Había pasado un mes desde la última lágrima derramada por Sara, el mismo tiempo que tenía sin ver a Aurora. Su vida estaba tomando una exquisita tranquilidad, se había convertido en ir del trabajo a su casa, sin grandes eventos que contar, ni recuerdos que escribir, era una vida rutinaria, pero la valoraba, tomando en cuenta que el último año había sido muy convulsionado.
Todo ese tiempo le había ayudado a pensar en lo que quería, no sabía si realmente estaba olvidando a Aurora, pero la tranquilidad era algo que podía palpar sin su presencia, sin embargo, no la había visto, y esa sería la prueba de fuego.
Durante semanas evitó todo contacto, pero le daba el crédito por no rendirse, porque había quedado claro que era lo último que haría, Aurora le había escrito probablemente todos los días, pero Sara nunca cedió ante la tentación, porque si era cierto que estaba tranquila y en paz, sola, no era menos cierto que añoraba una guerra como solo ellas sabían dársela.
De repente pensó en sus encuentros sexuales con Aurora y una electricidad le recorrió el cuerpo, la respiración se le aceleró, fue un flash que le sacó una sonrisa, "sí que la pasamos bien", pensó. De pronto sintió extrañarla, pero alejó todo pensamiento de su cabeza y la seriedad volvió a su rostro.
Salió a almorzar, quería consentirse con una rica comida, después de todo era su cumpleaños, una buena excusa para darse un gusto.
Suena su teléfono por onceava vez.
Sara: Hola Olivia, ¿cómo estás?
Olivia: Hola amiga, Feliz cumpleaños.
Sara: Muchas gracias.
Olivia: ¿Aun sigues molesta porque te hice esa llamada para ayudar a Aurora?
Sara sonrió y le dijo que ya la había perdonado.
Olivia: ¿Y en dónde estás ahora?
Sara: Acabo de salir de la oficina a almorzar, me quise dar un gusto.
Olivia: ¿Y con quién andas?
Sara: Pues ando sola.
Olivia: ¿Cómo que sola en tu cumpleaños?, en qué restaurante, te alcanzo.
Sara: Estoy en el restaurante de sushi cerca de la oficina, en la calle Paz, se llama Sushipon.
Olivia: Perfecto, en 30 minutos estaré por allá.
Mientras Sara ordenaba y esperaba a Olivia, vio el carro de Aurora estacionarse en el restaurante, sintió rabia porque creyó que su amiga la había vuelto a traicionar, sin embargo, la gerente descendió del automóvil, y del lado del copiloto, una rubia, alta, no tan femenina.
Sara se puso alerta y trató de no ser vista, pero estaba atenta a todos los movimientos de las mujeres quienes entraron al restaurante y para su tranquilidad se ubicaron al otro extremo del local.
Sintió pena, un cúmulo de sentimientos tenía por dentro. Se decepcionó porque a pesar de insistirle para volver, ya Aurora salía con alguien más; se sintió traicionada, la mujer a quien ama, estaba dejando de lado ese amor; se molestó y entristeció porque ya había pasado la mitad del día de su cumpleaños y Aurora no lo había recordado, sintió muchas emociones, pero ninguna fue capaz de sacar ni una sola lágrima: no ese día, no en ese momento, ni ese lugar, Sara se mantuvo intacta.
Llegó Olivia.
Olivia: Hola amiga, feliz cumpleaños, ¿cómo has pasado tu día?
Sara: Realmente estoy muy bien.
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¡Cuando toca, toca!
RomanceLa historia de dos mujeres heterosexuales que consiguen en la otra una nueva manera de amar. Una novela que refleja las vivencias de mujeres que nunca se conocieron como lesbianas pero que viven la pasión con mucha confianza a pesar de las dudas y l...