hola Aurora, quiero y necesito verte.

Aurora: Yo no quiero verte Sara, no quiero saber de ti, no ahora.

Sara: Está bien, entiendo tu rechazo, pero lo que si necesito es que me respondas la carta, sinceramente estos días sin saber de ti han sido terribles, he soñado contigo, te llevo conmigo a todas partes, te deseo...

Aurora cerró los ojos, como sintiendo las palabras de Sara, ella también deseaba a la pelirroja, respiró profundo y replicó.

Aurora: Eso lo hubieses pensado antes de enamorarme por dinero, en caso contrario a esta hora estuviésemos en cualquier hotel de la ciudad, amándonos como lo hicimos en aquel motel horrible en el que nos entregamos, bueno, yo me entregué completa, lo tuyo era mera actuación.

Sara: ¡No Aurora, no fue una actuación!, dijo con desesperación.

Aurora: No tengo nada más que hablar y si quieres una respuesta la tendrás.

Sara: Gracias Aurora, eso será de mucha ayuda para mí, la culpa me está consumiendo.

Aurora: Espero que estés pasándola muy mal, porque realmente fue demasiado triste y sorpresivo darme cuenta que la mujer a quien me entregué entera me traicionó, si a ti te consume la culpa, a mí me consume el dolor. Debo colgar.

Y colgó.

Sara del otro lado del teléfono se lamentaba por su actuar, se reprochaba todo el dolor causado a Aurora.

Por su parte Aurora se devolvió a su casa a escribir, estaba incrédula de que aún molesta con Sara, esta era su centro, todos los pensamientos que deambulaban en su cabeza, tenían algo que ver con ella.

Llegó a su casa y encontró en su puerta un enorme y hermoso ramo de flores con una tarjeta que decía: "Si quieres reconquista, reconquista tendrás. Te amo. SM.", Aurora quedó sorprendida por la magnitud del obsequio, lo tomó después de abrir la puerta y lo único que pensó fue "así será la culpa de Sara que me envía semejante arreglo", la cabeza no le dio para pensar en algo distinto, ni romántico, porque el regalo era reflejo de su mentira.

¡Cuando toca, toca!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora