Capítulo 37

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Abro los ojos y me quedo sonriendo mirando a Raúl mientras duerme. Tiene una manera extraña de dormir boca abajo abrazando una almohada. Suspira y yo sólo me acomodo de lado para seguirlo observando.

Son las 7 de la mañana, no quiero despertarlo. El entrenamiento es hasta las 9.

Acaricio su mejilla y él se mueve sin despertarse. De la nada siento cómo mi corazón se arruga como una pasa. Mis ojos se llenan de lágrimas y empiezo a llorar.

Una lágrima tras otra.

Por arte de magia abre los ojos y frunce el ceño cuando me ve llorando. Me siento a la orilla de la cama intentando disimular pero se incorpora de inmediato y me abraza por la espalda.

-¿Qué sucede, amor? -Besa mi cabeza y me abraza fuerte mientras yo sólo lloro como idiota.

-Tengo miedo de perderte, no soporto la idea... -me abraza más fuerte.

-Pero no me voy a ir a ningún lado y si me voy tú vas conmigo... no vas a perderme -besa mi mejilla y logró ver una vez más el tatuaje que se hizo. Lo acaricio y entre lágrimas, sonrío.

-Este fue un hermoso detalle -me tallo los ojos -Soy una chillona, perdóname

-Nada de eso -me besa -Vamos a desayunar, ¿Quieres? -sonrío.

-Vamos

***

Raúl tiene que irse a entrenar pero le marcó a Miranda dejándole mil indicaciones para que me cuide.

Da vueltas haciendo tiempo en lo que ella llega.

-Amor, ve a entrenar. No va a pasar nada

-No. Miranda no tarda en llegar -el timbre suena y corre a abrir en lo que yo me levanto para desentumir mis piernas.

-Hola, me traje a los niños -entra sonriéndome y me abraza mientras André y Antonio hacen pucheros porque les dijo niños.

-Debo irme, las veo al rato -se acerca y me abraza fuerte lo cual me sorprende -Te amo, acuérdate de eso siempre

-Y yo te amo a ti -me besa como si fuera la última. Sus hermanos se hacen los desentendidos y él sólo me besa haciendo que no quiera que se vaya.

-Te veo al rato -me suelta y desaparece.

***

Debo decir que Miranda es una buena acompañante. No me deja sola ni para ir al baño. Los chicos juegan vídeojuegos mientras nosotros platicamos de muchas cosas en la cocina.

Mi hermano no tarda en aparecer con helado en la mano. Me da mucho gusto verlo tan feliz. Jamás creí que él y Miranda serían novios. Jamás.

Mi celular suena y sonrío al ver un mensaje de Alonso.

-"Te extraño :("

-"Yo también :'("

-"Prometo que en cuanto salga me voy rápido. ¿Quieres que te lleve algo?"

-"Un besote ^3^"

-"Jajaja llegará. Te dejo. Te amo"

-"Te amo" -Mi hermano me mira levantando una ceja y luego se ríe.

-Decir que estás enamorada es poco.

-Lo sé -me abraza y besa mi cabeza

-Me alegro tanto... mereces la felicidad que tienes -sonrío.

-¿Alejandro? ¿Lo has visto?

-Sí, ahora que tiene empleo está muy ocupado en ello. Su mamá se fue hace un par de días

-Me alegro mucho por él. Me gustaría si platicáramos pero ya habrá momento. Le debo muchas cosas. Lo quiero y mucho

-Lo sé. Lo que pasó no es culpa ni de él ni tuya -asiento.

-Lo sé pero nos cambió la vida y es algo por lo que no puedo hacer nada. Ahora estoy feliz y sé que él tendrá la misma felicidad en poco tiempo -mi hermano me abraza nuevamente y luego me conduce a la sala donde los hermanos de Alonso juegan con toda la emoción del mundo.

***

Mi celular vuelve a sonar con un mensaje de Raúl avisando que ya viene para el departamento.

Sonrío y me levanto para buscar un poco de jugo. Miro la hora: 2:34 p.m.

Me la he pasado muy entretenida en toda la mañana. Ya planeé hacerme el mismo tatuaje de Raúl pero con su nombre. Quiero hacerlo.

-¡Otra vez perdí! -grita molesta mientras sus hermanos mueren de risa.

-Estás ante el mejor del mundo... -Mi hermano se ríe de verla molesta y yo me río de verlos a ellos.

-¿Quiere jugar, Irlanda? -pregunta Toñito

-Soy muy mala con eso -se ríen.

-No creo que más que Tiaré -Miranda les saca la lengua y yo me siento para intentar divertirme en lo que Alonso llega.

Siento que ya pasaron HORAS desde que Raúl avisó que venía. Miro la hora: 3:20 p.m. Debe haber mucho tráfico.

Sigo enrrollada en el relajo con los chicos pero no estoy tranquila.

2 horas...

3 horas...

4 horas...

-Miranda, Raúl ya tardó. Hace cuatro horas que me dijo que ya venía.

-A ver, tranquila. Márcale

-Ya lo intenté y no suena -mis manos empiezan a temblar -Van a ser las 7 de la noche. Él no llega tarde nunca y si se atrasa me avisa

-Diego debe saber -Miranda toma su teléfono y le marca. Se muerde las uñas en lo que espera que responda -¡Diego! ¿Está Raúl contigo?... No me digas eso... ¿Desde qué hora?... No, no ha llegado. Ya estamos preocupados... Sí, está bien. Gracias -Y cuelga.

-¿Qué pasó?

-No está con él -su rostro muestra preocupación -Vamos a esperar un poco más. Tiene que aparecer -me siento en el sofá mordiéndome las uñas. Algo no está bien.

***

Las 11 de la noche y no hay señal de Raúl.

-No, esto ya no es normal... Algo le pasó -Miranda se levanta

-Algo tenemos que hacer

-Vamos a avisar a las autoridades -Propone Diego. Alexander bufa

-No harán nada. Ya saben que hay que esperar un mínimo de 48 horas para reportar -las lágrimas se acumulan en mis ojos y mi corazón no deja de latir fuerte.

-¿Dónde estás, mi amor? -susurro mientras me abrazo sola y bajo la cabeza.

El timbre suena y corro a abrir con todos detrás de mí. Martha y don Raúl entran con el rostro desconcertado. Martha tiene la nariz y ojos rojos. Me mira y luego mira a su esposo.

-Mamá, ¿Qué sucede? -los hacemos entrar pero ellos siguen sin decir nada -¡Mamá!

-¿Raúl? -Pregunta Martha. Las lágrimas salen de mis ojos y niego -¡No puede ser! -se descontrola por completo y nosotros no reaccionamos. Miranda empieza a llorar y yo no sé qué hacer. Estoy en shock.

-¿Qué fue lo que sucedió?

-Alguien nos llamó por teléfono. No reconocimos la voz... -dice don Raúl.

-¿Qué querían? ¿Qué tiene que ver Raúl?

-Lo tienen secuestrado... -murmura llorando y yo siento como si acabaran de darme con un martillo en la cabeza.

No, no, no. Por favor no...

"Soy de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora