Parte 30 - Adiós

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Aurora no daba más, se sentía colapsada, emocionalmente estaba deshecha, se consideraba en una encrucijada, temía tomar la decisión incorrecta, porque una mala postura en ese momento podría quebrantar la relación con alguna de las personas que más amaba; eran amores diferentes, pero importantes.

Trataba de tomar aire, la pelea con Sara la había dejado exhausta. Escuchó su teléfono sonar y respiró profundo para centrarse. Era Sara con su mensaje fulminante. Aurora no daba crédito a lo que leía, frunció el ceño y se sintió desechable, no podía creer que Sara la hubiese terminado por decidir apoyar a su hermano, cuando ella lo culpaba sin pruebas.

Decidió llamarla, no quería tener esa conversación a través de texto.

Sara está tomando sus medicamentos, cuando repicó su móvil. Notó que era Aurora y se acrecentó su molestia.

Sara: Aló.

Aurora: Sara, ¿me puedes explicar qué es eso de "tu ex"?

Sara: No creo que tenga que explicártelo, fui lo suficientemente clara. No puedo estar al lado de una mujer que prefiera apoyar a quien me agrede, sé que no tengo pruebas, pero no las necesito, sé que fue él y habrá un momento en el que te darás cuenta lo equivocada que estás, le dijo en casi una sola respiración.

Aurora: Pues así será, es una lástima que nuestra relación esté terminando de esta forma, es triste que tu arrogancia se sobreponga al amor que dices tenerme. No estoy dispuesta a regresar, porque si piensas que un ser tan importante para mí es capaz de una atrocidad como la que te pasó, entonces no mereces estar en mi familia.

Sara lloraba desde el otro lado del teléfono, se preguntó mentalmente: ¿Esta es realmente mi Aurora?

Sara: Me confirmas con tu actitud que definitivamente todo se acabó. Estás ciega y cuando esa venda se caiga, te darás cuenta de lo tarde que es, no tengo necesidad de culpar a una persona erróneamente, pero sé que es culpable, no me disculparé y tampoco cambiaré mi forma de pensar. Realmente estoy decepcionada de ti, cuando todo esto se aclare y quieras remediarlo, ya no habrá posibilidad. Nuestra relación fue debut y despedida, nuestro amor, si así puedes llamar a lo que sientes o sentías por mí, fue efímero; estas cicatrices que estás causando serán imposibles de borrar.

Aurora: Me encargaré de demostrar la inocencia de mi hermano. Y cuando eso ocurra te lo haré saber, así como te informaré lo feliz que estoy por no involucrarme con una persona que no me escuchó, qué pretendes, que le dé la espalda a mi familia y crea en una mujer que me sedujo por dinero, o piensas que he olvidado eso. Lo tengo muy vigente, créeme. Mi hermano ha sido excepcional toda la vida y no me iré contra él por la opinión de una recién llegada a mi vida. Por cierto, te confirmo algo y usaré tus mismas palabras: es la última vez que me voy de ti, porque no regresaré.

Sara lloraba profusamente mientras escuchaba, sus palabras le dolían hasta lo más profundo, sus lágrimas corrían, su mentón se arrugaba con pucheros, tenía mucho sentimiento, porque sabía que tenía la razón y que estaba perdiendo definitivamente a la mujer que amaba con el alma entera.

Sara: Esta bien Aurora, te doy la razón, ya no puedo más, no sé si estás hablando desde la rabia, la ira o la inconsciencia, pero me dueles mucho, me duelen tus palabras. No te sabía tan fría y ofensiva, entiendo que pongas el pecho por defender a Rafael, pero esto ya fue demasiado. El que no merezca estar en tu familia, como me dijiste, no lo olvidaré, recordaré esas palabras cuando quieras volver. Y te las repetiré cuando reciba tu llamada, tu mensaje o tu carta pidiéndome perdón.

Aurora: No volveré, eso puedes tenerlo por seguro.

Sara: Pregúntale a Rafael si es culpable, enfréntalo, a ver si es capaz de negarlo. Todo lo que se propuso lo logró. Nos separó, ¿no te das cuenta que ese era su objetivo?, ¿no te das cuenta que actuó por celos?, ¿no te das cuenta que a mi casi me matan y a ti no te tocaron ni un pelo?, ¿no te parece curioso que nadie supiera de nuestra relación y de la nada aparezca un extraño homofóbico a agredirnos?, esos hombres fueron enviados por alguien, alguien que sabía de nuestra unión, y solo cuatro personas sabían, Fernando, Olivia, Salvador y Rafael.

¡Cuando toca, toca!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora