Parte 37 - Estaban en paz

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El pensamiento de Aurora fue el mismo durante toda la reunión, "¡qué vergüenza!", no se le separaba a Sara, no se permitía entablar conversación con nadie, trataba de evitar comentarios sobre su entrada triunfal, los evitó todos, a excepción del de Olivia, quien con picardía se burlaba de su beso en cada vuelta que daba.

Olivia: Tranquila Aurora, no hay de que avergonzarse, yo me encargaré de llevarme a todos, para que termines lo que iniciaron antes de llegar, le decía en tono burlesco.

Aurora la miraba con rabia, risa y vergüenza, y le pedía silencio.

La fiesta se había acabado, los últimos en irse fueron los padres de Sara, quienes con tolerancia y respeto aceptaron una vez más los gustos de su hija, esos de los que siempre supieron, pero de los que nunca hablaron, más allá de la conversación que mantuvieron con Sara cuando tenía solo 18 años y en la que les confesó su atracción por las mujeres.

En ese momento, Sara se sentó frente a sus padres, asegurándoles que era lesbiana, y que eso no cambiaba en nada su forma de ser; sería la misma buena hija, la misma buena ciudadana y buena persona de siempre, solo que ahora les quitaba a sus padres de raíz el deseo de verla casada con un hombre y definitivamente fue solo eso lo que les arrancó, ya que les aseguró que nietos si tendrían y que su deseo de verla feliz también se haría realidad, solo que lo sería con una hermosa mujer.

Sus padres no tocaron más el tema desde ese momento, y no porque les molestara o no la apoyaran, todo lo contrario, lo hicieron para evitarle a Sara una serie de incomodidades, ya que para ese entonces, la muchacha todavía sentía retraimiento por el tema con sus padres.

Lo cierto es que esa noche, los padres de Sara conocieron a su amor y estaban felices, decidieron irse a un hotel, porque habían llegado de sorpresa y estaba claro, que su hija quería y necesitaba privacidad, luego de semejante entrada.


Las mujeres ya estaban solas, Sara secaba los vasos, dando fin a su fiesta sorpresa. Aurora llegó por detrás y la abrazó, introdujo ambos brazos debajo de su camisa a la altura de la cintura y la tomó por largo rato mientras olía su cabello.

Aurora: Estoy feliz de tenerte así, no sabes cómo valoro este momento, soy feliz a tu lado amor mío.

Sara sonreía y cerraba los ojos, disfrutando del momento.

Aurora: Semejante oso que hicimos al llegar, te juro que quería que la tierra me tragara.

Sara se volteó para quedar de frente a Aurora.

Sara: Pues yo también estaba apenada, pero Olivia me dijo algo que es bastante cierto. Me recordó que por poco pierdo la vida este año, que tome este bochorno como una experiencia y que celebrara porque tenía a mis amigos, a mis padres y a la mujer que amo en una misma sala, que diera las gracias y es definitivamente tiene la razón, más que abochornarme, tengo mucho que agradecer.

Aurora sonrió al escuchar las sabias palabras que salían de la boca de Sara, la besó, merecían ser besadas lentamente. Se abrazaron con fuerza y se metió en su cuello, con el cabello con la cara y se susurró al oído.

Aurora: Quiero hacerte el amor en cada rincón de este departamento.

Sara: Soy toda tuya, hazme lo que quieras, termina lo que empezaste, sé que no te gusta dejar las cosas a la mitad.

Aurora soltó una carcajada.

Aurora: Qué conveniente de tu parte, le dijo mientras comenzaba a besarle el cuello.

La punta de los dedos de Sara se paseaban suavemente por debajo de la blusa de Aurora, recorrían cada centímetro de su espalda, mientras sentía sus labios entre el cuello y la oreja. No tenían prisas, estaban en paz con todos, sus teléfonos celulares no sonarían, nadie las interrumpiría.

                                                                                           ***

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