Parte 26 - Mi heroína

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Aurora se fue de la habitación sabiendo que no podía hacer valer su derecho como novia de Sara, sus amigos no se lo permitirían y no era un momento para discusiones.

Pensó en el señalamiento que le hizo a Rafael. En frío le pareció descabellado pero también le pareció posible. No sabía qué creer, se sentía paranoica por la amenaza recibida. No estaba dispuesta a terminar a Sara, por lo que encontrar a quien le envió el mensaje, era primordial.

Caminó por el hospital, no se fue, quería estar cerca de Sara en caso de que despertara.

Sonó el teléfono. Era Camilo, su hijo.

Camilo: Hola mamá, ¿cómo estás?, hoy es fin de semana y no estás en casa, ¿qué ha pasado?

Aurora: Hijo mío han pasado muchas cosas, yo estoy bien, pero necesitamos conversar, tú ya eres un hombre y mereces saber toda la verdad, toda mi verdad, por favor veámonos en el Cafetín del Hospital Diego Duque.

Camilo: ¿Qué haces en el hospital, ha ocurrido algo grave?

Aurora: No hijo, estoy bien, ven y aquí conversamos.

Aurora sentía que era momento de revelarle a su hijo mayor la realidad de su vida actual, pero eso no significaba que no estuviera muerta de miedo. Temía que reaccionara como su tío Rafael.

Pasó una hora, Aurora estaba esperando a Camilo. Se había tomado su segundo café, las manos le sudaban, quería salir corriendo y no tener que enfrentarlo, pero era inevitable, Camilo cruzaba la puerta del lugar acordado y fue hasta su mesa.

La saludó y abrazó con cariño.

Camilo: ¿Qué pasó mamá, por qué estás en el hospital, qué sucede?, estás súper demacrada.

Aurora: Hijo son muchas cosas las que debo contarte, pero necesito que no me interrumpas, si lo haces, no sé cómo voy a continuar.

Camilo se extrañó de la forma de hablar de su madre, estaba exhausta, extenuada, resignada, triste, nerviosa. Podía ver su gran esfuerzo para no llorar, se veía que estaba atravesando una seria situación y quiso ayudarla.

Camilo: Te escucho mamá, no te sientas presionada, di lo que tengas que decir sin preocuparte, yo te entenderé y lo que esté mal, lo vamos a solucionar.

Aurora: Camilo, yo sigo siendo tu madre, la misma que te ha amado desde que supo que te tendría. Lo que voy a decir no representa ningún cambio entre nosotros, es solo para mí y aunque no lo parezca por el momento, yo estoy feliz con todo lo nuevo en mi vida, no te estoy pidiendo permiso, solo te estoy pidiendo tu apoyo, tu comprensión y tu amor...

Camilo la miraba de forma capciosa, no se imaginaba lo que su madre le diría, pero quería que lo soltara de una vez.

Aurora: ...Yo nunca me había sentido tan viva hasta ahora, amé a tu padre y él me dio dos hermosos regalos que son tú y tu hermana, pero eso ya pasó y ahora yo soy una mujer nueva.

Camilo: Si mamá, ya sé que papá y tú se divorciaron irremediablemente y por mí no hay problemas, me encanta que, según tus palabras, hayas rehecho tu vida.

Aurora: Por favor, no me interrumpas.

Camilo: Perdón madre, continúa.

Aurora: Quizás lo que vaya a decirte es un poco fuerte para ti, como lo fue para Rafael, quien me apoyó en primera instancia y luego su pensamiento cambió. Yo estoy decidida a seguir mi vida como se me está presentando y debo decir que en una habitación de este hospital hay una persona de la que me enamoré perdidamente, estoy realmente agradecida con la vida por haberme puesto el amor en mi camino nuevamente. Luego del divorcio con tu padre no pensé que me volvería a sentir tan mujer como hasta ahora, esa persona me revivió, le volvió a dar sentido a mi vida y ahora no reacciona, porque dos hombres nos atacaron anoche.

Camilo: Mamá cuánto lo siento, realmente lamento mucho que hayan sido atacados.

Aurora: Ese es el detalle, no fuimos atacados, fuimos atacadas.

Camilo: ¿Cómo?, no entiendo.

Aurora: Hijo, mi nuevo amor es una mujer, es una hermosa joven y ahora está en una delicada situación, porque alguien que nos conoce nos mandó a hacer esto, y sé que es así porque recibí un mensaje de texto, donde me piden que la deje o le podría pasar algo peor. Sé que todo esto es impactante, pero necesitaba decirlo, Sara, así se llama ella, es una joven periodista de 25 años...

Camilo: Mamá es casi de mi edad, y es una mujer, se contrarió el muchacho.

Aurora: Si, lo sé, sé todo eso pero en el corazón no se manda, la amo Camilo y necesito que tú me apoyes, que veas más allá de los prejuicios y valores, lo feliz que me hace.

Camilo: Ya va, déjame procesar toda esta información. ¿Me estás diciendo que tienes un nuevo amor, es una mujer, tiene casi mi edad y que alguien envió a dos delincuentes a golpearla para que se dejaran?, parece una película.

Aurora: Pero no lo es, es todo cierto y estoy sola ahora.

Camilo: Y explícame por qué mi tío te apoyó al principio y luego te dio la espalda.

Aurora se sintió triste, bajó la cabeza, mientras daba vuelta a un anillo en la mano izquierda. Era nerviosismo.

Aurora: Pues, Rafael y Sara se conocían desde antes que yo apareciera y a Rafael le gustaba mucho, está enamorado de ella, pero ella se fijo fue en mí; yo no tuve nada que ver, de hecho intenté que se alejara cuando lo supe, pero el sentimiento fue más grande y cruzamos muchas líneas para llegar aquí.

Camilo: ¿Desde cuándo viene pasando?

Aurora: Hace más de un año. Y tú conoces a Sara, ella fue al cumpleaños tus abuelos, es la joven pelirroja.

Camilo: ¡Por Dios mamá, un año! ¿Y hasta entonces me lo dices?

Aurora: No es fácil este proceso, no está siendo fácil ahora y no lo sería nunca. Hasta ahora me siento preparada.

Camilo: Mamá, todo esto me está tomando por sorpresa, no es fácil para mí entender todo lo que me estás diciendo, pero debo confesarte que no hay nada más importante para mí que tu felicidad, tú toda la vida te has preocupado y ocupado de nosotros y ya es momento de que pienses solo en ti, te daré un consejo: sé egoísta con ese amor, tu siempre nos has dado libertad de amar a quien queramos, de ser libres de decisiones y ahora te digo lo mismo, no permitas que nadie te limite con opiniones negativas, esas siempre las habrán, pero está en ti sobreponerte a eso. En cuanto a mi tío, no te preocupes por él, deberá entender que en el corazón no se manda.

Aurora lloraba mientras escuchaba las maduras palabras de su hijo, se sintió feliz y plena de decirle la verdad y de que lo entendiera y la apoyara. Lo abrazó, sentía que todo comenzaba a tomar forma, ya contaba con un aliado.

Aurora: Gracias Camilo, ahora veo qué bien hice mi trabajo, formé a un hombre amoroso y tolerante, muchas gracias por esto hijo.

Camilo: En cuando a Raquel, no te preocupes por ella, yo me encargaré de hablarlo.

Aurora: No, prefiero hacerlo yo.

Camilo: Pues entonces estaré contigo para apoyarte. Yo siempre te apoyaré mamá, mientras seas feliz, yo soy feliz, eres mi heroína.

El teléfono de Aurora vibró y rompió las bonitas palabras de Camilo. Su día comenzaba a mejorar. Sara había despertado.

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¡Cuando toca, toca!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora